Causalidad
Quizá estaba predestinado conocerte esa tarde, al pasar por delante del Taller de Escritura, la causalidad fue que perdiese el autobús, y me dispusiera a recorrer esos pocos kilómetros a pie. Estabas allí plantado en la puerta, esperando ¿quién sabe qué? la causa se me escapaba. Te miré, y recibiste mi mirada, atrayente, sinuosa, advertiste...