2053
La humanidad presencia de pronto un avance nunca visto tras encontrarse un método barato y fiable de recolección del Helio 3 de la superficie de la Luna.
Por desgracia, pronto las grandes potencias mundiales comienzan a enfrentarse las unas a las otras por hacerse con el control de este isótopo radioactivo llevando el reloj atómico del juicio final en varias ocasiones demasiado cerca de las 12:00 de la noche.
2054
Tras la última gran crisis, los gobiernos deciden poner fin a estos enfrentamientos de una vez reestructurando la ONU de tal manera que este organismo se convierte en el primer gobierno global siendo su primera orden la de crear un ejército mundial llamado United Earth Space Force o (UESF) para salvaguardar la paz.
2057
Gracias al Helio 3, comienza a ser explorado en profundidad el Sistema Solar y a ser aprovechado comercialmente por algunas mega-corporaciones privadas muy poderosas creándose conflictos con las demás optando el gobierno por una solución salomónica. Tal solución, pasa por solicitar al gobierno una licencia de explotación por un periodo de 5 años, tras el cual esta empresa no puede volver a presentar una nueva durante los siguientes 10 años dando de este modo oportunidades a todas ellas.
2062
Alcanzado el primer ciclo de 5 años, las corporaciones comienzan a renegar de este acuerdo cada una por su lado sin obtener resultado alguno tan solo promesas, decidiendo finalmente crear una asociación que vele por sus intereses ante el gobierno bautizándola como Helios Resources International o (HRI).
2068
Tras las elecciones, el nuevo gobierno decide integrar a la HRI en su ejecutiva, adjudicándole la tarea de gestionar las licencias de explotación mineras del Sistema Solar así como la formación de los obreros gracias a que esta asociación, ha financiado en secreto la campaña del nuevo presidente presentando poco tiempo después una propuesta que cambiara el mundo, para siempre.
La humanidad esta estupefacta ante la propuesta del presidente Radhav. Nadie da crédito a lo que está escuchando y pronto comienzan las protestas ya que este hombre ha decidido convertir la Tierra en un santuario para que “el planeta comience a regenerarse” destinando una inmensa cantidad de fondos a la construcción de enormes estaciones espaciales que orbitaran Venus, la Tierra, la Luna y Marte dedicadas a la ganadería, agricultura e industria mientras otras, se convertirán en ciudades.
Pronto, enormes globos, ponen en órbita los cuerpos centrales de las estas estaciones espaciales gracias al Aerium, un gas noble sintético desarrollado y pagado por el HRI para tal fin por medio de la IA y la fusión nuclear siendo en bastantes ocasiones blanco de actos terroristas infructuosos dada la baja conductividad térmica.
A una altitud determinada, estas enormes masas activan sus propulsores iónicos alcanzando una órbita de 450 kilómetros donde son terminadas de construir empleando las recolectoras orbitales, pequeñas factorías que vagan por la órbita en busca de viejos satélites para capturarlos y descomponerlos en elementos básicos que luego son utilizados por las impresoras 3D con las que cuentan para construir piezas limpiando de este modo la órbita terrestre de basura espacial.
Una vez terminada, la estación espacial es traslada a su emplazamiento definitivo donde comienzan a operar al recibir a los operarios desmantelando de esta manera toda la actividad industrial del planeta Tierra de forma gradual.
2079
El desmantelamiento concluye a excepción del tejido industrial que se encuentra en China, Pakistán y algunos países sudamericanos provocándose algunos de los mayores enfrentamientos militares jamás vistos en la historia mientras millones de personas que habitan en las ciudades orbitales, trabajan donde les ordena la HRI tras seguir un plan personalizado de educación por un sueldo cada vez más escaso ya que el gobierno necesita sufragar los enormes costes de estas guerras
2098
Hoy
Lugar:
Polo norte de Titán. Lago Winnipeg
Refinería de gas metano Con-Am 27.
Labores llevadas a cabo.
Extracción y procesamiento de metano y etanol para las naves de la compañía.
Sobre la superficie, varios vehículos de diverso tamaño, persiguen a otro, el Mustang del Marshal, a gran velocidad por una inhóspita y fría llanura titaniana bastante alejada de la refinería.
A los mandos del vehículo perseguido, se encuentra un hombre de mediana edad, trata de defenderse de sus atacantes utilizando la persistente niebla provocada por la precipitación de metano para despistarlos sin demasiado éxito ya que uno de ellos, el buldócer, acaba embistiéndolo de lado haciéndolo dar varias vueltas de campana.
A duras penas, sale de entre los restos a gatas y jadeando dentro de su traje descubriendo que se encuentra completamente rodeado por hombres y mujeres armados.
-¿A dónde te crees que ibas?-. Le pregunta el que parece estar al mando agachándose junto a él para preguntarle por algo sin obtener la respuesta que busca. -En fin, eso ya no importa-. Añade poniéndose en pie, extrayendo de su cartuchera un arma con la que le dispara en repetidas ocasiones.
-¡Vamos banda de inútiles. Limpiemos todo esto!-. Ordena comenzando el buldócer a cavar una fosa donde acaban enterrados, vehículo y Marshal sin saber que en su puño izquierdo este hombre esconde lo que buscaban.
Capítulo 1
3 meses después
“Diligencia 7, permiso concedido para aterrizar en la plataforma 3”
-Roger Con-Am 27-. Contesta el copiloto de la nave mientras su compañero se concentra en la difícil tarea de realizar esta maniobra con vientos superiores a 150 km/h y una persistente niebla.
Gracias a su pericia, la Diligencia, como son apodadas estas lanzaderas, se posa con suavidad aunque para ello hayan tenido que sacrificar más combustible del deseado.
“Cúpula cerrándose” Anuncia el control de vuelo de las instalaciones añadiendo a continuación las rutinarias preguntas de seguridad. -60 nuevos trabajadores recién salidos del centro de instrucción y el nuevo Marshal.
“Roger, niveles de oxígeno y presión en verde. Pueden proceder con el desembarque”
-Confirmado. Desembarcando. Solicitamos reaprovisionamiento de combustible-.
“Concedido. 58 trabajadores esperando su turno para embarcar”
Mire donde mire, solo ve a personas con la mirada puesta en el suelo ya que a nadie le agrada encontrarse tan lejos de casa y lo que es aún peor, sabiendo que las posibilidades de no regresar con vida rondan el 40% en estas malditas refinerías y eso si la Con-Am respeta su contrato de 3 años y no ejecuta la prórroga de 2 más ya que el porcentaje de accidentes mortales en tales situaciones, se eleva al 60% a causa del agotamiento físico y psicológico pero los Nexar mandan y el trabajo escasea así que muchas personas desesperadas firman el contrato para que sus familias no se mueran de hambre en las atestadas ciudades orbitales.
Sin mediar palabra alguna con nadie, se abre camino esbozando una leve sonrisa al ver pintado en rojo sangre el apodo de esta nave bajo la cabina de mando.
Ya en la sala de espera, el cuerpo de seguridad de la compañía le pide que se identifique recibiendo un instante en su pulsera holográfica (HoloLink), la ubicación de su cabina.
“Nivel C. Dormitorios y recreo. Disfruten del día” Anuncia el tercer elevador que han tomado los recién llegados dedicándose nada más salir a buscarlos en su HoloLink.
<=»»> Se lamenta al ver que él también está haciendo lo mismo que los demás dando enseguida con su nueva residencia. -Estupendo. Una cama en la que apenas entro, una mierda de armario, del baño ni hablemos y en cuanto a la cocina… Creo que solo le faltan unas cucarachas para darle algo de encanto-. Bromea para si antes de examinar lo que parece ser el salón y el armero. -Bueno, al menos son hospitalarios-. Exclama al comprobar en su terminal que hay varias entradas de bienvenida.
Resignado, extrae de su diminuto equipaje la foto de su hija y mujer situándola cerca de la cama dedicándolas una breve sonrisa antes de acostarse.
Tras unas horas de sueño, se despierta y se ducha con calma repasando mientras desayuna, las entradas en su terminal. -¡Maldito hijo de puta!-. Grita al leer el nombre del gerente de la refinería invitándolo a su mesa dentro de 2 noches cuando regrese de una reunión a las enormes instalaciones que la Con-Am tiene en el mar Kraken. –No me lo puedo creer, ¡joder!-. Exclama golpeando la mesa con el puño para acto seguido, cubrirse el rostro con ambas manos mientras respira sonoramente.
¡Bizzzz, Bizzzz!
Zumba el timbre haciéndole levantarse para abrir.
-Bienvenido a la refinería. Mi nombre es Montone y soy uno de sus ayudantes. Eh venido a buscarle para enseñarle las instalaciones y presentarle al equipo así que si me acompaña, se lo mostraré todo-. Le explica un sonriente hombre con credenciales de sargento nada más abrir. -Está bien ya salgo deme un momento-. Responde de forma seria dirigiéndose a continuación al armero para extraer de este su arma reglamentaria.
Durante casi una hora el sargento lo pasea de un lugar a otro haciendo el recorrido para turistas sin dejar de hablar lo cual pone de los nervios al nuevo Marshal hasta llegar por fin a las oficinas donde le esperan sus otros 3 ayudantes.
Se trata de 2 hombres y una mujer bastante cansados lo cual le indica que su servicio ha sido prorrogado lo cual es una mala noticia.
<=»»>. Se dice para sí mismo mientras estrecha manos y se presenta con modales ingleses. -Veo que son tan habladores como Montone-. -El ya habla por los 3-. Le contesta la mujer que según sus tatuajes es una antigua marine del UESF. -Bueno Marshal O´Neil. Creo que ahora querrá conocer a su caballo así que acompáñeme a la cuadra-. Le pide el sargento Montone llegando en pocos minutos al dique de superficie tras coger el elevador A1. -Muy acertado el cartel. Me gusta-. Exclama nada más acceder al lugar conocido por todos como “El Hormiguero” ya que en este lugar la actividad es frenética.
-¡Eh Mike. ¿Ya lo tienes listo?!-. Grita Montone al interior del maltrecho Mustang. -¡Y una puta mierda. Aún tengo que cambiarle 3 emisores de plasma y hacer algo para disimularle las abolladuras a esta vieja lata!-. Le contesta una voz que el nuevo Marshal reconoce de inmediato.
-¡No me lo puedo creer. ¿Se puede saber qué coño haces tú aquí?!-. Pregunta sorprendido.
–¡O´Neil, cuanto tiempo. Ya ves, morirme de asco reparando chatarra. Lo único que me han permitido tras echarme a patadas. ¿Y tú?!-. –¡Lo mismo. Pudriéndome de destino en destino!-.
Excusándose con tener que atender otros asuntos el ayudante los deja solos decidiendo regresar al interior del Mustang para hablar con algo más de calma.
-Joder. No tenían derecho a echarte y menos después de lo que ocurrió. El muy cabrón está aquí ¿sabes? Y encima es el jefe, así que ándate con mucho ojo-. –Lo se Mike y me ha invitado a cenar dentro de 2 noches-. –¡No me jodas! Hazte un favor y esa noche deja la pistola en tu armario y no cojas nada afilado-. –Ja, ja, ja. Tan ingenioso como de costumbre. Tranquilo, no tengo ganas de enfrentarme a un pelotón de fusilamiento por el-. Bromea guardándose para sí mismo lo que le haría a esta persona si tuviese la oportunidad. -Está bien, tendré que creerte pero escúchame y esto va muy enserio. No te metas en problemas o acabaras desapareciendo como tu predecesor y ahora lárgate de aquí y no vuelvas hasta que yo te llame porque necesito ponerme a trabajar muy enserio en este cacharro para salvarte el pellejo antes de largarme por fin de aquí-. –¿Meterme en problemas quien, yo? Ja, ja, ja. Muchas gracias por el consejo Mike, te debo una cerveza-. -¡¿Solo una? Vete preparando la cartera amigo!-. Le contesta Mike haciéndole reír de nuevo.
Capítulo 2
La primavera titaniana trae consigo muchos peligros sobre todo para el personal encargado del mantenimiento del sistema de recolección ya que las suaves pero continuas lluvias de metano cubren gran parte del lago Winnipeg con una sustancia alquitranada parecida al petróleo que destroza los equipos y maquinaria cebándose sobre todo con los recolectores.
Si uno de ellos se daña, el protocolo de la empresa dicta que la recolección sea interrumpida de inmediato hasta concluirse las labores de limpieza teniéndose después que recuperar las horas perdidas, lo cual acarrea mucha presión a los equipos de mantenimiento.
“Obstrucción en el nº3”. Avisa el sistema de gestión de fallas al personal obligando a salir a la superficie a un equipo de mantenimiento a bordo de una «Barcaza».
-No quiero veros a ninguno solo. ¿Entendido? Muy bien pongámonos en marcha-. Les recuerda el jefe de equipo antes de separarse de la plataforma de amarre.
-Preparad las mangueras sónicas y no os distraigáis. Maldita sea, odio estos asquerosos chismes-. Se queja recordando el enorme número de accidentes que provocan cada estación por la intensidad de la onda que emiten para disolver el alquitrán.
Gracias a las potentísimas mangueras sónicas y las muchas horas de trabajo empleadas, la mancha va desvaneciéndose lo cual significa que ahora comienza lo realmente peligroso.
-Bueno chicos, ya sé que estáis hechos una mierda pero toca deshacernos de la porquería que se ha tragado el conducto así que… Jhonas y Bitat, os ha tocado el gordo-. Ordena el jefe del grupo mientras descansan en el suelo de la barcaza. –¿Otra vez? Joder, déjanos al menos comer algo mientras las mochilas se recargan-. Protesta Jhonas mientras su compañero se dirige al aseo para orinar.
Mientras su superior les recuerda de nuevo que el castigo por negarse a realizar la tarea encomendada acarrea una prórroga de 6 meses en su contrato, Bitat aprovecha para sacarse un diminuto cilindro de un bolsillo y beberse su contenido logrando que su corazón se desboque durante unos segundos.
¡Pum, pum, pum!
-¡Eh Bitat ¿Te la estas machacando? Sal de una vez que tenemos trabajo!-. Grita molesto Jhonas poniéndolo tan nervioso que el diminuto cilindro acaba cayéndosele de las manos sin darse cuenta.
Metiéndoles prisa, tras recibir una llamada del responsable de la recolectora, ambos hombres se preparan para salir al exterior e introducirse por el enorme tubo cargando con una manguera especialmente diseñada para estas tareas.
-Esto es un trabajo para drones y robots. ¿Por qué tenemos que hacerla nosotros?-. Pregunta airado Bitat a su compañero. –¿Sera porque esos trastos funcionan con electricidad y pueden hacernos volar de regreso a casa sin nave? Deja de decir estupideces y baja la potencia al mínimo-. Le ordena Jhonas mientras comprueba el estado del equipo que tienen que utilizar.
El efecto de la sustancia que ha ingerido, comienza con un escalofrió recorriéndole la columna desde la base del cráneo sintiendo de pronto que el corazón se le desboca coincidiendo con el momento en el que está manipulando los controles de emisión.
-¿Lo has bajado ya?-. Pregunta Jhonas respondiéndole Bitat que si sin pensárselo ya que sin comer, la droga ingerida se está cebando con sus neuronas haciendo lo opuesto a lo que le indica su compañero. –¡Muy bien, haya vamos chicos, empezando a limpiar!-.
El error de Bitat se hace notar al instante cuando tanto el conducto como la barcaza de titanio comienzan a vibrar en una letal longitud de onda destrozando el conducto y de paso también internamente al equipo entero haciendo saltar todas las alarmas en la refinería.
Capítulo 3
Es su primer día de trabajo y el nuevo Marshal ya tiene que acudir al escenario de un accidente laboral bastante desagradable y nauseabundo siendo informado de camino al lugar por un tipo de la compañía experto en seguridad a bordo de otra barcaza.
-Menuda porquería, tendremos que recoger muestras de ADN para identificarlos-. Protesta Gutiérrez tras ver vomitar a Montone por tercera vez. -Estos trastos deberían estar prohibidos-. Se queja O´Neil al hombre de la compañía encargado de la seguridad. –Lo sé pero no existe otra cosa para ello-. –O quizás sea que no quieren gastarse Nexar en el desarrollo de algo más seguro-.
Con una mirada de odio, este hombre le responde ordenándole llevar a cabo su labor lo antes posible y sin llamar demasiado la atención.
-Bien dicho jefe, pero háganos a todos un favor y cuide esa lengua-. Le sugiere la sargento Ballard antes de ponerse a trabajar con el sistema informático de la maltrecha barcaza.
Intentando recobrar la compostura, O’Neil se dirige al baño cerrando tras de sí la puerta para desahogarse desconectando el intercom de su traje descubriendo por pura casualidad un misterioso y pequeño cilindro en el suelo. -Valla, valla. ¿Qué tenemos aquí?-. Se pregunta decidiendo guardarlo en una bolsa para pruebas.
-Datos descargados. Ya podemos dejar a los chicos de emergencias levantar los cadáveres-. –O lo que queda de ellos-. Añade Montone queriendo salir de allí cuanto antes.
Una vez en las oficinas, O’Neil le pide a Ballard que se dé prisa con el registro mientras juguetea con el cilindro en su bolsillo.
-¿Me podéis decir dónde encontrar al médico de la refinería? Creo que eh pillado alguna mierda-. Les pregunta a sus hombres bromeando. –Seguro que es un buen Zóster. Amigo, esa cosa se ha convertido en una verdadera plaga en este pozo de mierda-. Le explica Gutiérrez sonriendo.
Gracias a esta excusa, abandona la oficina sin llamar la atención, dirigiéndose a la zona clínica donde encuentra a una mujer algo mayor que el quejándose al mismo hombre de la compañía por “la mierda que le acaban de traer”.
-3 putos cadáveres y el gerente quiere que se incineren cuanto antes. La madre que me pario, tardare al menos una semana en identificarlos con esta mierda de equipo. ¿Y usted quien coño es?-. Le dispara a la cara nada más fijarse en él. –El nuevo Marshal-. -¿El que acaba de llegar? Joder pues menuda bienvenida. No se quede apoyado en la puerta y siéntese en una silla que hay plantado parece un vagabundo-. Le espeta antes de volver a encararse con el hombre de la compañía.
Harto de esta tozuda mujer, el hombre sale de la enfermería tras ordenándole a gritos que tenga preparados los cuerpos para cuando lleguen a recogerlos el personal de la Con-Am.
-Maldito cabrón. ¡¿Lo ha visto? Parecía un puto pez globo! Mierda, menudos modales los míos. Doctora Lazarus, de la vieja Inglaterra-. Se presenta adelantando su mano derecha. –Mucho gusto, Dustin O´Neil de la misma isla pero un poco más al norte-. –Galés-. Exclama la doctora tras echarle un vistazo. –Ha dado en el clavo-. Le contesta el nuevo Marshal sonriendo.
-Te o café-. –Té, ¿Qué si no?-. –Así que militar-. Le pregunta desde la diminuta cocina. –Hasta hace unos 4 años cuando me licenciaron con deshonor-. -¿Y que hizo. Mearse en las botas de su comandante?-. –Gracias. No, tan solo conseguí que arrestaran a un almirante por obligar a las tropas a ingerir una droga sintética, aunque el muy cabrón, salió libre como un pajarillo a las pocas semanas, con el historial limpio y un buen puesto en la Con-Am-. Le explica después de probar su té. –Menuda putada-. –Y que lo diga Dra. Lazarus y que lo diga-. –Odio a la gente como esa, siempre se salen de rositas cargando el muerto al que no se lo merece ¿y sabe qué? Daria lo que fuese por hacerles pagar, créame y ahora si me disculpa tengo mucho que hacer así que si no se está muriendo, le pediría que me deje trabajar-. –Entendido. Un placer conocerla, hasta pronto-. Se despide el Marshal abandonando la enfermería para regresar a la oficina sin saber si puede confiar en esta mujer para examinar el cilindro que esconde.
Capítulo 4
Se acerca la hora de la cena con el gerente y O’Neil, siguiendo el consejo de su amigo Mike, deja su arma en el armario de su cabina con el cargador retirado, asegurándose de no llevar en los bolsillos absolutamente nada, ni siquiera el cuchillo de su padre que siempre esconde en la pernera del pantalón por si acaso.
Nada más salir del elevador administrativo es cacheado por el personal de seguridad de la ConAm concediéndole permiso para acceder a la sala donde ya le esperan varios hombres, entre ellos, el gerente de la refinería. -¡Si es el comandante O’Neil, demonios ¿Cuánto tiempo ha pasado?!-. –Creo que unos 4 años, almirante-. Responde examinando los rostros de las personas allí presentes llamándole de pronto la atención varias fotografías enmarcadas.
-En efecto 4 años. Aquí donde le ven este hombre es todo un héroe de guerra siempre haciendo lo correcto aunque ello signifique perderlo todo. ¿No es cierto? Pero… dejemos de hablar del pasado y charlemos mientras bebemos algo. ¿Qué le apetece? whisky, ginebra, cerveza… Creo que estamos bastante bien surtidos-. Le explica su antiguo superior hurgando con saña en una profunda herida.
-Creo que ya eh bebido lo suficiente como para saciarme durante varias vidas así que me limitare a beber tan solo agua por el bien de mi nuevo hígado, gracias-. Responde O´Neil haciendo uso del característico humor inglés.
-¡Hay tienen a un real súbdito del viejo imperio. Si señor! Entonces no se hable más, agua para nuestro invitado-. Exclama el señor Sheppard golpeando la mesa, tragándose su orgullo por el inesperado quiebro que ha realizado su antiguo subordinado.
Como tema de conversación durante la cena, el gerente les habla a todos de los logros militares del Marshal consiguiendo exasperarlo al relatarles lo buen policía que también es.
-Aaah, veo que se ha fijado en las fotos. Crecen muy rápido ¿no cree… Marshal?-. Le dispara sin previo aviso sonriéndole con malicia. –Así es almirante, demasiado rápido y si me disculpan, creo que me necesitan en otro lugar. Lo siento-. Les dice a todos apretando con fuerza los puños bajo la mesa antes de ponerse en pie y dirigirse a la salida.
-¿Recuerda lo que le dije? Seguro que sí maldito borracho. ¡Usted arruino mi carrera y yo destruiré su vida y no crea que eh terminado!-. Le grita el gerente de la refinería tratando que se le ancare.
–Que disfruten de la cena. Buenas noches-. Le contesta el nuevo Marshal educadamente saliendo del lugar tranquilamente escuchando tras de sí despotricar contra el a su antiguo superior.
Capítulo 5
Sin cesar, golpea un saco de boxeo en el gimnasio con tanta fuera y rabia que inquieta a todos los presentes llamando enseguida la atención de la Dra. Lazarus que también se encuentra allí.
-Recuérdeme que jamás le haga enfadar y por favor, procure no acabar en mi clínica, ya tengo trabajo de sobra-. –Tiene razón, no vale la pena. ¿La ayudo con las pesas?-. –Claro, cualquier cosa con tal de salvarle la vida al pobre saco-.
Algo más tranquilo, O’Neil se desahoga con esta mujer en la enfermería donde se ocupa de sus nudillos aplicándole hielo seco. –Menudo desastre, le aplicare algo para que se le cierren las heridas pero me temo que le dolerán durante varios días. Dígame ¿En quién pensaba mientras le atizaba al saco?-. –Tan solo en el cabronazo que me jodió la vida-. Le responde su paciente frustrado.
–Puede contármelo, le prometo que lo que me cuente quedara entre nosotros, secreto profesional ya sabe-. –No querría meterla en problemas-. –Mire o me lo cuenta o lo leo en su expediente y créame cuando le digo que lo hare porque no vea lo mucho que se aburre una en este antro plagado de borrachos, drogatas y burócratas de la Compañía-. Le confiesa esta antipática mujer sonriendo de manera muy maliciosa. -Está bien. Todo empezó cuando era comandante en Camp. Lancelot.
Tras ser ascendido al grado de comandante, pase a formar parte del cuerpo de seguridad ya sabe, cómo policía militar. El trabajo era tranquilo y mi mujer, Carol, estaba muy contenta ya que significada no pasarse meses enteros preguntándose si me habrían matado en alguna misión-. Comienza a explicarle mientras la doctora prepara un par de tazas de té. -Continúe-. -Está bien, tratare de ser breve y no aburrirla. Una noche estando de guardia, nos llegó el aviso de que un sargento había perdido la cabeza en el arsenal y antes de que pudiéramos hablar con el… ¡Bumm! Lo hizo volar por los aires con el dentro además de otros 7 hombres. Aquel extraño suceso lo cambio todo en la base, de pronto se me negó el acceso a todo, incluidos los informes forenses y al cabo de unos pocos días, comencé a recibir presiones para cerrarlo como un simple accidente-. –Cosa que imagino que no hizo-. –Esa vez sí pero unas semanas después cuando un alférez decidió de pronto abrirse paso en un hangar a los mando de un buldócer como si fuera un zombi… No, y menos tras ver como lo mataban ante mis ojos cuando ya lo tenían reducido y esposado en el suelo. ¡Coño, el pobre chico no hirió a nadie, solo derribo una pared!-. Grita su paciente indignado permaneciendo cayado durante unos instantes antes de volver a hablar.
-En secreto, comencé a llevar una investigación descubriendo cosas terribles. Resulta que resumiendo, el bueno del Sr. Sheppard, nuestro almirante, estaba experimentando en la base con una droga sintética que entre otras cosas, aumenta la concentración y reduce las horas de sueño necesarias mientras destruye neuronas a más velocidad que un aerodeslizador de combate, provocando fuertes estados de psicosis, alucinaciones, falsos recuerdos… y eso a corto plazo-. Impresionada por lo que este hombre le está contando, la Dra. Lazarus se echa para atrás en su silla con la boca abierta. –No me joda-. Acaba por decirle con los ojos fijos en él.
-En los informes clasificados que ley, llamaban a esa droga eutimol policlorhídrico y cuando destape el asunto fueron encarcelados muchos altos cargos, entre ellos…-. -…Nuestro amado gerente-. –Así es, juró vengarse y lo cumplió ya que justo antes de tener que testificar, en la corte marcial, a mi mujer la asesinaron mientras hacia la compra a sangre fría. Aun así, acudí a la corte y testifique lo cual significo recibir una llamada de ese cabrón mientras entraban a la fuerza varios agentes de antidisturbios de la base para llevarse a mi hija con el pretexto de que me había sido retirada su custodia-. Tratando de asimilar toda esta información la doctora decide echar el cierre a la enfermería colgando el cartel de “estoy en una emergencia, volveré cuando pueda”.
-Creo que voy a necesitar algo más fuerte que un té, ¿le apetece un whisky?-. –Gracias pero no doctora, eh dejado la bebida-. –Bien por usted-. -Digamos que entre en cólera y no se lo puse nada fácil al equipo que enviaron, a decir verdad muchos acabaron en urgencias con bastantes huesos rotos antes de que ese malnacido se presentase en la puerta de nuestra casa con un arma y encañonase a mi hija-. -Salvaje-. Exclama la doctora tras darle un buen repaso a su petaca. –Me dieron tal paliza que acabe en coma con dios sabe cuántos huesos rotos, órganos dañados, conmoción cerebral aguda… y antes de que me dieran el alta, ya me habían degradado a sargento primero y asignado a los Marshal. Los 2 años siguientes, bueno digamos que me bebí un océano entero de alcohol para ahogar mis penas antes de que mi ya bastante maltrecho hígado por la paliza dijese basta y me lo tuvieran que sustituir por uno nuevo-. –¡Santo dios!-. –Si no me cree puede leer mi informe aunque le advierto que en él se han omitido muchas cosas de lo ocurrido y mi pasado-. –Y ahora han vuelto a coincidir en esta cloaca-. –Eso es y mi instinto me dice que algo no va bien, así que este alerta y lleve siempre con usted lo que le estoy pasando por debajo de la mesa. Solo por si acaso, ya me entiende-. Sin tener que agachar la mirada la doctora sabe que este hombre le está haciendo entrega de un cuchillo guardándoselo en un bolsillo de su pantalón. –Espero estar equivocado pero si no es así, puede que el viejo cuchillo de mi padre, le salve la vida-. –¿También él era soldado?-.
–Formó parte de la unidad de Fuerzas de Infiltración durante las grandes guerras de Asia-. –No me joda. ¿Y este era su cuchillo? Titanio y vanadio. Ya puedo andarme con mucho cuidado de no cortarme o la herida no cicatrizará-. Comenta la doctora sorprendiéndolo. -Deje de mirarme con esa cara de estúpido que no nací ayer y antes de que me lo pregunte, la respuesta es sí, también eh servido pero de eso no puedo hablarle, ya sabe cómo son estas cosas-. –Conoce la aleación y se dedica a la medicina así que es sencillo-.–Ja, ja, ja. Se equivoca O´Neil. No soy una legendaria Especter, solo una agente de inteligencia retirada y recluida aquí a voluntad propia para expiar mis pecados. Creo que ya nos hemos desahogado lo suficiente. Regrese con sus ayudantes y cuente conmigo para lo que haga falta-. –Gracias doctora-.
Capítulo 6
6 días después
Un equipo de geólogos, se encuentra estudiando con un geo-radar de onda cuántica un pequeño cráter a unos 75 kilómetros de la refinería Con-Am 27, buscando indicios de minerales cuando de pronto, el equipo, parece volverse loco. –¡Ehhh, Lawrens. Creo que hemos encontrado algo gordo, avisa a todos y que traigan la excavadora!-. Exclama uno de los geólogos a un compañero acudiendo al lugar todo el equipo en cuestión de pocos minutos.
-Espero por vuestro bien que no sea más basura-. Les atenaza el líder del equipo. -¿Y si es una nave de otro mundo?-. –Pues estamos bien jodidos Weaver porque, aquí nadie podrá oír tus gritos si algo sale de ella y te ataca-. Bromea el responsable del hallazgo mientras su jefe ordena desenterrar lo que coño sea arrastrándolo con el cabestrante del buldócer. -Me tienes hasta los cojones con esas bromitas. Se apellidaba Ripley no Weaver-. Se queja la joven geóloga haciendo reír a sus compañeros mientras el operario de la excavadora se emplea a fondo. -¡Me cago en la puta. Avisad a la refinería, rápido. Creo que hemos encontrado el Mustang del Marshal Bianchi!-.
Capítulo 7
Una vez llega el aviso a la oficina, O’Neil y sus ayudantes se dirigen a toda velocidad al lugar a bordo de un helicóptero de transporte para inspeccionar los restos entrando únicamente en ellos el Marshal tras ordenar a sus 3 ayudantes establecer un perímetro de seguridad e identificar a los geólogos.
-Diablos ¿Se puede saber qué coño le ha pasado a este trasto? Esta hecho una completa mierda-. Va informando a los ayudantes mientras se abre camino.
-¡Coño! vamos a tener compañía jefe-. Le informa Gutiérrez coincidiendo con el momento en el que O´Neil encuentra el cadáver de su antecesor silenciando de inmediato su comunicador.
-Maldita sea, lo han ejecutado-. Se lamenta registrándolo con rapidez ya que intuye quienes se van a presentar en breve. -Lo siento amigo pero eh de hacerlo-. Se disculpa con el cadáver antes de romperle varios dedos de la mano izquierda ya que parece que el difunto trato de ocultarles a sus asesinos algo en su mano. -De puta madre, un holocubo y otro de esos malditos cilindros-.
“Sera mejor que salga, jefe. Tenemos problemas”-. Escucha decirle a Ballard nada más volver a conectar su comunicador abriéndose paso hacia el exterior.
-¡Desde este momento este caso pasa a estar en manos de la Compañía así que ya se están largando a tomar por culo!-. Les amenaza un hombre apuntándolos como sus 11 compañeros, con un fusil de asalto mientras un par de helicópteros MM-3C sobrevuelan el cráter a escasa altura. -Está bien ya nos vamos-. Les explica O´Neil hablándole con calma. –¡Dejen aquí sus registradoras de video y cualquier otra cosa que hayan encontrado!-. –Haced todos lo que os dicen y nada de heroicidades-. Pide a sus ayudantes entregándoles a estos desconocidos todo los que les han dicho añadiendo los cargadores de sus armas.
-¡Y ahora largo de aquí!-.
Ya subidos en los transportes, Marshals y geólogos toman el camino de regreso a la refinería unos por tierra y otros por aire comenzando a preguntarse O´Neil en el asiento del copiloto que demonios tienen que ver los cilindros con el holocubo.
Capítulo 8
-Ese hombre nos traerá problemas señores, deberíamos librarnos de él antes de pasar a la siguiente fase-. Explica Sheppard a los altos cargos de la Con-Am en la base Kraken.
-¡Nada de muertes. ¿Le ha quedado claro? La desaparición del anterior Marshal ya nos dio bastantes quebraderos de cabeza y mire donde estamos por hacerle caso. Así que céntrese en su parte y deje por ahora a ese hombre en paz!-. Le hace callar el responsable de las operaciones en Titán remarcando su autoridad sobre el resto de los presentes con una mirada tan fría como el acero.
-¿Situación actual del objetivo?-. Pregunta a continuación respondiéndole una mujer tras vaciar de un trago su vaso. –En estos momentos, la comitiva china está embarcando en la nave y si todo va según lo previsto, el lanzamiento desde la estación Tianyuan tendrá lugar dentro de… 6 horas-.
–Excelente, acabaremos con nuestro mayor enemigo de un solo golpe y pondremos en su lugar a alguien más cercano a los intereses de la HRI. En cuanto al equipo… ¿Cómo se encuentran, tienen suficientes provisiones?-. –A la espera de órdenes, ocultos en el cráter Menrva junto a casi 2 años de víveres, agua y medicamentos-. –Lo ve Sr. Sheppard ¡Eficiencia! Más le valdría aprender de la señora Alves y ahora regresen cada uno a su puesto y nada de errores. ¿Le ha quedado claro?-. –Cristalino como el agua Sr. Nakamura pero… ¿y si el problema va a más y representa una amenaza para la misión?-. –Entonces se tomaran las medidas oportunas-.
Capítulo 9
Inquieto por lo que pueda haber en el holocubo, decide esconderlo por el momento ya que necesita un terminal offline para poder reproducirlo con seguridad.
Pensando cómo conseguir uno, registra cada palmo de las instalaciones con discreción dando con 2 posibles candidatos en la cantina, donde reproducen continuamente holografías tridimensionales de hombres y mujeres bailando desnudos.
<=»»>. Se pregunta mientras disimula ser un cliente más en compañía de la Dra. Lazarus que al contrario que el, está disfrutando de un whisky doble y Mike, bebiendo cerveza holandesa a su costa.
–¿No será usted un pervertido verdad?-. –Por supuesto que no, ¿en tan baja estima me tiene? tan solo me estaba preguntando cómo funcionan esos hologramas-. –Viejo verde. ¿Se puede saber qué es lo que me está pasando ahora por debajo de la mesa?-. –Algo que me gustaría que analizase con discreción-. –Lo hare pero solo si me prometen que una vez que me levante de esta silla ustedes 2 no subirán con alguna mujerzuela a las habitaciones-. Bromea su acompañante haciéndoles reír. –Se lo prometemos, aunque se ha olvidado de mencionar a los hombres que también se prostituyen en este antro-. Añade Mike. –Buen apunte, me gusta su amigo y tranquilo, se cómo analizarlo sin que nadie se entere-. Le explica la doctora antes de dejarlos solos.
-¿No te dije que no te metieras en líos?-. –Y eso hago Mike, evitar problemas-. –Estupendo, procura que esta vez no traten de matarte hasta que me suba a la puta Diligencia, ¿vale? Porque la última vez, los malos por poco acaban conmigo-. –¿Qué casi acaban contigo? Ja, ja, ja. Joder Mike, no me hagas recordarte el número de cadáveres que les dejaste de recuerdo-. –No fue culpa mía, empezaron ellos-. Le contesta su amigo riéndose antes de pedir otra cerveza y un refresco.
Capítulo 10
Los siguientes días nadie tiene tiempo para pensar o descansar como es debido ya que el gerente de la refinería ha ordenado realizar una tanda de simulacros para satisfacer las ordenes emitidas por el HRI sumándose a ellos un pequeño accidente laboral al estallar un regulador de metano acarreando bastante trabajo al personal de enfermería.
-Por este no podemos hacer nada. A ver qué te tenemos aquí-. –Daños en el bazo y el hígado por fragmentos doctora-. Le explica uno de los ATS que lo acaban de traer en camilla. –Está bien a este sí que podemos salvarlo. ¡Preparad el quirófano!-. Ordena a su equipo metiéndoles prisa.
Estos simulacros, tampoco dejan parar demasiado a los Marshal encargados de supervisarlos rellenando tras cada uno un extenso informe para la administración de la compañía lo cual los mantiene tan ocupados que O´Neil, ni siquiera se acuerda de los cilindros y el holocubo.
Concluidos todos los simulacros, el personal de la refinería decide celebrarlo asistiendo a la final de la Súper Bowl de manera holográfica en la cantina un sábado a eso de las 23:00 horas terrestres produciéndose una enorme pelea casi al finalizar el encuentro gracias al alcohol ingerido por todos los presentes teniendo que acudir los 4 agentes de la ley pertrechados con su equipo antidisturbios.
-¡Ballard, conmigo. Montone y Gutiérrez, vosotros cortarles el paso por las puertas auxiliares!-. Les ordena escudo y porra extensible en mano mientras llueven toda clase de objetos por la cantina.
En el fragor de la pelea, alguien agarra por detrás a Montone quitándole de paso el arma tras propinarle un fuerte puñetazo. -¡Ehhh, venga ya tío, no seas idiota y suéltale!-. Ordena Gutiérrez apuntando con su arma a un hombre que parece estar totalmente fuera de sí avisando por radio a Ballard y O´Neil. –¡Quietos o me lo cargo!-. Les amenaza casi estrangulando a Montone con su brazo derecho mientras le apunta con su propia arma reglamentaria a la cabeza.
–Tranquilo. Solo es un partido. Venga se razonable. Suelta el arma y entrégate-. Le pide O´Neil dejando el escudo en el suelo. –¡Noooo. En cuanto la suelte me matareis. Lo sé, lo sé, me vais a matar pero antes… os matare yo. ¿Me habéis entendido? Os matare!-. Grita retrocediendo hacia las escaleras que llevan al piso superior caminando marcha a atrás.
-Te prometo que eso no sucederá. Venga, hombre. Ya sé que estas hasta los huevos de esta ratonera pero esta no es la solución-. -¡No entres en la habitación o te mato!-. –Me parece bien. Voy a devolver mi arma a su funda, ¿lo ves? Tan solo quiero hablar contigo, nada más-. Le indica el Marshal tratando de hacer entrar en razón al iracundo obrero que acaba de descubrir que en la habitación hay una prostituta atemorizada en un rincón.
Sigilosa como un gato y sin ser autorizada, Ballard recorre un conducto de ventilación en completo silencio mientras su jefe continua negociando con este hombre, disparándole a la cabeza tras recibir Montone accidentalmente, un tiro en el pie al tropezar su captor con la cama matando también a la prostituta al caer al suelo.
-¡Noooo, me cago en la puta. ¿Se puede saber qué coño has hecho Ballard? Baja de hay ahora mismo!-. Grita O´Neil fuera de sí. –Tranquilo jefe, ya se acabó. Problema resuelto-. Le indica Gutiérrez aliviado. -¡¿Resuelto? Vuestro compañero está herido y junto a él hay 2 cadáveres. Joder, llamad a los sanitarios y precintad la cantina. Venga que es para hoy!-. Grita furioso a sus ayudantes. -¡No podemos cerrar la cantina por solo 2 muertos, jefe. Se nos echara encima el gerente y toda la puta Con-Am!-. Protestan ambos agentes usando un tono de voz de lo más desafiante. –¡Queda precintada. ¿Me habéis oído? Y si a ese cabrón o la compañía les parece mal que hablen conmigo!-. Sentencia su jefe recibiendo como respuesta una mirada muy fría de ambos ayudantes.
En cuestión de pocos segundos las puertas de acceso al local son cerradas “Por orden del Marshal” como anuncian las pantallas permitiéndose únicamente el paso a varios miembros de la compañía y 2 camillas.
–Ordenes de arriba. Nos llevamos los cuerpos-. Le indica una mujer muy seria mostrándole una autorización firmada por el gerente. -¿Pero qué dice? Hay que tomar fotografías, recabar pruebas, hacer autopsias…-. -…-¡De eso nada. Ordene a sus hombres que retiren los precintos, esta cantina ha de estar abierta de nuevo de inmediato!-.
Tras llevarse las manos a la cabeza, O´Neil paga su frustración tirando al suelo uno de los proyectores holográficos indicándole de inmediato esta mujer que la reparación del dispositivo saldrá de su sueldo. -¿Ha si? ¡Pues ya que lo voy a tener que pagar… A tomar por culo! Mire lo que hago con su aparatito-. Le indica antes de destrozarlo por completo a patadas. –Eso es una falta grave, muy grave-. Le informa a esta mujer antes de abandonar la cantina junto a los encargados de recoger los cadáveres a la carrera temiendo que este hombre pague su frustración con ellos.
-Creo que la acaba de joder jefe. Estas cosas por aquí tienen su castigo, ya lo vera-. –¿Acaso me estáis amenazando? ¡Aseguraos de que Montone llegue a la enfermería lo antes posible y quedaos junto a él hasta que yo os lo diga!-. Les ordena a sus 2 ayudantes obligándolos a salir de la cantina.
“Atención. Marshal O´Neil, acuda de inmediato al despacho del gerente” Anuncia la megafonía a un volumen bastante elevado dándole a entender que está en apuros.
-Creo que solicitan mi presencia en otro lugar. Señoras, señores, que pasen un buen día y disculpen por las molestias ocasionadas-. Les desea con ironía a los trabajadores de este establecimiento, entre ellos el encargado dispuestos a regresar a su trabajo cuanto antes, descubriendo en los ojos y el silencio de estas personas, una clarísima antipatía hacia él.
<=»»>.
Capítulo 11
Mientras la calma vuelve a reinar en la cantina y Montone está siendo intervenido por la Dra. Lazarus, en el despacho del gerente está teniendo lugar una acalorada discusión entre ambos hombres sobre la forma de enfocar lo ocurrido.
-¡En menudo lio se ha metido por una pelea de bar y un par de muertes!-. -¿Lio. Desde cuando es un problema intervenir en una pelea? Admito que la situación se nos fue de las manos cuando ese hombre tomo como rehén a Montone…-. –… ¡Y por ello murieron 2 personas! Veo que no ha cambiado nada, sigue siendo un obstinado hijo de la gran puta comandante. ¿Acaso no ha aprendido nada del pasado? El mal siempre triunfa, siempre-. –Estoy confundido, creí que era al revés-. Se mofa O´Neil. –Y además burlándose como de costumbre. Situaciones como esta le traerán graves problemas con la Compañía. Eso se lo garantizo. Mire, le ofrezco una solución, dimita y lárguese de aquí en la primera Diligencia a emborracharse en Cuba o cualquier otra playa de mierda… Diablos, le pago el billete y en primera clase, aquí tiene 2 pases por si rompe uno, ¡pero lárguese!-. Le pide Sheppard entregándole un sobre. -Ja, ja, ja. ¿Tantas ganas tiene de perderme de vista? Joder almirante, creí que me estaba cogiendo cariño-. Le responde su antiguo subordinado con ironía consiguiendo que el gerente pierda los nervios. -¡Lárguese de mi despacho u ordenare que lo saquen patadas!-.
-Llegara el día en el que valla a por ella almirante y créame, va a necesitar un ejército para impedírmelo-. Le comenta dándole la espalda tras guardarse el sobre en el bolsillo y echar un breve vistazo a las fotos de su hija. -Lo estoy deseando-. –¿Se acuerda del día en el que la puso una pistola en la cabeza? Yo sí, cada día… A cada hora… Constantemente. En fin, tengo que ver como se encuentra mi ayudante. Gracias por los pases, le prometo que meditare sobre su oferta. Buenas noches-.
Capítulo 12
Después de descansar unas horas y darse una buena ducha, regresa a la oficina donde tras una breve conversación, suspende de empleo y sueldo a la sargento Ballard hasta que el alto mando de los Marshal la procese, algo que esta mujer no se toma precisamente bien.
-¡Hice mi puto trabajo cabrón de mierda. ¿Sabes que te digo? Que renuncio. Vas a lamentar esto cabrón de mierda!-. -¿No me diga? La placa y el arma, ¡no se lo volveré a repetir o hare constar en mi informe sus amenazas!-. Le ordena O´Neil poniéndose en pie con enorme rapidez y gesto serio como hiciera tantas veces en el pasado, logrando que esta rabiosa mujer se las entregue sin decir nada, rompiéndose la tensión al entrar en el despacho Gutiérrez para entregarle también su placa y su arma. –Si ella se va yo también-.
Ocultando su sorpresa, acepta la renuncia de sus 2 ayudantes recibiendo pocos minutos después, una entrada del gerente en su terminal.
<=»»>
Sin ayudantes y con todo el mundo mirándole de mala hostia, O´Neil se pasa la siguiente semana observando al personal de la refinería en busca de alguna pista que le permita descubrir porque el almirante Sheppard insiste tanto en que se largue, descubriendo que uno de los capataces, tiene una rutina de lo más peculiar.
<=»»>. Se pregunta mientras con disimulo le sigue.
“Atención. Marshal O´Neil, acuda a la enfermería” Anuncia la megafonía obligándolo a interrumpir el seguimiento. -Ahora que empezaba a divertirme-. Se lamenta tomando enseguida el camino a la enfermería.
-Bueno ya estoy aquí, ¿Qué sucede doctora?-. –Antes tengo que ver como se encuentra el pie de su único ayudante. Prácticamente le eh tenido que reconstruir el escafoides así que siéntese y coja una revista. Le aconsejo leer con atención un artículo sobre la pesca con mosca en la antigua Eslovenia, creo que lo encontrara de lo más interesante-. Le indica la doctora sin mirarle, moviendo únicamente su pie derecho de forma bastante peculiar.
Con calma, busca la revista indicada descubriendo al repasar el artículo mencionado que hay algo escrito en uno de los márgenes, el resultado del análisis del cilindro en forma de formula química.
-¡Maldito hijo de la gran puta. Lo está volviendo a hacer!-. Exclama apretando con fuerza los puños antes de ponerse en pie y abandonar el lugar hecho una furia derecho a su cabina para pensar.
A los pocos minutos de llegar y mientras se pregunta cómo es posible que Sheppard esté jugando de nuevo con el eutimol policlorhídrico, el zumbido de la puerta lo saca de sus pensamientos descubriendo que al otro lado de la puerta, se encuentra Montone apoyado en sendas muletas.
-Me cae bien y por eso eh venido. A llegado a mis oídos que se está buscando problemas a sí que le aconsejo marcharse de aquí cuanto antes-. Le explica en un susurro antes entregarle su placa y su arma añadiendo un “lo siento”.
Impactado y sin saber que pensar, acepta su renuncia trabando la puerta por si acaso comenzando a continuación a repasar los informes de todo el personal de la refinería para saber cómo se llama el peculiar capataz al que ha estado siguiendo.
Capítulo 13
Salvo Mike y la Dra. Lazarus nadie le dirige la palabra acudiendo “al hormiguero” tras ser llamado por su compañero de armas. -¡Me ha costado la ostia de curro pero aquí lo tienes. Tu nuevo Mustang, ven a echarle un vistazo por dentro!-. Le indica mientras O´Neil acaricia el casco.
-Préstame atención. No sé a quién coño has cabreado pero esto se está poniendo muy feo así que quiero que dentro de una semana, te subas conmigo a la Diligencia. Venga, volvamos a la estación Cloud 7 y pasemos de estas mierdas-. Le ruega su amigo sorprendiéndose al ver que este quiere entregarle un pase para la estación Discovery.
–Me temo que no puedo hacerlo, lo siento. Eutimol policlorhídrico y este pase me lo dio tras el incidente en la cantina-. –¡¿Qué? No me jodas, ¿otra vez? Maldito cabrón. Razón de más para largarnos macho!-. Grita Mike pateando con fuerza el suelo metálico del vehículo antes de coger el pase.
-Vale, está bien. Supongo que lo harás como de costumbre, a las bravas y no quiero estar presente cuando eso suceda así que acepto el maldito pase pero… Antes me divertiré un poco. Ya sabes, algunas cosillas por aquí y por allá para asegurarme de que no mueras, pedazo de estúpido-. –Y supongo que luego me pasaras una nota encriptada por debajo de la puerta, como de costumbre-. Le contesta el Marshal bromeando. –Ehhh. Los viejos trucos siempre funcionan y ahora hablemos de algo más interesante-. –Soy todo oídos, Q-.
-Ehhh, no se pase de listo con este austriaco señor Bond. Doble blindaje reactivo. Mayor fuerza motriz, 20% más de autonomía y, ¡un cañón Gatlin hecho de titanio escamoteable en el techo del viejo calibre 7.62x51mm con una tolva para 950 disparos en modo automático o semiautomático! El indicador de munición lo veras reflejado en el visor casco. Tan solo has de mirar a lo que quieres destrozar y apretar el gatillo del joystick de dirección ¿vale? En cuanto a realizar una selección de objetivos y la cadencia de disparo… para eso eh añadido una roseta al joystick de potencia junto a un switch, ya sabes de sobra como funciona-. –Entendido, como en los Mantis-. –Eso es y créeme, les harás muchos agujeros porque la munición es de energía concentrada-. –¿De dónde la habrás robado?-. Le pregunta O´Neil riéndose a carcajadas.
–Anoche mismo, de la armería de la Compañía, ¿de dónde si no? No veas la cantidad de armamento que esconden esos hijos de puta en la refinería. ¡La hostia y que quisieran declarar una maldita guerra!-. Le responde Mike gesticulando con los brazos.
Capítulo 14
Sin saber el porqué, cesan de pronto los altercados encontrándose de pronto con demasiado tiempo libre lo cual, resulta muy extraño en un lugar donde trabajan casi 1200 personas.
Bien temprano, apenas acaba de encender su terminal para comprobar las entradas, la puerta de su oficina se abre accediendo a ella el gerente de la refinería mientras sus escoltas permanecen al otro lado de la puerta para charlar con el tras dejarse caer pesadamente en una silla frente a él. -¿Qué voy a hacer con usted comandante? Está bien, lo admito. Exijo mucho pero soy razonable, lo cual significa que permito a los trabajadores… cierto margen para divertirse y desconectar. En cuanto a usted, creo que les aprieta demasiado y eso no es nada bueno ya que alguno puede hacer alguna estupidez como el pobre señor Sagan. Si lo piensa bien vera que su muerte fue culpa suya y esas cosas por aquí se acaban pagando créame y ahora si me disculpa, tengo que asistir a una reunión en la estación Kraken. Mi oferta sigue en pie y le comunico que mis superiores han querido compensarlo por sus leales servicios con algo que espero sea de su agrado. Sabrá a que me refiero cuando lea la entrada que le llegara en breve-. Le comunica ya en pie despidiéndose de él con demasiada amabilidad.
<<¿La ConAm también me quiere fuera. Qué coño está pasando aquí?>> Piensa mientras permanece en su silla subiendo los pies encima de la mesa en un intento de encontrarle sentido a la situación tras leer dicha entrada y ver que se trata de una parcela de terreno con su respectiva casa, ¡en la mismísima superficie de la Tierra!
-Ja, ja, ja. Putos cabrones, aquí está metida hasta la IRH. Creo que es hora de sacudir el avispero con fuerza-. Sentencia pasado un buen rato comprobando su arma antes de… salir de caza.
Según la rutina del capataz Tarlow, este se encuentra en las duchas pudiendo observar como este hombre le pasa a una mujer algo con apretón de manos.
<<¡Te tengo!>>
-Queda arrestado. Acompáñeme a la comisaria-. Le informa al capataz recibiendo por respuesta un fuerte gancho de izquierdas directo a la mandíbula antes de salir a la carrera y tras el O´Neil entre gritos, insultos y abucheos de los presentes.
Desesperado, Tarlow corre por las instalaciones como si la vida le fuese en ello cayendo pronto en manos del experimentado Marshal. –Deberías haberte dedicado al boxeo. ¿Qué escondes en los bolsillos ratita? Si es lo que creo, te van a caer 20 años-. Le informa al ponerle las esposas entre los gritos de protesta de multitud de personas.
Ya en la sala de interrogatorios, este hombre se viene abajo, suplicando ser liberado poniendo como excusa haber sido arrestado por un simple robo menor ya que si se entera el gerente es hombre muerto. -Primero me lo vas a contar todo y luego ya veremos-. Le explica este agente de la ley masajeándose la mandíbula.
Capítulo 15
En la estación Kraken, tiene lugar una reunión de urgencia en la que participan las más altas personalidades de las distintas corporaciones y la HRI de forma holográfica, guardando silencio mientras escuchan hablar a la señora Alves.
-La delegación china se dirige según lo previsto a Saturno. Si todo va bien, nuestros equipos resolverán el asunto en pocos días cuando orbiten sobre nuestras cabezas siguiendo las instrucciones de Control Saturno-. Informa antes de tomar el turno de palabra el director financiero del HRI.
–Se ha decidido realizar una pequeña modificación al plan. En estos momentos se está haciendo entrega a todos los equipos del nuevo armamento a emplear-. -¿Nuevo armamento y cuál es?-. Pregunta el responsable de las operaciones en Saturno quedándose de pronto mudo como todos al conocer la respuesta.
-¡Eso provocara una guerra total!-. Protesta el CEO de la Con-Am elevando la voz. -¡Cállese y escuche!-. Ordena el director general de la HRI tomando la palabra. –¡Este era el plan desde que se fundó esta organización y ustedes son únicamente herramientas así que les pregunto. ¿Prefieren ser prescindibles o hacerse ricos?!-. Les pregunta mostrándoles una sonrisa de lo más siniestra logrando que todos los presentes le apoyen temiendo las represalias pasados unos un par de minutos entre carraspeos y gestos. –Así me gusta y ahora salgan todos de la sala a excepción del Sr. Sheppard por favor-. Exige quedándose a solas con el gerente de la refinería Con-Am 27.
-Eh oído que tiene problemas con un Marshal bastante entrometido Sr. Sheppard-. –No se preocupe, lo tengo bajo control-. Responde muy seguro de sí mismo. -¿No me diga. Esta seguro? ¡Porque me acaban de informar que ha arrestado a su hombre del eutimol y que en estos momentos está registrando a conciencia la despensa de su refinería, maldito idiota!-.
Estupefacto y viéndose ya muerto, Sheppard es incapaz de hablar dejando al director general sin saber muy bien qué pensar de él. –Como gerente es usted un verdadero incompetente almirante pero le necesitamos para la siguiente fase. Así que escúcheme bien. En estos momentos estoy dando instrucciones a un equipo para que resuelvan este asunto. ¿Me ha entendido? Llegaran en la próxima lanzadera procedente de Control Saturno. No se preocupe por tenerles que dar órdenes ya disponen de ellas y ahora regrese a su puesto y por una vez, ¡cumpla con sus órdenes!-.
Al salir o desconectarse, muchos de los presentes a la reunión tiemblan de miedo, bebiendo demasiado el resto del día decidiendo varios de ellos, protagonizar la cabecera de los informativos al decidir suicidarse entre ellos, el CEO de la Con-Am.
Capítulo 16
Gracias a la confesión del capataz, O´Neil descubre en el interior de la carne enormes cantidades de eutimol en estuches de bioplástico transparente, deshaciéndose de ellas con la ayuda de un incinerador mientras apunta con una escopeta recortada a la multitud que el mismo ha congregado en el nivel -2 por medio de la megafonía.
-¡¿Es que no ven que esta mierda los está matando?!-. Grita con todas sus fuerzas tratando de hacerse escuchar entre un mar de protestas. -¡Estás muerto cabronazo!-. Le responde Ballard histérica echando espuma por la boca mientras Gutiérrez a su lado, escupe una maldición al suelo.
La tensión alcanza su apogeo en el instante en el que un hombre, armado con un destornillador, se abalanza contra él recibiendo un disparo en la pierna por parte de Montone que ya camina sin muletas. –Perdone jefe. Me entro el pánico. ¿Me devuelve la placa?-. –Delo por hecho y ahora echemos de aquí a toda esta gente antes de que nos maten a escupitajos-.
Una vez despejado el lugar ambos regresan a las oficinas del Marshal para interrogar de nuevo al preso descubriendo que alguien lo ha asesinado.
-¡Me cago en la puta, iba a contárnoslo todo!-. Protesta O´Neil propinándole una patada a la puerta de la sala de interrogatorios mientras su ayudante examina el cuerpo de Tarlow.
-Cabrones. Lo han asfixiado con el extintor de CO2-. –Y de paso nuestra mejor pista-.
“¡Comandante O´Neil!” escuchan gritar acudiendo de inmediato a la sala de monitores descubriendo que en todos ellos aparece el rostro del gerente.
“Me han decepcionado señores. Pensaba que podíamos resolver nuestras diferencias como caballeros pero veo que me equivocaba. Lamento comunicarles que ya están muertos señores, muertos y enterrados bajo toneladas de residuos”
Les informa muy enfadado Sheppard provocando que ambos hombres entren en pánico.
-Valla cargando con munición letal todas las armas que encuentre mientras voy a mi cabina a por el resto-. Ordena a Montone al mismo tiempo que cambia los cargadores de la escopeta y su pistola.
–Dese prisa jefe-. –No tardare pero asegúrese de cerrar en cuanto salga-.
Armado con la escopeta y su arma reglamentaria, O’Neil logra acceder a su cabina tras comprobar que no halla colocada alguna trampa explosiva.
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Con rapidez recoge del armario todas las armas guardándolas en mochilas aunque algunas de ellas como un par de fusiles de asalto, las lleva sujetas a su espalda junto a un machete de grandes dimensiones, tomando inmediatamente el camino de regreso a las oficinas por los largos corredores de la refinería que por alguna razón, se encuentran totalmente despejados.
A pesar del sigilo con el que se mueve, ya que ha sustituido sus botas reglamentarias por otro tipo de calzado más liviano, no logra evitar tener que disparar contra 2 hombres bastante alterados que le salen al encuentro armados con tuberías y martillos.
Pegando su espalda contra la cristalera de la oficina, le pide a su ayudante que le abra sin obtener respuesta alguna. -¿Dónde estás?-. Pregunta volviendo a golpear la cristalera con la culata de la escopeta respondiéndole alguien desde el interior con una salva de disparos.
-¡Joder!-.
Medio agachado y a la carrera, busca refugio tras una tubería decidiendo dispararle a las luces con su pistola.
-¡Te voy a matar. Te voy a matar!-. Le amenaza a gritos Gutiérrez tratando de encontrarlo entre las tinieblas recibiendo un certero disparo entre los ojos efectuado por el Marshal, utilizando uno de los fusiles de asalto.
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Una vez dentro de la oficina, descubre que Montone está muerto, alguien, seguramente Gutiérrez, le ha rebanado la garganta de lado a lado asomándose su lengua por el corte.
-Oh no, le han hecho la corbata colombiana. ¡Salvajes!-. Grita varias veces lleno de rabia y odio jurando hacérselo pagar mientras destroza la oficina a patadas.
Capitulo 17
Sentado en su despacho, este antiguo almirante de la UESF, observa en uno de los monitores la entrega del nuevo armamento al comando oculto en el cráter Menrva tras introducir en su terminal su código de acceso. -Este no era el maldito plan. ¡Joder. Morirán millones!-. Grita proyectando contra la pared el vaso del que bebe. –Sera mejor que regrese a casa y que nos escondamos en el refugio. Si, en Iowa ya no hay intereses estratégicos de ningún tipo, solo bosques tras la repoblación forzada así que allí estaremos a salvo-. Se explica a si mismo muy nervioso cuando de pronto, su terminal le avisa de la entrada de un nuevo mensaje.
“Unidad de limpieza desplegada. Un equipo de seguridad lo llevara de regreso a su rancho para protegerlo. Permanezca a la espera bajo tierra hasta recibir nuevas órdenes junto a sus escoltas”
A toda prisa y muy nervioso, el gerente guarda en un maletín algunos documentos y holocubos antes de que entre en el despacho el pequeño grupo de hombres de la Con-Am encargados de su seguridad.
-Póngase esto y no haga preguntas, señor -. Le ordena el que parece estar al mando mientras ellos también se cambian, ocultando bajo sus ropas compactos subfusiles de asalto diseñados para no ser descubiertos en los arcos de seguridad.
-Equipo, ¡nos vamos!-. Ordena el líder del grupo poco después.
<=»»>. Se lamenta al verse reflejado en un espejo mientras avanzan hacia el muelle donde acaba de atracar la primera de las 2 Diligencias del día ya que han decidido dimitir muchos trabajadores al suicidarse el jefe de la compañía.
Capítulo 18
A toda prisa, la tripulación de la lanzadera lleva a cabo los procedimientos de comprobación previos a la puesta en marcha, obligando a todos los presentes a tener que hablar a gritos.
-Que vallan entrando y se sienten. Despegamos en 15 minutos-. Informa el copiloto al grupo de 6 personas que se encuentran en la plataforma por radio, subiendo en primer lugar y sin que nadie se dé cuenta, Sheppard y su escolta.
-¡Procura que no te maten y por lo que más quieras, júrame que no harás volar por los aires este apestoso antro!-. –¡Ja, ja, ja. No me pidas imposibles Mike!-. Le contesta su amigo entregándole un HoloLink algo más ancho que el suyo para su antebrazo. –¡Una ayudita, ya me lo agradecerás, si es que no te matan!-. Se despide de él su amigo con un fuerte apretón de manos.
-¡Gracias Mike Cómo. ¿Usted también se va?!-. Pregunta sorprendido O´neil a la Dra. Lazarus al verla llegar cargando con un pequeño petate. –¡Pues claro, con el jefazo de este tinglado muerto ¿quién me va a pagar? Además, me temo que ya no estoy segura aquí porque todos piensan que estamos liados así que hasta pronto, maldito cabezota. Tenga cuidado y procure que no lo maten porque si logra salir de esta, le prometo que me lanzare sobre usted sin pensármelo, aunque aún lleve el anillo de casado!-.
Observando cómo se llevan a cabo los últimos procedimientos para el despegue desde la sala de espera, O´Neil respira varias veces con fuerza para tranquilizarse y pensar en un plan de acción observando como el contador se actualiza.
“Atención. Tiempo para la llegada de la lanzadera proveniente de “Control Saturno”, 6 horas y 45 minutos”. Le informa la bastante conocida voz metálica de la megafonía.
Capítulo 19
Todo se ha quedado en silencio en la refinería. Nadie se atreve a salir de su cubículo y para colmo de males, “alguien” ha decidido atenuar la iluminación de tal manera que apenas se ve una mierda.
-Muy bien, y ahora añadamos un pequeño toque musical-. Bromea el Marshal de la refinería para sí mismo cargando desde su oficina, una selección con lo mejor de la música clásica como Beethoven, Mozart, Chopin, Vivaldi y Bach entre otros muchos, reproduciéndose por todas las instalaciones gracias a la megafonía.
Sentado tranquilamente en su despacho y con un fusil de asalto en el regazo, echa un vistazo a su nuevo HoloLink descubriendo que su amigo ha cargado en él cosas muy útiles como mapas, códigos de acceso e instrucciones para hacerse con el control de cualquier cosa.
-Cojonudo, buen trabajo Mike. Lo llamare HL-M. Te mereces una botella de buen bourbon. Pero eso será si consigo salir de esta-. Se ríe al descubrir la ventaja que le ha dado su amigo aumentando en gran medida las posibilidades de salir con vida de esta.
-¡Listo, a trabajar!-. Se anima con una palmada cambiando totalmente de aptitud, dando en estos momentos, la impresión de convertirse de nuevo en un militar en activo observando durante unos instantes, el holocubo por el que murió su antecesor para luego guardárselo en un bolsillo.
Capítulo 20
En cuestión de pocos minutos, las oficinas del Marshal son fortificadas con todo lo que encuentra haciendo el mayor ruido posible centrándose tras concluir, en retirar con mucho cuidado la rejilla del sistema de ventilación que hay en la diminuta sala de descanso.
-Odio los malditos conductos de mierda-. Susurra antes de acceder a ellos equipado con un equipo de respiración para emergencias y una bolsa que va arrastrando por delante de él siguiendo las indicaciones del HL-M.
Sigiloso como una sombra, va repartiendo el armamento que lleva en la bolsa por distintos lugares de la refinería asegurándose de situar en las instalaciones de procesado y almacenaje el menos lesivo para las instalaciones es decir, el machete, varios cuchillos de combate y un escudo antidisturbios desplegable.
Realizando una pausa para comer algo y beber mucha agua en una sala de descanso, examina el mapa de la estación interesándose por las mamparos de seguridad y cortafuegos descubriendo al mirar el viejo reloj de su padre que han trascurrido casi 2 horas. –Joder. Estoy desperdiciando demasiado tiempo-. Se lamenta en voz baja dirigiéndose a toda prisa hacia el control de cámaras central subiendo por la escalera al nivel administrativo.
-Ya tengo, ojos. Cabrones-. Exclama redirigiendo la emisión a su HL-M siguiendo las instrucciones de Mike decidiendo cerrar el acceso al lugar inundándolo de agua.
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Capítulo 21
La enorme lanzadera, hace ya un rato que se desacoplo de Control Saturno siguiendo el plan de vuelo previsto, transportando a la refinería tan solo a 8 personas generando algo de inquietud entre la tripulación.
-Control Saturno, aquí Diligencia 3, solicitando autorización para aproximación y toma en la refinería Con-Am 27-. Pide por radio el copiloto mientras su superior observa por el monitor como su pasaje examina sus armas de fuego, simulan combates con cuchillo y practican movimientos de combate.
«Diligencia 3, aquí base Saturno. Tienen permiso para proceder con su plan de vuelo».
-¡Haya vamos!-. Exclama el piloto adelantando con su mano derecha la palanca de gases mientras su compañero apaga la iluminación exterior y la radio, siguiendo las órdenes recibidas durante el brevísimo briefing por parte de un mandamás de la compañía.
Capítulo 22
Una vez se ha hecho también con el control de las compuertas y las esclusas, encierra a todo el mundo en sus dormitorios para evitar tener que enfrentarse a más personas, lanzándose después a la carrera hacia el dique para comprobar su Mustang.
-Mira que cabreados están. Parece que estén pasando el mono-. Bromea al ir seleccionando en el HL-M varias cámaras, observando a numerosos hombres y mujeres utilizar cualquier cosa para abrir las puertas.
Tras las risas, llega el momento de volver a ponerse serio realizando con rapidez las oportunas inspecciones de los distintos sistemas entre ellos el cañón Gatlin, decidiendo en el último momento, añadir algunos cartuchos de humo al equipo del vehículo. -Perdona Mike pero te has olvidado de añadir algo de distracción a la fiesta-.
Concluida esta parte de su plan, bloquea el acceso al dique regresando de inmediato a su oficina utilizando otro de los conductos, logrando llegar en menos de 10 minutos desmontando nada más salir del conducto, una de sus barricadas para pasar a la siguiente parte de su plan lo antes posible.
Capítulo 23
Inquieto, Mike que acaba de volver del baño, se sienta de nuevo en su asiento. –Aquí pasa algo muy raro. 6 filas más atrás me ha parecido ver a un obrero que se parece demasiado a nuestro gerente-.
–No me diga. Ya iba siendo hora. Cayese y guarde las apariencias o no saldremos con vida de esta-. Le reprocha su compañera de viaje jugueteando en su bolsillo con el cuchillo que le diera hace tiempo O´Neil.
“Diligencia 1, aquí Control Saturno. Nuevo plan de vuelo. Su ruta hasta nuevo aviso, será entre esta estación y la extractora Con-Am PRT-850-. –Un momento control Saturno. Tiene que haber un error. Aún tenemos que recoger a otros 80 empleados en la 27-. –¡¿Acaso esta sordo? Queda suspendida toda actividad con esas instalaciones!” . Le grita otra persona al copiloto de la lanzadera dejándolo sin saber que decir.
-Roger, Diligencia 1 cargando el nuevo plan de vuelo en el sistema, corto-. Responde el piloto lanzándole una mirada de desprecio a su compañero.
Capítulo 24
A la carrera, O´Neil va dejando nuevas armas por los corredores mirando su viejo reloj cada poco tiempo. -¿47 minutos? ¡Me cago en la puta!-. Se queja en su cabina a donde ha regresado para recoger la foto de su familia. –Pronto te volveré a ver-. Le dice a la imagen de su hija para después ponerse a guardar en una bolsa cualquier cosa comestible que encuentra, mientras por toda la refinería se escucha a Chopin entre el escándalo provocado por los apresados al golpear continuamente las puertas que los mantienen encerrados.
Capítulo 25
Realizando una aproximación táctica, el copiloto de la lanzadera informa a sus pasajeros que comprueben sus máscaras de oxígeno antes de desplegar la rampa de acceso. La toma es brusca y rápida despegando de nuevo tras observar como uno de ellos les hace una señal tras salir por la única compuerta que luce en verde en la plataforma y sellarla.
El grupo de 8 hombres camina en fila india muy pegados entre si los unos a los otros formando 2 grupos apuntando en silencio con sus armas en todas direcciones de forma coordinada por el único corredor abierto casi a oscuras por lo que tienen que utilizar sus visores IIR.
A una señal del líder, los 2 hombres que ocupan la retaguardia se separan del grupo para inspeccionar el nuevo corredor que se abre en ese instante descubriendo que se trata del acceso a la escalera que lleva al nivel administrativo, precisamente en el que se esconde su presa.
Oculto en las sombras, O´Neil sigue el avance del resto de los mercenarios gracias a su HL-M obligándolos a tener que separarse una y otra vez hasta estar bastantes alejados los unos de los otros decidiendo atacar al equipo que se ha separado en primer lugar tras encerrarlos en un estrecho pasillo y cegarlos con un bengala.
Al alcanzar el equipo 1 la sala del control de cámaras, el líder decide romper el silencio de radio para informar que el acceso a este lugar es imposible así como pedir a los equipos un informe de situación.
-4 no responde. 2, subid al nivel administrativo a ver qué ha pasado-. Ordena enfadándose al descubrir que ambos están muertos y que su asesino se ha llevado todo su equipo.
«El objetivo parece estar muy bien entrenado. Seguramente nos esté escuchando así que cambiamos al canal secundario»-.
Tras realizar una muesca de desagrado, O´Neil se deshace de la radio y las armas tirándolas por el conducto de residuos quedándose con un fusil de asalto, una pistola, varios cargadores, un visor IIR y un cuchillo.
-Calibre .22. Aficionados, vais a hacernos volar por los aires-. Protesta al comprobar los cargadores.
Capítulo 26
Una vez la Diligencia llega a la Control Saturno y al igual que otros muchos altos cargos de la Compañía, Sheppard es continuamente vigilado por su escolta incluso cuando necesita ir al baño.
-Hay esta ese cabrón. ¿Qué hacemos?-. Pregunta Mike a la doctora. –Procurar que no nos vea o seremos pasto del infinito. Ande, invíteme a un trago y olvidémonos de ese pedazo de mierda durante un rato-. Le contesta esta mujer casi ordenándoselo al verlo acceder a uno en el corredor principal.
“Buenas noticias Sr. Sheppard, el plan se desarrolla según lo previsto”. –Me alegra saber eso. ¿En cuánto a nuestro problema?- Pregunta nervioso hablándole a su HoloLink. –A estas alturas ya debe estar muerto o agonizando aunque por si acaso se han tomado algunas nuevas medidas de seguridad. Cálmese y disfrute de su vuelo a casa-. Le recomienda el director general de la HRI sonriendo amistosamente.
-¡Nuevas medidas. Joder este maldito estúpido no tiene ni idea de a que se dedicaba ese maldito hombre en el ejército!-. Grita frente al espejo del baño lleno de rabia.
Capítulo 27
Avanzando por los escasos corredores que su presa les ha dejado abiertos y mientras la megafonía reproduce Lacrimosa de Mozart, el equipo 2 logra alcanzar la enfermería haciéndose señas con las manos para comunicarse, ya que la comunicación por radio se ha visto comprometida, sin sospechar lo cerca de ellos que se encuentra su objetivo.
Con un rápido movimiento ascendente, el hombre al que tienen que matar, acaba con la vida de uno de ellos gracias al cuchillo de su compañero muerto, consiguiendo que el otro hombre descargue contra él una corta ráfaga de disparos.
-¡Contacto en la enfermería, necesito refuerzos!-. Grita por radio mientras avanza hacia la posición de O´Neil.
-¿Por qué te escondes? Sé que te eh dado-. Pregunta muy seguro de sí mismo.
-¡Te pille!-. Grita apuntando a una esquina. –No, te pille yo a ti-. Le contesta una voz sintiendo al mismo tiempo como se le clava algo en la garganta tapándole la boca para que no grite, tapándole la boca con su mano hasta que por fin muere desangrado.
-Cierto, me has dado pero esa mierda de munición solo me ha traspasado el hombro, matón de tres al cuarto-. Le indica al cadáver propinándole un manotazo burlón en la frente mientras le explica que la próxima vez use una escopeta recortada y munición de punta blanda para no volar por los aires la refinería.
“El objetivo está en la enfermería, repito. En la enfermería, vamos a por el” Reproduce la radio del cadáver haciéndole correr en busca de algo con lo que curarse tras arrancársela al mercenario del chaleco táctico.
Sin ningún tipo de cuidado y a la carrera, asalta un armario frigorífico y un carro de curas envolviendo el material que ha encontrado en una sencilla sábana de curas abandonando a continuación la enfermería a gatas en dirección a la cantina utilizando el acceso de trasero, el dedicado a las urgencias.
90 segundos después, llegan jadeando a la enfermería el equipo de mercenarios accediendo a ella por el acceso principal entrando a intervalos de 3 segundos, descubriendo los cuerpos de sus 2 compañeros.
-¡Joder. Estoy harto de ese cabrón y esta puta mierda de música!-. Grita el líder de los mercenarios disparando su pistola contra la megafonía.
-¿Acaban de dispararle a la 5ª Sinfonía de Beethoven? Incultos, pagareis por tal ultraje-. Bromea oculto en el suelo tras la barra de la cantina, tratando de darse ánimos para examinarse la herida.
-Menos mal, parece que no me ha afectado a ningún baso importante, solo carne. Si no es por esa mierda de calibre estaría bien jodido-. Exclama mientras vierte en la herida una buena cantidad de desinfectante respirando con fuerza para evitar gritar.
Una vez ha desinfectado la herida, extrae de la sabana varias compresas situándolas en el orificio de salida ayudándose de una cámara frigorífica para que no se muevan durante el siguiente paso que es el de cerrarla. -El viejo Vitabond. La ostia, ¿Cuándo inventaran otra cosa menos dolorosa?-. Se pregunta antes de introducir la cánula por el orificio de entrada hasta alcanzar el otro lado pulsando el botón mientras extrae de nuevo la cánula muy lentamente cubriéndose la herida con una sustancia extremadamente fría.
La descarga de dolor es intensa evitando gritar mordiendo varios paquetes de gasas antes de casi perder el conocimiento. -No está mal, me quedara una bonita cicatriz, aunque será mejor que no lo fuerce durante algún tiempo para que esta cosa regenere el tejido-. Comenta para sí mientras examina el orificio de salida con la ayuda de un espejo antes de vendarse el hombro como medida de seguridad.
“¿Me escuchas? Seguro que sí y que mis otros 2 hombres están también muertos, así que iré directo al grano. No sé lo que abras hecho para que te quieran muerto pero a esa lista vas a tener que añadir mi nombre maldito cabrón”
-Ja, ja, ja. Creo que voy a tener que iros adjudicando números a todos. Si las cuentas no me fallan ya solo quedáis 4 para jugar-. Responde O´Neil tratando de desquiciarlo mientras vuelve a ponerse en movimiento. –No sería mala idea porque me han dicho que has cabreado a mucha gente, aunque me temo que este juego está a punto de terminar-. –¿Así? Con lo bien que me lo estoy pasando… Escucha, ¿Por qué no os rendís? Prometo ser bueno y no arrancaros la puta cabeza-. Le propone a su adversario escarbando en el orgullo del hombre logrando su objetivo. -¡Maldito cabrón, me voy a comer tus entrañas crudas!-. –A mí me gustan con cebolla bien caramelizada, ya sabes, a fuego lento-. Remata cortando la comunicación.
-¡Se acabó, vamos de caza mayor!-. Escucha gritar al asomarse por la escalera mientras suena El Danubio Azul de Johann Strauss.
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Capítulo 28
“Pasajeros con destino a la Estación Discovery, procedan a embarcar por la puerta 8” Anuncia la megafonía en toda la estación espacial que orbita Saturno.
-Vuelva a sentarse maldito estúpido. Demonios ¿y usted era militar?-. –Pues si doctora, ingeniería y logística aunque a veces me tocaba también infiltrarme en algunos sitios bastante jodidos para conseguir cosas-. -Bien por usted pero si quiere sobrevivir a esto, más le vale ser paciente y esperar. Cogeremos la siguiente nave-. -¿La siguiente?-. –Sí. Déjeme que le haga una pregunta muy simple. ¿Quién se cree que se subirá a esa puta nave?-. –Pues no sé. Supongo que todos el personal de la Compañía-. Contesta Mike algo indeciso. -Premio-. –En ese caso iré reservando 2 habitaciones porque la siguiente no sale hasta dentro de 24 horas-. –Correcto, necesito una buena ducha-.
Tal como le ha indicado la Dra. Lazarus, el pasaje de la nave está compuesto en su totalidad por personal de la Con-Am desahuciándose de sus ropas de obrero nada más desacoplarse de la estación comenzando una pequeña celebración.
-¡A la primera ronda invito yo!-. Grita el jefe Operaciones de Titán mientras Sheppard echa un último vistazo por la ventana al satélite de Saturno. -Ya hemos ganado, así que beba con nosotros-. –No me agrada la idea de vender la piel del oso antes de cazarlo Sr. Nakamura pero… ¡traiga aquí y brindemos!-. Responde uniéndose a la celebración.
Capítulo 29
Acomodado en la silla del gerente, el Marshal de la refinería se toma un té mientras observa a los mercenarios registrar las instalaciones en su HL-M decidiendo llevarse la foto más reciente de su hija. -Pronto iré a por ti. Pero antes… Eh de saber dónde estás. Veamos que tenemos en este terminal-. Gracias a los códigos de Mike y sus instrucciones de hackeo, pronto descubre el lugar donde se encuentra el rancho del almirante apuntando en un pequeño papel las coordenadas GPS descubriendo que las comunicaciones están desconectadas.
-Seguro que ha sido idea tuya, tramposo… me las vas a pagar. Ya verás cuando te coja, Te voy a correr a escobazos-. Bromea observando a continuación como los mercenarios están intentando cambiar las reglas de su juego.
-¿Cerrando compuertas? De eso nada, es más, creo que va siendo hora de dejar salir a las furiosas hormigas-. Exclama al ver como estos hombres están intentando cerrarlas tras de sí con cualquier cosa.
Con la Primavera de Vivaldi sonando a un volumen demencial y a oscuras, O´Neil desbloquea las puertas del nivel residencial consiguiendo que las personas encerradas salgan en desbandada a los corredores produciéndose algunas inoportunas muertes por disparos de los sorprendidos mercenarios.
-¡Mierda, Maldito cabrón. Alto el fuego!-. Grita el líder de los mercenarios lo más fuerte que puede al encenderse de pronto las luces echándose a correr junto a sus hombres al ver como la multitud clama venganza decidiendo alguien realizarle un placaje al más retrasado de los mercenarios siendo linchado nada mas caer al suelo.
Usando el caos que el mismo ha provocado, O´Neil se dirige al dique iniciando el protocolo de puesta en marcha de su Mustang tras ponerse el casco. -Vamos a dar un paseo-. Exclama al ver como la compuerta baja adelantando la palanca de gases.
“Modo anfibio activado” Le informa la computadora al detectar los sensores la presencia bajo el vehículo de metano líquido.
Efectuando varios disparos al aire, los 3 mercenarios logran rescatar a su compañero trasladándolo de inmediato a la enfermería con la ayuda de algunos trabajadores fieles a los intereses de la compañía.
-¡Me cago en la puta. ¿Se puede saber quién coño es ese tío?!-. Pregunta uno de los mercenarios respondiéndole una Ballard llena de ira. -Un bastardo de las islas británicas y por lo que me dijo el gerente, su almirante hace años, un NAS muy bien cualificado-. -¡Lo que faltaba un maldito Nova, Joder!-. Grita el líder de los mercenarios descargando su ira sobre la mesa más cercana sentándose en una silla a pensar.
“¡Atención, salida no autorizada al exterior. Se recomienda la intervención del personal de seguridad!”. Grita la megafonía bajando el volumen a La gallina de Rameau.
-La puta gallina, joder. Y encima burlándote, maldito ingles de mierda-.
Capítulo 30
Al activarse las turbo-bombas de Inyección de Metano, el Mustang sufre una violenta sacudida haciéndola girar descontroladamente tras recorrer tan solo algunas decenas de metros.
-¡Sooo, caballo!-. Grita O´Neil riéndose ya que su experiencia en tal sistema de propulsión es muy escasa. –Bien veamos. Con suavidad. ¡Wowwww! Creo que esto va a ser un poco complicado-. Exclama al verse de pronto disparado hacia adelante como un misil.
-No parece que sepa pilotar ese chisme. Ramírez, quédate junto a Durand. Collins, conmigo. ¡vamos a por él!-. Grita el líder de los mercenarios ansioso por hacerle pagar las muertes de sus hombres.
-¡Usad mi Mustang, os cubriré desde el aire!-. Exclama Ballard dirigiéndose a la carrera al hangar del cuerpo de seguridad de la Con-Am cargando con su soplete de plasma para abrir la compuerta de seguridad.
“Peligro, temperatura por encima del margen de seguridad” Aúlla la megafonía. –¡Cállate montón de chatarra!- Le contesta Ballard fuera de sí.
“Estoy realizando los protocolos de puesta en marcha. Así que podéis salir tras ese cabrón. Mi clave de acceso es LV-426. ¿Me copiáis?”
-Recibido, introduciendo código. Buena caza-. Responde el líder de los mercenarios saliendo a toda velocidad junto a su compañero al exterior.
“Alerta, vehículo en curso de colisión, se recomienda realizar maniobra evasiva-. Anuncia la unidad Betty al piloto del Mustang acelerando de inmediato.
“Atención, aeronave hostil a las 7”. –¡No me jodas, ¿Cómo han logrado llegar hasta los Mantis?!-. Se pregunta sorprendido O´Neil comenzando a dar tumbos de un lado a otro de forma más o menos controlada para evitar que lo esclavicen a sus sistemas de armas, consiguiendo evitar de esta manera el impacto de una ronda de proyectiles efectuada desde el helicóptero por muy poco mientras los obreros de la refinería observan a través de los ventanales la espectacular batalla.
-5 Nexar por el helicóptero-. –Cabrona te me has adelantado-. Protesta un obrero aceptando la apuesta mientras no pocos, gritan que acaben de una vez con el Marshal.
Las curiosas hélices contra rotatorias del helicóptero de combate generan a su paso enormes vórtices en la niebla titaniana permitiéndole a O´Neil anticiparse a sus movimientos a costa de sufrir algunos impactos de bala disparados desde el Mustang de Ballard.
-¡No me jodas, ¿me han vuelto a dar?!-. Protesta acelerando su vehículo contra el otro Mustang marcándolo como objetivo. –Hora de probar mis armas, cabrones-.
Desde su posición, la sargento Ballard observa como ambos vehículos acortan distancia a gran velocidad aconsejando a los mercenarios que se aparten pero en vez de hacerla caso, el líder decide acelerar un poco más, disparando una ráfaga al Marshal mientras la unidad Betty del vehículo avisa del inminente peligro de colisión. -Apartemos-. –Y una puta mierda, ¡prepárate para volver a disparar a ese hijo de puta en cuanto te lo diga!-. Le ordena su jefe mientras su oponente decide lanzar los botes de humo, distrayendo al conductor del Mustang enemigo el tiempo suficiente como permitirle girar y descargarle una ráfaga de proyectiles a máxima cadencia. -¡Noooo. Maldito hijo de puta!-. Grita Ballard dejando salir toda su rabia al ver como su vehículo es sencillamente, acribillado a balazos.
La súbita descompresión, lleva los cuerpos de los 2 tripulantes a una temperatura de -179 grados centígrados de forma extremadamente rápida sufriendo antes un dolorosísimo episodio de asfixia.
-¡Diana!-. Exclama por radio O´Neil acelerando su Mustang de nuevo al observar el remolino generado por las hélices del MM-3C.
“¡Ese era mi Mustang, cabronazo!”. Grita su ex-ayudante al mismo tiempo que utiliza el sistema de armas para enganchar el vehículo del Marshal disparándole sin miramientos, un misil anti-carro tras lograr saltarse todos los protocolos de seguridad implantados en la aeronave para evitarlo.
“Desplegando señuelos y bengalas”
Gracias al sistema de autodefensa del Mustang, el misil no logra hacer blanco impactando en la superficie del lago sin detonar, una medida de seguridad para evitar incendios accidentales del metano, provocando la histeria de Ballard. -¡Me tienes hasta los huevos. Eres hombre muerto!-. Grita mientras gira sobre la refinería para esquivar la ráfaga que le dispara su ex-jefe obligándola a dirigirse hacia donde él quiere con un par más en modo semiautomático.
“Alerta. Impacto inminente” Avisa la Betty del Mantis a la piloto antes de impactar con la plataforma 2 logrando Ballard que su helicóptero choque con ella de costado en el último momento.
“Atención, daños en el motor derecho. Se recomienda regresar a la base” -¡Cállate robot de mierda!-. Continua gritando fuera de sí tratando de controlar el tocado helicóptero que ha comenzado a echar humo por la tobera activando el extintor del motor dañado.
Aprovechando el momento, O’Neil decide acabar con el enfrentamiento disparándole una nueva ráfaga desplazándose hacia atrás consiguiendo perforar el casco y a la piloto justo por el único hueco que sabe que no dispone de blindaje.
“Activando soporte vital de emergencia” Informa el MM-3C realizando un sellado en el traje de vuelo de Ballard evitando que quede expuesta a la atmosfera titaniana.
“No seas idiota y ríndete, aun puedes salir de esta con vida”. Le propone su adversario por radio teniendo de pronto que realizar una brusquísima maniobra para esquivar la colisión ya que esta mujer, perdiendo sangre a chorros, ha decidido llevárselo junto a ella a la tumba con una acción kamikaze.
Los obreros no dan crédito a lo que están viendo, el helicóptero se ha lanzado contra el Mustang y este, tras realizar un imponente quiebro, ha logrado esquivarlo aunque en tal acción, haya estado boca abajo durante unos instantes.
-¡¿Habéis visto eso? Joder, el Mustang se ha dado la vuelta en el metano!-. Exclama alguien alucinando por lo que acaba de ver. –Pobre Ballard mirad, se está hundiendo. ¡Si cojo a ese hijo de la gran puta lo descuartizo!-. Añade alguien consiguiendo que todos en la refinería clamen por la cabeza del Marshal.
Aun temblando por verse boca abajo, O´Neil realiza un par de pasadas a baja velocidad alrededor de los restos del helicóptero viendo la cara congelada de Ballard por la ventana lateral, dirigiéndose a continuación de regreso al dique mientras se lamenta por lo ocurrido.
Capítulo 30
Para su sorpresa, la compuerta se abre ante él y aunque sabe que no puede vencer a todos los cabreados trabajadores de la refinería, avanza hacia el interior con el cañón Gatlin desplegado.
-150 balas en el cañón, 3 cargadores en el fusil y 5 para la pistola. Esta usted bien jodido comandante-. Se queja mientras al hacer un recuento de la munición que le queda tras cerrarse tras el la compuerta exterior.
Una vez igualada la presión, acceden al lugar gran cantidad de trabajadores sorprendiéndose al ver entre la multitud a una mujer acercándose a él con los brazos en alto. -¡Alto hay, identifíquese!-. Le ordena apuntándola con el fusil de asalto al salir por la puerta lateral del Mustang.
De forma obediente, esta mujer de color se detiene explicándole que solo quiere hablar. -Muy bien, la escucho-. –Me llamo Johari Lucumí y soy la nueva gerente de estas instalaciones-. –Mis felicitaciones ¿y Sheppard?-. Pregunta incrédulo. –A sido trasladado a la Tierra. Enhorabuena usted gana, nos ha vencido y eh dado órdenes para que una lanzadera venga a evacuarlo a Control Saturno-. –Valla, no sé qué decirla señora Lucumí… Gracias, supongo-. –De nada Marshal, a todos nos ha encantado verle boca abajo en el lago y por esa razón le permito recoger sus pertenencias y dirigirse a la sala de embarque sin ser objeto de represaría alguna-. Le explica la nueva gerente sorprendiéndolo. –No ha estado nada mal, una nueva anécdota que contarles algún día a mis nietos aunque entre usted y yo… creo que por poco me cago encima-. Bromea O´Neil echando un rápido vistazo al casco de su Mustang tras bajar su arma, agradeciendo en silencio a su amigo Mike las modificaciones mientras esta mujer sonríe.
“Atención. Servicio de Diligencia restablecido. Tiempo para la llegada de la siguiente lanzadera, 4 horas 30 minutos” Informa la megafonía sorprendiendo a todos los presentes. -Háganos un favor a todos, coja esa Diligencia y vallase a tomar por culo-. Le propone de nuevo esta mujer de la compañía poniéndose seria.
Con un simple asentimiento de cabeza, O´Neil acepta su proposición, tomando enseguida el camino a su oficina para recoger sus pertenencias con su fusil a punto, añadiendo a estas y a escondidas, una máscara de respiración forzada, 3 cartuchos de recarga y un buen puñado de bridas, por si las moscas.
Hambriento por la descarga de adrenalina sufrida, decide dirigirse a continuación a las cocinas guardando en una simple bolsa varios sándwiches y algunas botellas de agua mientras todos le observan escuchando algún que otro “cabrón” y “asesino”.
Con solo verles los ojos, sabe que la tregua va a durar muy poco así que con calma y siempre apuntando a la multitud con su fusil, se dirige a la zona de embarque bloqueándola con su HL-M y de paso también, apagando las cámaras de la sala.
-¡Alabado seas, San Mike!-. Grita dejando salir todo lo que lleva dentro al confirmar el sellado de la compuerta dejándose caer en el suelo agotado dedicándose durante unos pocos minutos a simplemente respirar hasta caer dormido.
“Atención. Tiempo para la llegada de la siguiente lanzadera, 2 horas” Informa la megafonía despertándolo de pronto.
-Anda mira, que curioso. Esa mujer parece tenerlos muy bien puestos. Así me gusta muchachos, continuad trabajando-. Exclama al ver en la pantalla del HL-M como se ha retomado la actividad en la refinería.
Aun sin comprender como ha conseguido sobrevivir y mucho menos como esta mujer ha enderezado en tan poco tiempo a los trabajadores, come y bebe antes de que la Diligencia llegue, acordándose de pronto del holocubo.
-Me había olvidado de ti, bueno amigo mío, ¿Qué hago contigo? Tendremos que ver que guardas pero… donde-. Se pregunta mientras lo mira con atención.
“Atención, llegada inminente de la lanzadera”
-¡Estupendo, al fin una buena noticia!-. Grita aplaudiendo, recogiendo del suelo su petate y sus armas con rapidez.
Pasados 5 minutos desde que sintiera vibrar el suelo, se ilumina la puerta de acceso en tonos verdes lo cual significa que puede embarcar.
-¡Baje el arma señor e identifíquese!-. Le ordena el personal de la lanzadera al verse de pronto apuntados por un hombre. -¡Soy el Marshal O´Neil. Esta nave queda confiscada!-. Les responde a gritos avanzando despacio hacia ellos. -¡Dejen las armas en el suelo y denles una patada hacia mí!-. Desconcertados, hacen lo que les pide echándose al suelo boca abajo como les ordena a continuación para ser esposados con las manos a la espalda.
-Muy bien y ahora despeguemos, ¡vamos. Estoy hasta los huevos de este basurero!-. Le ordena a los pilotos cumpliendo de inmediato sus órdenes.
-Está bien Sr. O´Neil usted manda, despegamos. Sujétese y por lo que más quiera, no le dispare a nada-. Le indica el piloto mientras ejecuta el procedimiento de despegue. -El seguro soy yo, señores. Ustedes asegúrense de llevarnos a la Control Saturno lo antes posible-.
Casi 2 horas más tarde, la Diligencia llega a su destino sin levantar más sospecha que la referente a que solo se encuentra a bordo un pasajero como ha informado la tripulación. -Así me gusta, sin problemas ni sorpresas. Y ahora por favor, las manos-. Les indica antes de esposarlos con las bridas. –Esto es innecesario, ya le hemos explicado que recibimos órdenes de recogerlo y traerlo-. –Bueno, como les he dicho yo también, no me gustan las sorpresas. Que pasen un buen día señores-. Les desea a ambos antes de abandonar el puesto de mando, deshaciéndose de sus armas para no levantar sospechas antes de desembarcar.
Una vez sale de la plataforma, se dirige a una tienda para comprar algo de ropa con la que cambiarse en el baño, saliendo de este a toda prisa al escuchar la última llamada de embarque para los pasajeros con destino a la Tierra.
-Le pediría su pase pero tengo órdenes, así que buen viaje a la Tierra Marshal O´Neil-. –Gracias, ¿Le puedo decir una cosa? Que todo el mundo de pronto sepa mi nombre me da muy mala espina-. Le comenta a la azafata sonriendo echando al mismo tiempo un rápido vistazo a los accesos. –A mí también me lo daría pero la HRI le ha concedido un salvoconducto-. Le explica la joven susurrando añadiendo después el típico “Que tenga un buen vuelo”.
Aliviado, busca su asiento para el lanzamiento en la nave pasando sin darse cuenta por delante de Mike y la doctora.
-¡¿O´Neil?!-. Grita Mike desconcertado mientras la buena de la doctora corre hacia el Marshal para plantarle un buen magreo.
-Te lo advertí-.
Desenlace
Pasada una semana, por fin O´Neil tiene acceso a un proyector holográfico privado tras juntar entre los 3 una gran cantidad de Nexar, descubriendo cosas mucho peores que el tráfico y consumo de drogas. -Hemos de avisar a alguien-. Propone Mike. –Si ¿pero a quién? Os recuerdo que estamos en una maldita nave de la Con-Am-. Les informa la doctora Lazarus antes de que alguien grite.
-¡¿Qué ha sido eso?!-. Preguntan los pasajeros desconcertados.
-¡Otra, allí justo al lado de Saturno!-. Anuncia alguien desde la zona de observación posterior llamando la atención de todo el mundo.
-Oh, mierda, ¿Eso no es…?-. -… Titán. Si Mike ha empezado-. Se lamenta O´Neil pensando en si su hija estará a salvo al ver como arde la atmosfera del satélite gracias a un telescopio que pueden utilizar los pasajeros a cambio de un Nexar.
“Seguras y señores, les habla su comandante. No sabemos el motivo pero todo parece indicar que hemos entrado en guerra. Les seré sincero, control Discovery no responde a nuestras llamadas y ha desaparecido de nuestras pantallas aun así, nos dirigimos a la Tierra”
El caos y la destrucción apoderan muy pronto del Sistema Solar, no importa si se trata de una instalación civil, científica o militar. Si está en la lista de objetivos estratégicos, es literalmente borrada del mapa empleando misiles cinéticos de alta velocidad con núcleo de tungsteno u ojivas de fusión por confinamiento inercial o ICF para abreviar, impulsadas a enormes velocidades gracias a sus sistemas de propulsión nuclear pulsada dejando a su paso finísimas pero brillantes estelas azuladas.
-¡Dios mío, que hemos hecho!-. Se lamenta el antiguo gerente de la refinería Con-Am 27 al hacerse el recuento de muertes durante una reunión por vía holográfica. 87 días después de llegar a casa. -Lo que tenía que hacerse Sr. Sheppard ¡Deje de beber y sea un hombre, maldito idiota!-. Le exige el director general de la HRI amenazándolo con destruir su rancho disparando desde la órbita una barra de tungsteno si se echa atrás.
-No le fallare, lo juro-. –Más le vale. Señoras, señores, ante nosotros se abre el futuro y a su cabeza estarán ustedes. Tan solo tenemos que ofrecerles a los supervivientes refugio, alimentos y medicinas para convertirlos en mano de obra barata con la que empezar a reconstruir la sociedad según nuestra conveniencia logrando con ello salvar a la humanidad del desastre al que estaba avocada-. Sigue exponiendo a los presentes este hombre creyéndose el nuevo presidente de la humanidad mientras en el exterior de la casa del almirante, sus guardaespaldas van siendo asesinados en completo silencio.
Concluida la reunión y sintiéndose una autentica mierda, le indica a su mujer que va a salir a dar un paseo encontrándose con O´Neil y la doctora jugando con su hija adoptiva junto al columpio que cuelga del enorme roble que hay a escasos 30 metros de la vivienda dejándolo de pronto totalmente mudo.
-Le dije que algún día vendría a por ella-. Le explica poniéndose en pie. –Lo recuerdo, comandante y aquí esta-. –Así es almirante, aquí estoy. No se preocupe, no voy a matarlo, a menos que haga alguna estupidez, claro-. Cogido de la mano con su hija, O’Neil y la doctora Lazarus se alejan de la casa caminando con calma momento en el que Sheppard decide suplicarle algo cayendo de rodillas en el suelo.
–Por favor, mátenme. Se lo ruego. ¡No puedo seguir viviendo por esta carga sobre mí conciencia!-.
–¿Matarlo? Eso sería demasiado fácil hijo de puta, creo que nos divertiremos mucho más viéndole sufrir. ¿Tu qué opinas Mike?!-. -Que es mucho más divertirlo marcarlo para toda su puta vida doctora. Titanio y vanadio. Recuérdalo bien maldito hijo de puta-. Le comenta Mike a Sheppard tras salir del suelo como un fantasma, clavarle un cuchillo en el brazo y desgarrárselo hacia abajo con un amplio zigzag.
-Yo a usted lo conozco-. –Ya te digo que si pedazo de mierda. ¿Recuerdas cómo me llamabas cuando estaba a tus ordenes?-. -Verbose-. –Eso es pero ¿a que no te imaginabas que era un Especter?- Ja, ja, ja. Hay que ver qué cara has puesto… Si, la leyenda es cierta existimos, y tú… vas a perder el brazo-. Dicho esto, Mike lo libera corriendo a reunirse con la pareja y la niña alejándose entre risas.
-¡Mátenme!-. Repite una y otra vez Sheppard desde el suelo taponándose la enorme herida acudiendo a auxiliarlo su mujer.
-¡Mátenme!-.
xtagendz
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