Está todo listo
Francisco, desde el hospital, jura que sus intenciones no eran malas, que volvió del trabajo a la hora que solía hacerlo, limpió sus pies en la estera, entró como siempre a su casa, cerró la puerta sin golpearla, dejó su maletín y su abrigo y se dirigió a la cocina. Jura por lo que más...