Desencarcelamiento
Aquel joven oyó la llave que desatrancaba la puerta; intrigado quedó al ver dos personas que ocupaban el dintel, mas su semblante se iluminó al reconocer en el umbral a su progenitor junto al guardián. El chaval grito ¡Padre! Consternado ante su aspecto. El carcelero se apartó pudiendo unirse en férreo abrazo. – Padre mío...