Por momentos un viaje en Ruta costeando el Rin, puede llevarnos a destinos tan diferentes.
No sólo hablamos de los destinos físicos, perderse por los campos de trigo, entre pueblo y pueblo, el mar de oro lleno de espigas prontas a cosechar, puede hacernos sentir más cerca del sol, pero debemos procurar no quemarnos en esos pensamientos, el desastre podría ser atroz.
Mayo de 2018.
Eran las 8 de la mañana.
Habían salido muy temprano desde Cléveris, donde nace el río Rin y planeaban ir hasta donde éste terminase.
<<¿cuán fuerte es la cordura cuando se descubren cosas del pasado?>>
Esto mismo pensó Silke, sentada en el asiento del acompañante, era un Mercedes de los 80, un poco maltrecho, pero nada que un lindo viaje no pueda hacerle olvidar incluso al motor roncoso.
Manejaba Sigmund, habían compartido unos 8 años viviendo juntos, creían que no había más por contar de sus vidas ya pasadas.. cuando Silke, perdida en ese campo de espigas, flotando a la velocidad del GLS maltrecho, sintió que una de las espigas se clavó en sus dedos..
En su mano derecha, sintió un líquido caliente correr.. al mirar, vió llamas de fuego salir de sus venas… (empezaba a quemarse el campo) y ella ahogada en ese sueño, con sus ojos bien abiertos mirando por la ventana, comenzó a llorar.
<<¡no puedo gritar!¿qué me está pasando?>>
-¿Silke? ¿Estás bien? – preguntó Sigmund un tanto preocupado, no entendía el por qué del llanto – ¿Silke? ¿Me oyes?¿Quieres que frene?
Como no recibía respuesta, decidió ponerle una mano en el pecho a Silke, provocando que ella alejara la vista de la ventanilla y por fin pudo respirar… un alarido de alivio salió de su garganta y el llanto se hizo más profundo.
-Danke! Sig- reparó entre su incontenible llanto.
-No es nada, ¿estás bien? ¿que ocurrió?
-Eso mismo es lo que no sé, mas bien.. ¿Cómo fue que ocurrió?
-¿Was? ¿De qué estás hablando?
-Cuando miraba el campo de trigo, me sentí en medio de él, sentí la brisa correr en mi cara, el sol calentando todo mi cuerpo, cerré los ojos y de pronto… tenía 5 años… estaba en la casa donde crecí..
-…
-…
-¿Y qué pasó?
-Era la habitación de mis abuelos, estaba en la cama de ellos, esa noche no vendrían porque algo había ocurrido con un amigo de ellos y se quedarían con él.
<<no va a creerme, no lo debería decir… se burlará, debo inventar algo>> pensaba Silke mientras se formaba un silencio misterioso, que más intrigaba a Sig. No sabiendo por qué, incluso dudando de que Sigmund le creyera.. Silke contó la verdad, su verdad.
-¿entonces?- dice Sigmund.
-Entonces con mi hermana Gitta decidimos quedarnos en la habitación de ellos.. fue entonces cuando…
-¿Cuando…?¿Qué pasa Sil, puedes decirme lo que sea, lo sabes?
-No es eso, es que no puedo hablar… – su llanto comenzaba a aflorar como las freesias en primavera, tan llenas de fragancia que hacían sentir un ahogo espantoso en sus pulmones.. la opresión era mas de lo soportable y prefería callar antes de morir en el intento por hablar de algo que no sabría si le creerían.
Su auto prejuicio porque le crean, siempre la hacía callar, había vivido a la sombra de Gitta, que era para casi todos los de su entorno, la hija perfecta. No sólo para extraños, sino también para su propia madre, Silke sabía con certeza que Gitta era la preferida… y por ello, jamás se sintió apoyada por su familia, era como un estorbo para la carrera y soporte que debían darle a Gitta, que era diez años mayor que ella.
-¡Me Besó! – escupió de sus labios, como un insulto inapropiado en una cena de beneficencia.
-No entiendo- sentenció Sigmund, con toda su expresión de asombro, si hubiese aparecido un fantasma amenazando su vida, no hubiese estado tan estupefacto como estaba.
Llorando desgarradoramente, repitió.. – Me besó, como se besaba con su novio, ella dijo que me mostraría un juego que hacen con su novio.. y me besó, invadiendo toda mi niñez con su lengua en mi boca- sintió nuevamente ahogarse… tosió, escupió en un pañuelo y volvió a toser , generando una arcada de asco.. y lloró, lloró como nunca antes…su sensación era la de estar naufragando, tragando litros y litros de lágrimas.
Habían pasado unos 21 años desde ese horripilante y estremecedor acto hacia su niñez… y recién lo había descifrado, Gitta , a quién ella admiraba, se había aprovechado de su inocencia para… solo ella sabe qué. Ese momento tétrico cuando desbloqueamos un mal recuerdo, es estremecedor, más cuando uno de niño no lo siente como algo amenazador, ya que la inocencia no permite ver maldad en los demás, los niños ven al mundo con sus ojos de amor e ingenuidad, pero cuando repasamos un recuerdo en la adultez y nos damos cuenta de la realidad, ese niño que aún espera en nuestro interior, se lastima, llora, sufre, porque ve su integridad devastada.
Silke tenía miedo de no recordar más y que algo peor haya ocurrido, pero por más que hacía fuerza, no lo lograba, todo estaba en negro luego de eso, como una película velada.
-¿Me estás diciendo que Gitta abusó de ti?¿por qué no lo has dicho antes? ¿quizás estás confundida, puede ser que haya sido un mal sueño? eras muy chica…
Definitivamente de quién menos esperaba ésta reacción Silke, era de Sigmund, pero ahí estaba viviendo ese momento incómodo con él, sin saber qué más saldría de su boca para empeorar el sentir de ella.
<<¡oh mann!>>
-Justamente, porque era muy chica, estoy muy segura de lo que siento y que es verdad lo que estoy contándote, sos el único que sabe esto. Y no sé por qué lo hice, pensé que en ti encontraría comprensión.
Silke sintió una puntada en su mano derecha, miro su mano y no tenía nada.. La discusión seguía en direcciones opuestas a la que ella hubiese esperado, estaba siendo juzgada por su pasado, sentía ser la causante de su desgracia con sus 5 años, cosa que a menudo la gente suele hacer, culpar a la víctima, incluso disfrazar en buenas intenciones sus preguntas inquisidoras, como consejo les diría que no lo hagan, dejen que la víctima cuente hasta donde siente que puede, háganla sentirse a salvo, que ya bastante sufre al revivir una aberración.
Volvió a sentir una puntada en su mano derecha y al bajar la mirada estaba de nuevo en el campo de trigo.. sentía nuevamente la brisa y el sol y en su mano derecha un líquido caliente correr.. al mirar, vió llamas de fuego salir de sus venas… (empezaba a quemarse el campo)
Una mano cual barra de contención, se cruzó por su pecho, que al empujarla la afirmó a un asiento, abrió los ojos.. un alarido de alivio brotó desde su garganta, estaba sentada en el mercedes, de motor roncoso…
-Silke, estas llorando… ¿estás bien?
-Ja!… estoy bien ¿qué hora es?- Dijo con desconcierto.
-El reloj está en mi chaqueta, la que traes puesta..
-Si, gracias…
Al introducir su mano derecha en el bolsillo, sintió una puntada, sacó el reloj junto a una espiga de trigo que se clavó en uno de sus dedos… Eran las 7:50 de la mañana.
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