Selva Negra
Era una mañana fría de primeros de otoño. A los geranios casi no les quedaban flores y los pétalos rojizos y blancos se arremolinaban en el patio. Estaba barriendo cuando la vi calle abajo y la invité a desayunar. La piel canela, el escote precioso. Hablamos poco, ella debía coger un tren. Y...