En sus recuerdos
Ahí iba de nuevo con lo de la panadería. Siempre era el mismo cuento y mi abuelo ya no daba más. Andaba encorvado, sus pies apenas susurraban por la madera y tenía una hernia sin tratar. Ella ya no tenía la culpa de nada y eso también agotaba. ¿Un tecito?, dijo la abuela. No, gracias,...