La sonatina de la abuela Guillermina
Mi abuela Guillermina era maestra. Le encantaba declamar poesías. Es como si la estuviese escuchando con su voz melodiosa y entonada, recitar versos y versos. Su favorita era la Sonatina de Rubén Darío. La escuché tantas veces de sus dulces labios que aún la recuerdo sin leer. Cuando cumplí los dieciséis años, mi querida princesa...