Fuego interno.
Siento la brisa gélida que desprende la nieve a la par de mi paso parsimonioso, giro levemente mi rostro, la veo a ella tan sonriente que apenas me hace notar este frío. Tiene esa sonrisa tan contagiosa, que es imposible no sonreír al unísono. La veo caminar a «saltitos», brincando y danzando por la nieve...