Hemos llegao, sin D
Cenamos como lo hacíamos habitualmente, una comida digna de un martes, un niño por dormir y un embarazo en curso transitando silenciosamente, ah… por cierto, mi marido había preparado una sobremesa exquisitamente inolvidable. Podemos hablar? – me dijo con voz y semblante inquietante – quizá, si hubiera sido más intuitiva, tendría que haberme dispuesto más...