EL OJO DE DIOS
CAPÍTULO I Las figurillas talladas, en algún material que imitaba la madera, no dejaban de llamarme la atención. Realmente estaban muy bien definidas. La trompa, las orejas, el contorno del cuerpo, incluso, las extremidades. Todo resultaba armónico y, por qué no decirlo. Agradable. Aunque no se trataba de un asunto estético. Iba más allá de...