Lo pagarás y por el pie izquierdo comenzarás
Mirarlo a los ojos inspiraba temor y respeto, dicen que parecía un roble con el corazón helado, para nada era un buen tipo y se asemejaba a un forajido del viejo oeste. Conocido en su pueblo y en los aledaños, más por cabrón que por buen peregrino, todos saludaban con vehemencia a «Don Pancho Murillo»....