Una abuela
Isabel no pretendía cambiar su vida, de hecho, la sola idea de querer regresar al pasado, jugando el juego mental de las eternas posibilidades ya le parecía absurdo; sobre todo porque durante años jugó en ese desahogo donde no se gana jamás. Además, esa partida estaba descaminada desde el principio. Isabel ya estaba muy vieja...