Sucedió en un coche.
Las gotas de lluvia golpeaban cada vez más fuerte sobre la ventana, las nubes cubrían el cielo y el callejón al que me había enviado el GPS se oscurecía por momento. Llevaba más de veinte minutos esperando a la persona con la que compartiría las próximas dos horas de viaje hasta Madrid. Revise nuevamente el...