Estamos en el país de Colunbia, ubicados en alguna parte del desierto de la Wajiira, estando el General Jürgen Klein en compañía de un grupo pequeño de soldados y un escriba, se dirigen a una excavación que tiene veinte metros desde la entrada hasta el fondo y seis metros de profundidad, en busca de alguna de las «tablas doradas».

Cuando llegan a la excavación, el grupo pequeño de soldados se queda en la entrada haciendo guardia, y el General con el escriba se dirigen al fondo de la excavación mientras pensaban cuántas tablas doradas encontrarían esta vez.

—¡Espero que esta vez encontremos más de una tabla dorada! —dijo el General.

—Ojalá así sea, Señor General, para poder completar la información que necesitamos —dijo el escriba.

—ya hemos sacado a todos los trabajadores de la excavación, así no tendremos distracciones —dijo el General.

El General Klein y el escriba llegan al final de la excavación dónde hay una pared de color rojo, el General Klein sin titubear y con prisa activa sus puntos de enlace en la palma de su mano derecha provocando una gran explosión, ya que él puede crear y manipular el hidrógeno a voluntad, después de la explosión el escriba quedó totalmente asustado y sentado en el piso, mientras el pensaba en su mente por qué el General Klein no le aviso antes de crear una gran explosión, el General luego de haberle hecho un gran agujero a la pared de color rojo espero a que el polvo se disipara y aclarara todo, una vez que la luz que había en la excavación iluminó una especie de habitación que había detrás de la pared roja, el General Klein entra primero, luego el escriba se pone de pie y también entra, ambos al final de la habitación ven lo que tanto buscaban, una de las «tablas doradas» encima de un atril.

rápidamente el General no duda en acercarse y tomarla con ambas manos, mientras el escriba se queda quieto mirándolo en la mitad de la habitación, cuando el General se volteaba con la tabla dorada en sus manos, el General ve como se le acerca una columna de agua al escriba por la parte derecha de este, en un movimiento de reflejo responde ese ataque con una gran esfera de fuego, que creo con su mano derecha, haciendo que la habitación en la cual se encuentran se llene de vapor de agua y el General logra ver que son atacados de nuevo pero esta vez por una esfera de agua y aún estando el escriba delante del General, el General alcanza al escriba y logra tumbarlo al suelo con su mano derecha, ya que en la izquierda aún sostenía la tabla dorada, al tumbarlo logra hacer que la esfera de agua pase rozando a centímetros de la cabeza del escriba y haciendo que la bola de agua golpee con gran fuerza el atril dónde estaba la tabla dorada y la pared del fondo de la habitación donde se encontraban.

sin dejarlos prácticamente ni respirar estando todavía tirados en el suelo de nuevo son atacados con conos de hielo lanzados a gran velocidad, al ver esto el General Klein decide levantarse y dejando al escriba en el piso y con gran rapidez lanza una enorme bola de fuego para detener los conos de hielo que venían directamente hacia ellos, luego de esto pone de pie al escriba abrazándolo con su brazo derecho y de un solo salto lo lleva casi al fondo de la habitación, luego de esto el General decide soltarlo y darle la tabla dorada al escriba para posteriormente lanzar hacia el techo un gran ataque de fuego.

«espero que esto funcione». —piensa dudándose el General.

Luego el General al ver que se hizo un gran agujero y que por este entraba luz en la habitación en donde se encontraban, abraza nuevamente al escriba que tenía en sus manos la tabla dorada y decide saltar hacia arriba ya que seguían siendo atacados con una gran ráfaga de conos de hielo, el General salta entrando al agujero y luego de impulsarse hacia arriba por las paredes del agujero logran salir de la excavación dónde se encontraban.

El General al ver que ya estaban en el exterior y a salvo decide soltar al escriba para posteriormente arrodillarse en el suelo de arena, ya que se encontraban en un desierto, el escriba al ponerse de pie mira al General arrodillado en el suelo y cuando lo mira bien se da cuenta de lo que sucede, el General Klein fue herido por dos conos de hielo en ambos muslos, pero el General Klein antes de que el escriba le dijese algo él decide tomar los dos conos con sus manos para sacárselos e inmediatamente crear fuego en sus mano y las pone encima de sus heridas para así cauterizarlas, mientras se acentuaba la arena después de la explosión con la cual pudieron salir de la excavación, mientras tanto a lo lejos el General Klein ve como se acercan cuatro hombres q el no reconoce, el general Klein al ver esto se pone de pie y le dice al escriba:

—Pase lo que pase quédate detrás de mí y no te alejes, a menos que te lo ordene y sostén la tabla dorada —en un tono muy serio.

En ese mismo momento, el General Klein vio cómo salió un quinto hombre del agujero que había hecho, y cuando los vio más detenidamente, vio que uno de ellos tenía un tatuaje en el cuello, el cual se podía ver a simple vista.

«Estos son masonatis» —pensó sin dudarlo en su mente.

—Ustedes son masonatis, lo cual significa que vienen por la «tabla dorada» y que no se detendrán hasta obtenerla, —En ese momento activo sus puntos de enlaces y se colocó en postura de batalla— entonces tendré que asesinarlos.

Al oír esto el líder del grupo de los masonatis, que fue el que salió del agujero, se río.

—En realidad hablas como todo un General, ¿pero aún así te superamos en número?, o ¿Realmente eres tan fuerte como los rumores dicen?

—No conozco su poder de pelea, pero tengo el suficiente poder para al menos intentar asesinarlos —«Pero sinceramente no sé si podré vencerlos si me atacan todos al mismo tiempo» pensó realistamente el General.

Al oír esto, el grupo de 5 masonatis activaron sus puntos de enlace estando el líder de los Masonatis en el medio del grupo y dos Masonatis a cada lado de él, el General Klein seguía en su postura de batalla sabiendo muy bien lo que pasaría y se podía sentir en el aire que se vendría una batalla en el ambiente árido del desierto de la Wajiira.

En ese momento el General Klein fue más rápido y se movió a una velocidad increíble, tan veloz, que solo el líder de los masonatis vio cuando se acercó al masonati que estaba en la punta derecha de este grupo de masonatis y con un solo puñetazo de su mano derecha en el estómago lo mando a volar, después con su mano izquierda lanzó una esfera de fuego que también expulsó por los aires al Masonati que tenía a su lado, luego de esto, el General se apartó hacia atrás rápidamente antes que los otros tres masonatis reaccionaran.

El General Klein después de haberse apartado de ellos vuelve a encender sus puntos de enlace ubicados en sus manos y se coloca en una postura de batalla aún más seria, mientras se queda callado y los mira fijamente, el líder de los Masonati mira a sus compañeros que han quedado inconscientes, tirados en el piso a varios metros de dónde ellos están, pero el Masonati no se sorprende ya que sabe a quien se estaba enfrentando, luego mira al General en su postura de batalla y con llamas en sus manos.

«Ahora veo por qué lo llaman el «León Flameante», y en verdad va a asesinarnos a todos», pensó el líder de los masonati.

—Ya veo que los rumores tuyos son reales—exclamo con calma—, pero no hay como verlo en persona…

No había terminado de hablar el líder de los masonatis cuando el General Klein ya se había lanzado sobre ellos de nuevo con gran velocidad y estando en frente de ellos, el líder de los Masonatis reaccionando con igual velocidad le lanza una esfera de agua con su mano derecha, pero el General logra esquivar el ataque del masonati al último segundo, agachándose y dejando que el ataque pase por centrimetros encima de su cabeza, mientras él General pensaba en apartarse de ahí, los otros dos masonatis lo atacan simultáneamente, uno lo ataca por arriba con una larga cadena metálica y el otro lo ataca con múltiples piedras de roca por su costado derecho, mientras el líder de los masonatis se encontraba enfrente de él.

El General sin abrumarse estando todavía medio agachado, con gran agilidad lanza una veloz patada que logra golpear en el mentón al líder de los masonatis lanzándolo a volar y cayendo con gran fuerza al suelo de arena a varios metros, luego levanta su brazo derecho agarrando la cadena que venía a atacarlo por arriba logrando detenerla, estando el todavía boca arriba con su mano derecha sosteniendo la cadena y con su pierna derecha estirada por la patada que acababa de lanzar, logra con su pie izquierdo voltearse a su izquierda y apoyando su brazo izquierdo en el suelo, logra darse la vuelta sin soltar la cadena de su mano derecha, rápidamente toma la cadena con ambas manos y con gran fuerza tira al masonati al piso con su propia cadena.

Luego el General apenas por poco logra esquivar los ataques del tercer masonati que le lanza rápidas y múltiples piedras de roca, el General se mueve rápido hacia el tercer masonati que le sigue lanzando múltiples ataques de piedras de roca, el General logra acercarse mientras esquiva cada uno de sus docenas de ataques a una velocidad de reflejos impensables y cuando logra llegar a estar de frente del tercer masonati el General golpea al masonati con una gran esfera de fuego a quemarropa en el pecho, mandándolo a volar y dejando totalmente fuera de combate al tercer masonati, el General mira al segundo masonati, el cual, el golpeo contra el piso con gran fuerza con su propia cadena metálica y nota que también quedó inconsciente.

Después se esto el líder de este grupo de masonatis se levanta del suelo arenoso, se pone de pie y con la ayuda de su mano derecha toma su mentón y «track», «track», se lo acomoda en su lugar, luego mira como todo su grupo se encuentra inconsciente en el piso.

—Me golpeaste bastante duro en el mentón y mientras estaba tirado venciste a mis soldados, vaya en verdad es mejor verte pelear en persona —diciéndolo en tono entusiasta— que te parece si peleamos ahora sí en serio.

El General Jürgen Klein ha demostrado por qué es el General de la OMP (Organización Mundial de Países), al derrotar a cuatro masonatis en unos minutos y sin tanto esfuerzo, pero el General también sabe que ahora viene la verdadera batalla y aún se mantiene en estado de alerta esperando el próximo movimiento del líder de los masonatis. En ese momento el masonati levanta su nivel de energía creando una gran onda de presión que llega a dónde se encuentra el General a varios metros de distancia, al sentir está onda el General acertó en saber que no está tratando con cualquiera.

«Debe ser un masonati de alto rango, no solo controla el agua, sino que también puede controlarla en sus diferentes estados».

—Tú puedes controlar el agua a voluntad, ya sea sólida o líquida y no sé si…

—También puedo controlarla en estado gaseoso— interrumpió el masonati—, deja tus conclusiones para otro momento, no me importan, ahora peleemos, es lo único que me interesa.

En ese momento el General Klein también eleva su nivel de energía, pero no del todo y toma la espada que tiene en su espalda sacándola de su vaina y sosteniéndola con ambas manos, el masonati al ver que el General saco su espada le dice:

—Es un honor que utilices a «Feuerschwert», tu espada de Fuego conmigo, una de las siete espadas legendarias, creadas por Adolf Klein, el cual fue uno de tus más conocidos ancestros, no es así honorable «León flameante».

—No metas mi linaje y mi moral en esta pelea, al fin y al cabo, más genocidas han sido ustedes que mis antepasados, todos ustedes son unos asesinos —respondió muy serio el General.

—Pensaba exactamente lo mismo General Jürgen, tus antepasados y ustedes la OMP (organización mundial de países) también son asesinos solo que utilizan la excusa de la libertad y el bien común para sus asesinatos…

—Nunca me confundas con uno de los tuyos, masonati asesino —respondió enfadado el General.

El General sin dudarlo y con su espada entre sus manos arremete contra el Masonati, pero el masonati agarra con su mano derecha la espada del General sin miedo a cortarse con el filo de la espada y mientras mira firmemente al General le dice:

—Sé que puedes ser más rápido que esto. —Sin quitarle la mirada de encima.

El General Klein casi ofendido, sosteniendo la espada con ambas manos y aún forcejeando con el masonati, decide crear fuego para que las llamas fluyan por su espada, haciendo que el masonati suelte la espada del todo.

Entonces el General Klein al ver que el masonati suelta su espada este decide atacarlo con la espada para cortarlo de arriba a abajo, pero el masonati logra esquivar el ataque echándose para atrás, en ese instante el General Klein no deja descansar al masonati y lo sigue atacando con su espada una y otra vez, pero el masonati es bastante rápido y logra esquivar todos los ataques del General

El General Klein decide parar y alejarse del masonati para envolver en aún más fuego la espada y le lanza a distancia gran cantidad de espadazos de fuego los cuales el masonati esquiva o logra extinguirlos lanzando ataques de agua, luego de esto el Masonati contraataca con una gran columna de agua y se la lanza al General con gran fuerza, de arriba hacia abajo a gran velocidad, el General apenas logra esquivarla, luego de esto el Masonati se acerca rápidamente hacia el General arremetiendo con su puño derecho hacia la cara del General y logra rosarle la cara, sin descansar rápidamente el Masonati con su otra mano le lanza una esfera de agua que le da de lleno al General en el pecho y sale disparado varios metros hacia atrás.

—sé que eres más fuerte que esto. —le grito el Masonati en tono sarcástico.

El General se levantó del suelo mientras miraba al masonati con una mirada muy seria tomando su espada con ambas manos y gran fuerza, eleva su nivel de energía tanto que crea una onda de choque en el aire la cual alcanza al Masonati que se encontraba a decenas de metros y haciendo que el Masonati se desequilibre.

«Sabia que este hombre no estaba peleando en serio».

Entonces el General con una velocidad irreal ataca al masonati logrando cortarlo en el pecho, colocándose de pie detrás del Masonati y dándole la espalda le dice:

—Nunca me subestimes maldito Masonati.

El Masonati cuando pudo reaccionar, se dio cuenta de que lo habían cortado y cuando sintió la presencia del General en su espalda, su cuerpo sintió un escalofrió y se dio cuenta de la gran presencia de poder del General Klein.

«Este es el verdadero poder del «León flameante»», pensó seriamente el Masonati.

El Masonati logró desbloquearse y se alejó del General a una distancia prudente, pero el General no se movía de su lugar, en ese momento el Masonati elevó su nivel energía al máximo, creando una gran onda de choque en el aire y levantando mucha arena.

—Si en realidad quiero arrebatarle la tabla dorada tendré que usar todo mi poder.

Cuando el Masonati termino de elevar su nivel de poder, el General se giró y mirando al Masonati de frente sin ni siquiera inmutarse, después del gran despliegue de poder que había liberado el Masonati, decide atacar al Masonati pero este se defiende lanzando cientos de esferas de agua a una velocidad inimaginable una tras otra sin descansar lanzaba ataque tras ataque de esferas de agua, pero el General podía esquivarlas sin esfuerzo, el Masonati al ver esto decide alzar sus manos y sacar por su punto de enlace vapor de agua haciendo que no se vea nada por la espesa niebla que acaba de crear.

Luego el Masonati baja sus manos y crea varias columnas de agua gigantescas, las cuales el puede controlar a voluntad como si fuesen serpientes, entonces el Masonati ataca al General por todas las direcciones posibles, el General trata de esquivar todas y cada una de las columnas de agua pero a pesar de esquivarlas estás vuelven y lo siguen atacando sin parar, así que el General astutamente se aleja una poco permitiendo que todas las columnas de agua se vuelvan a reorganizar para ser atacado por todas las columnas de agua al mismo tiempo, recibiendo así todo el ataque de lleno, pero el General se cubrió con una gran explosión de fuego creando más vapor de agua en este ambiente árido, después de esto cuando la niebla ya se había disipado el masonati vio como el General no se había inmutado con el ataque, decide entonces el Masonati acercarse al General con gran velocidad para atacarlo, pero el General se encorva tomando su espada con fuerza y saliendo también disparado hacia el Masonati con gran velocidad, el General usaba su espada y ataques de fuego en cambio el Masonati con ataques de agua y hielo, estando el escriba aún de pie cuidando la «tabla dorada» viendo el gran despliegue de fuerza y destreza de estos dos en una batalla a gran velocidad la cual el escriba no podía seguir con su simple vista, luego de varios minutos de ataques y defensas tanto el General y el Masonati se alejan el uno del otro, ambos quedándose de pie quietos y con su respiración acelerada.

—No permitiré que obtengan el poder de las tablas doradas —dijo el general con desprecio al Masonati.

Luego de decir esto el General arremete de nuevo contra el Masonati, pero este no solo esquiva el ataque del General Klein si no que se dirige al escriba el cual tiene la tabla dorada, al ver esto el General enciende todo su cuerpo en hidrógeno por medio de sus puntos de enlace y llenándose de fuego se dirige al escriba mientras le grita:

—Deja la tabla dorada y huye.

El Escriba después de oír esto, sabiendo que el Masonati se dirige a él para atacarlo y quitarle la tabla dorada, aún así, decide agarrar con más fuerza la tabla dorada, aunque por dentro estaba inundado de miedo, el General al ver que el escriba no iba a soltar la «tabla dorada» decide poner uno de sus pies en el piso y tomar gran impulso para alcanzar al Masonati el cual está a pocos metros del escriba pero el General logra llegar a espaldas del Masonati y le da un espadazo por su costado derecho al Masonati que lo manda a volar varios metros en el aire cayendo y dando vueltas por la arena del desierto, el escriba que tenía los ojos cerrados por el miedo que tenía, abre sus ojos y ve al General enfrente suyo y este le grita:

—Te grite que soltarás la tabla y corrieras, si el Masonati cogía la tabla yo podía recuperarla —dijo el General enojado.

En ese instante el Masonati se pone de pie, se sacude un poco de arena y se queda viendo al General con el escriba, General está atento al próximo ataque del Masonati, pero este no se mueve, parecía que el Masonati no quería seguir luchando contra el General.

Pero después de un rato el Masonati se coloca en postura de batalla y enciende sus puntos de enlace, el General hace lo mismo esperando atentamente lo que hará el Masonati, entonces el Masonati empieza a mover sus manos preparando un nuevo ataque pero esta vez sus movimientos eran muy diferentes a como venía luchando hasta el momento, de repente en uno de esos movimientos, el Masonati sin previo aviso le lanza un ataque al General, el cual casi no logra verlo, pero al último instante con su espada encendida en fuego logra disipar el ataque del Masonati, no sin antes lograr arrastrar hacia atrás al General varios metros con ese ataque.

El General al ver esto queda altamente sorprendido:

«Uso un ataque de aire de gran poder y potencia, acaso este Masonati es un «multi-control»».

El Masonati al ver la cara de duda del General, hace una sonrisa en su rostro de manera un poco burlesca, listo para lanzar el siguiente ataque, pero el Masonati ve a lo lejos detrás del General y el escriba una caravana en compañía de soldados del país de Columbia. El Masonati al ver esto cierra sus puntos de enlace dejando su postura de batalla mientras decía en su mente:

«No puedo dejar esa tabla dorada en manos de ellos, pero tampoco debo ser tan imprudente de pelear en desventaja, ¿qué rayos hago?».

El General Klein voltea su cabeza y se da cuánta que el Masonati vio la caravana de soldados, pero aún alerta estando en postura de batalla le dice:

—Veo que solo tienes dos opciones, te retiras o pelear contra todos nosotros. —dijo el General con una sonrisa de triunfo en su cara.

Después de haber dicho eso el General sintió que algo se aproximaba muy rápido, el General al voltear su cabeza hacia atrás vio pasar a su costado izquierdo en cámara lenta a una mujer encendida en un fuego azul con una espada en sus manos que paso a gran velocidad dirigiéndose al Masonati, esta mujer arremete contra el Masonati sin pensarlo dos veces, estando ella en el aire decide lanzar un ataque con su espada desde arriba pero el Masonati levanta su brazo izquierdo y agarrando la espada con su mano detiene el ataque de la mujer con facilidad, la mujer sin alterarse y con gran rapidez suelta su espada del todo, cae de pie al piso lanzándole un ataque de fuego al Masonati a quemarropa, dejándolo un poco aturdido, después de esto la mujer decide agarrar de nuevo su espada y con gran fuerza logra sacarla de la mano del Masonati, retirándose hacia atrás justo al lado del General Klein, el Masonati después de reaccionar a lo que había sucedido queda sorprendido por un ataque así de inusual:

«Esta mujer es demente, como diablos decide soltar su espada y dejársela a su enemigo en las manos, pero debo reconocer que ese ataque fue bastante inesperado y que nadie se esperaría un ataque de esa manera, eso le da una ventaja en la batalla».

Aquella mujer es Adeline Webber, la capitana principal de la OMP (Organización mundial de países), que llegó en ese instante ya que el General Klein se había adelantado con el escriba y un grupo pequeño de soldados.

—Acaso tienes idea de con quien te enfrentabas, acaso un día de estos quieres morir —le reprocho el General Klein a la Capitana.

—Sabes que soy de las que dispara primero y pregunta después, a menos que me de una orden directa General Klein —respondió la Capitana.

El Masonati luego de verlos juntos se pregunta aún más si quedarse o retirarse dejándoles la tabla dorada, mientras estaba viendo a lo lejos como se acercaban más soldados normales con armas y otros activando sus puntos de enlace.

«Cada vez estoy más en desventaja, y ahora con la aparición de esta mujer se vuelve más complejo y aún no control de todo el elemento aire, demonios!».

El Masonati bastante indeciso sobre que hacer y después de pensar un rato, decide dar un salto varios metros hacia atrás estando de frente al General para luego voltearse, pero antes de retirarse le dice al General:

—Aun no es momento General, aún no.

Habiendo dicho esto, el Masonati se retira y la Capitana Webber le dice al General Klein que es mejor seguirlo ahora entre ambos para que no escape, pero el General le dice que es mejor dejarlo ir, que, aunque lo vencieran, no tendrán la suficiente energía para escoltar la caravana de vuelta a las oficinas de la OMP y podrían ser un blanco fácil para ser atacados logrando así que tomen la tabla dorada, haciendo inútil toda la lucha que el General tuvo con los Masonatis.

—Además tenemos varios Masonatis aquí inconscientes, será mejor llevarlos para intentar sacarles información —añadió el General.

Pasados unos días después de escoltar la caravana, llegan a la ciudad de Barranquilla, donde tomaron un vuelo de vuelta a la ciudad de Jerusalén, capital del país de yisrael, dónde se encuentran las oficinas principales de la OMP (Organización mundial de países), al ingresar al edificio donde se encuentran las oficinas, el General Klein, la Capitana Webber y el escriba que aún poseía la tabla dorada, no soltándola durante todo el viaje, se dirigieron a la sección de investigación que se encuentra en el sótano del edificio, una vez ahí dentro los recibe el Director Rodolf Linas, quien es el encargado de la sección de investigación:

—Bienvenidos me da gusto verlos de nuevo, después de enterarnos de la batalla que tuvieron en el país de Columbia.

—Gracias por la bienvenida director, pero a lo que vinimos —dijo el General con afán.

El director acompaña a los tres al bloque de los escribas donde el escriba entra no sin antes despedirse del General con gran gratitud por haberlo protegido del Masonati y también despedirse de la Capitana, luego de esto el director Linas se dirigen con el General Klein y la Capitana Webber a la habitación de monitoreo de la sección de investigación.

En el camino a la habitación de monitoreo el director y el General platican:

—oye Jürgen sigues con la costumbre de disimular tus heridas y no perder el tiempo no.

—No te preocupes Linas, sabes muy bien que ya me atendieron antes de volver a la capital y que no podemos perder tiempo cuando se trata de las tablas doradas.

—Sí, pero eso no quita el hecho de que disimules que te duele cuando caminas y que deberías descansar de vez en cuando, Jürgen.

—Como siempre no pierdes la costumbre de estar analizando a los demás no, Linas.

Después de escuchar esto, el director Linas da una sonrisa muy leve para después responderle al General:

—Vaya sarcástico como siempre no General —dijo el director en un tono muy risueño.

—Lo importante es que llegamos a salvo y con otra tabla dorada.

—Por cierto, General note que el escriba quedó bastante agradecido contigo. ¿Acaso le salvaste la vida?

—Sabes Linas que en mis misiones debo proteger a los civiles que ponen a mi cargo, solo hacia mi trabajo.

—Vaya el General tan modesto como siempre, no Capitana Adeline.

—Ya sabes cómo es el siempre cumple ordenes y nunca se da el crédito en sus éxitos, por eso la OMP lo ama, el General Kein es alguien que solo le importa el trabajo. —dijo la Capitana Webber en tono gracioso.

«Este par no cambian, cada vez que se juntan es como si fueran dos niños en mi contra», dijo el General en su mente.

Cuando llegan a la habitación de monitoreo el director Rodolf Linas, el General Jürgen Klein y la capitana Adeline Webber ven como los escribas se ponen de inmediato a analizar y estudiar la tabla dorada que trajeron.

—¡Sabes Jürgen, ya puedes ir a descansar! sabes muy bien que esto tomara algo de tiempo.

—Lo se Linas, pero sabes que el General debe estar a cargo de todo, además saliendo de aquí iré a la oficina del director general de la OMP y le daré los detalles de nuestro viaje en Columbia.

—Oye Jürgen sabes muy bien que puedes ir después ya todos sabemos la gran batalla que tuviste, no seas necio y ve a descansar.

—Sabes muy bien que terminare haciéndolo igual, además ya dormí un poco en el vuelo para acá.

—Si lo se Jürgen, solo me preocupo por un amigo.

—Si eso lo sé Linas.

—Y solo deseo que en verdad descansaras Jürgen.

—Bueno Linas y Capitana nos vemos luego —Yéndose así de la habitación el General Klein.

—Vaya, Vaya, no cambia el General, no Capitana—dijo el director Linas.

—Si el General nunca va a cambiar, pero deberías invitarlo a tomar una cerveza, llámalo más tarde y dile que lo invitas al bar «La Martina», cualquier cosa me confirmas porque yo si quiero ir a tomar algo por la noche, y dejando eso de lado el deber llama y tengo que ir a mi oficina a atender unas cosas, cuídate Linas y tal vez nos vemos en la noche.

Después de que el General Jürgen Klein le da los detalles al Director general de la OMP, el General decide al fin irse a su apartamento a descansar un poco, mientras tanto el Director Rodolf Linas y la capitana Adeline Webber fueron al bar «La Martina» a tomar una cerveza, la capitana Weber le comenta al director Linas que invite al General Klein pero él sabe que él no va a ir, Igualmente la capitana Webber y el director Linas pasaron un buen rato, no entre colegas de trabajo, sino entre amigos, al día siguiente volviendo todos temprano a sus labores en las oficinas de la OMP, el General es informado que es necesitado por el Director general, al oír esto se dirige de inmediato a la oficina del Director general de la OMP.

—Buenos días director Leonardo, me informaron que quería verme.

—Buenos días General Klein, lo estaba esperando.

—Que orden tiene para mí esta vez director Leonardo.

Una vez habiendo ya escuchado las órdenes que el director general de la OMP tenía para darle, el General Jürgen Klein salió del edificio para dirigirse a su apartamento a empacar sus cosas y luego se dirigió a la estación de metro para tomar un tren al País de Franco.

Mientras tanto en Jerusalén, en las oficinas de la OMP, en la sección de investigación el director Rodolf Linas y los escribas analizan la tabla dorada que habían traído desde el país de Columbia y en ese momento aparece el teniente Axel Sneider.

—Hola Rodolf sabes dónde está …

—Jürgen ya se fue a otra misión en Angloterra— respondió el director Linas.

—Vaya, vaya pensé que aún no se había ido, nuestro amigo el General no cambia, eh.

—Tú lo distingues mejor que nadie Axel, si tú mismo lo estás diciendo debe ser cierto, no.

El teniente Axel se ríe un poco y le responde al director Linas:

—Si Jürgen sigue así va a morir de cansancio.

—Pero ya sabes cómo es él, no puede decirle que no a una orden.

—Ojalá el director Leonardo le ordenara que se quede en su apartamento descansando— dijo el teniente Axel en un tono gracioso.

Ambos se ríen un poco después del comentario del teniente.

—¿Cómo vas con la tabla dorada que trajeron Jürgen y Adeline?

—Bueno, como siempre toca esperar que los escribas la traduzcan y mirar si nos da información importante sobre los puntos de enlace, mejora de poderes o lo que sea que nos dé una ventaja sobre los Masonatis y mirar si es la continuación de alguna de las otras nueve tablas doradas que tenemos aquí.

—Si claro, y cambiando de tema Rodolf, si que te luciste en la confección de la nueva generación de uniformes de combate.

—Para serte sincero Axel fue bastante complejo la fabricación de esos uniformes fue algo que me llevo meses de investigación, fabricar ropa de combate para cada soldado, teniente, Capitán o General es bastante complejo, toca analizar el tipo de poder, como lo usa y sobre todo que les sea cómodo.

—Vaya director sí que tuviste trabajo, pero mi uniforme quedó bastante cómodo y a la perfección con respecto a mi poder.

—El tuyo fue muy sencillo, tu poder es controlar el agua solo tuve que crear ropa que no se mojara y que fuera bastante resistente a desgarrarse o romperse y además te sientes cómodo con ropa que se pegue a tu cuerpo, eso fue sencillo. El problema es cuando por ejemplo Jürgen, a el toco crearle un traje ignifugo, mucho más resiste a golpes, desgarres y quemaduras, aparte que sea lo suficientemente transpirable para que la ropa se enfrié rápido y aparte de todo eso que sea cómoda, créeme esa ropa no es nada fácil de crear.

»Recuerda que los poderes proviene de los puntos de enlace, que son la fuente principal para poder controlar el elemento que a cada persona por suerte genética le fue otorgado para controlar y dependiendo de cómo hayas desarrollado tu estilo de combate así será la aparición de los puntos de enlace, la gran mayoría los usa generándolos en las palmas de las manos, otro pueden generarlos en cualquier parte del cuerpo, otros pueden genéralos alrededor de todo su cuerpo incluso a una buena distancia de este y otros como Giuseppe Ascari «El pulsar azul» que genera sus puntos de enlace en el interior de las células de su cuerpo haciendo posibles sobrecargarlas de energía para poder correr a la velocidad que lo hace.

» Y obviamente no te olvides de que hace unos años pudimos confirmar la existencia de los famosos ̈multi—control ̈ aquellos que pueden controlar dos o más elementos, imagínate hacerles ropa a esos monstruos.

—huyyyyy, solo quería darte las gracias por lo cómodo que están estos nuevos uniformes, sobre todo ahora que me lesione el brazo, pero no tenías que darme toda esa explicación, jajajaja.

—Jajaja sí es verdad, me deje llevar un poco, y a todas estas Axel sabes cuál es la misión de Jürgen en Angloterra.

—No he preguntado todavía, pero algo oí sobre una misión de escoltar a alguien importante.

—A ok, y si supiste Axel de la batalla que tuvo Jürgen en Columbia con un grupo de masonatis.

—Pero claro Rodolf, por eso quería hablar con Jürgen, sobre todo después de que Adeline me comentó que el masonati que más le trajo problemas a Jürgen controlaba el agua en los tres estados, y parece que era «multi-control».

—Si eso mismo oi, pero no tuve tiempo de preguntarle a Jürgen sobre eso.

—Me hubiera gustado tanto que Jürgen hubiera ido con nosotros ayer a «La Martina» y escuchar como Jürgen vencía a esos Masonatis, pero a Jürgen no le gusta ese tipo de planes él prefiere descansar para estar al 100% en sus misiones, a veces pienso que jürgen debería disfrutar más la vida, no todo en la vida eso lo trabajo, pero bueno así es el, cambiando de tema Linas que te parece si hoy sábado vamos a la Martina en la noche, claro esta si tú esposa te da permiso, jajajaja.

—Claro, solo que me hubiera gustado que hoy estuviera Jürgen, opino lo mismo que tú sobre qué Jürgen se toma su trabajo muy enserio, obviamente es entendible que es el general, pero debería de vez en cuando divertirse un poco.

—si sería bastante bueno, pero bueno ya sabes cómo es nuestro General.

—sí, lo sé.

Mientras tanto el General Jürgen Klein después de llegar al País de Franco en un viaje de tren, toma un vuelo para llegar a la ciudad de Londres capital del país de Angloterra y se dirige a las oficinas del presidente de ese País, el Señor Lewis Newey ya que la misión del General Jürgen Klein es escoltarlo hasta el país de Yisrael para reunirse con el Director general de la OMP, el General Klein espera la salida del Presidente Lewis Newey afuera de su oficina, cuando después de esperar un tiempo llega el General Adrián Hamilton, el General del país de Angloterra, el cual pone al tanto al General Klein sobré cómo será el traslado, apoyo logístico, ubicación del aeropuerto, las ruta segura por dónde irán y otros detalles importantes para el traslado del Presidente Lewis Newey.

El General Klein sigue al presidente Lewis Newey junto a su personal de seguridad los cuales escoltaran al presidente hasta el aeropuerto, en el carro dónde va el presidente Lewis Newey también van el General Jürgen Klein, el General Adrián Hamilton y el consultor del presidente.

Ellos van camino al aeropuerto siendo escoltados por tres carros de seguridad tanto al frente como por atrás y en compañía de patrullas de la policía del País, mientras van en camino al aeropuerto el General Klein que sigue hablando con el General Adrián sobre la seguridad que acompaña al Presidente Lewis Hamilton hasta el aeropuerto, mientras se dirigían al aeropuerto de la ciudad de London, había a lo lejos un hombre en la cima de un edificio que está mirando la escolta Presidencial a través de la lente de una mira de francotirador mientras habla por radio con ayuda de unos auriculares:

—Aquí ojo de Águila en posición.

—Todos en posición ojo de Águila, afirmativo para empezar.

—Recibido, todos atentos.

En ese momento el francotirador apunta hacia el carro donde va el Presidente Lewis Newey, cuando ya lo tiene en la mira, el francotirador toma aire, luego lo exhala lentamente por su boca y estando relajado aprieta el gatillo y dispara, la bala sale del arma, le da al vidrio del parabrisas delantero del carro Presidencial, el disparo no atraviesa el vidrio blindado, pero si causa un gran alboroto y confusión en la escolta del Presidente ocasionando que todos se detengan incluyendo las patrullas de la policía.

Al ver esto el General Adrián ordena que todos salgan de los carros y patrullas para revisar a los alrededores si logran visualizar al tirador, el General Klein intenta salir del auto no sin antes ser tomado del antebrazo por el General Adrián, que le dice que no es prudente abrir la puerta del auto donde se encuentra el Presidente, el General Klein ignora lo que dice el General Adrián y logra salir del auto para mirar a ver si logra ver algo, en el otro extremo el francotirador al ver al General Klein a través de la mira de su arma, retira su ojo de la mira, se pone de pie, recoge su arma del suelo y sale corriendo de ahí dando un gran salto hacia la azotea de otro edificio que estaba más abajo mientras informa por radio que tienen un gran problema, pero el General Klein pudo ver cómo una silueta humana saltó de un edificio alto a otro más bajo, al ver esto le dijo al general Adrián que mande hombres a la torre que él señaló, luego de decir esto el General Klein salió corriendo a gran velocidad hacia ese mismo edificio.

Mientras el general Klein se dirigía al edificio donde vio a un hombre saltar de un edificio a otro, el General Adrián junto con el presidente y su consultor seguían en el carro y antes que este pudiera dar la orden de que se dirigieran al edificio donde señaló el General Klein, prácticamente de nada salieron varios hombres con ametralladoras automáticas, empezaron a disparar a los policías y al auto presidencial, al oír los disparos el General Klein volteó a mirar hacia atrás, viendo cómo varios hombres disparaban ametralladoras contra la escolta Presidencial, el General Klein sabía que debería volver, pero él también sabía que si volvía perderían al hombre que disparó al carro .

Los disparos no cesaban y seguían atacando a la escolta Presidencial mientras esta trataba de protegerse y proteger el auto presidencial, cuando ya el auto Presidencial estaba sin escolta a su alrededor en un instante apareció el General Klein el cual con ataques de fuego, agilidad y velocidad lograba acabar con los hombres de las metralletas, en ese momento el General Adrián aprovecho esto y le ordenó al conductor del carro presidencial acelerar, manejando hacia adelante no importando lo que tuviera al frente, el francotirador luego de encontrar un mejor punto de vista se detuvo, coloco su arma en el piso y se acostó para apuntar de nuevo al auto presidencial mientras decía:

—En serio acabo con todos nuestros hombres, Maldito general Klein.

El francotirador decidió de nuevo disparar al auto Presidencial, hizo un disparo al parabrisas delantero logrando así hacer chocar al conductor, al ver el General Klein de dónde posiblemente venia el disparo, empezó a dirigirse a ese edificio a gran velocidad mientras tanto el auto presidencial se había estrellado con unas patrullas de policía, entonces el General Adrián pide refuerzos mientras cuidaba al Presidente Lewis Newey y a su consultor quedándose todos en el auto Presidencial, el Francotirador luego de disparar al auto Presidencial, busca al General Klein pero no lo ve alrededor del auto presidencial, con miedo de que se encontrara cerca de el, se puso de pie cogió su arma y empezó a correr de nuevo de un edificio a otro.

El General Klein estaba en la calle frente del edificio donde cree que pudo ser el disparo del Francotirador y vio cuando esté salto de ese edificio a otro, decide entonces dar varios saltos impulsándose hacia arriba con ayuda de las paredes de los edificios, cuando ya se encontraba en la terraza del edificio vio a lo lejos a un hombre que corría con un rifle en sus manos y decidió seguirlo a gran velocidad, El francotirador sintió algo detrás de él, decidiendo voltear a mirar, mirando así al general Klein corriendo detrás de él, cuando se dio cuenta que el general Klein lo perseguía tomo su arma y mientras aún estaba corriendo, disparo al edificio que tenía al frente haciendo que el vidrio de una ventana se rompa y El francotirador de un gran salto logra entrar por la ventana rota, el general lo sigue persiguiendo y viendo la ventana rota por el disparo, decide saltar hacia ella pero el francotirador lo estaba esperando con su arma y le dispara un tiro a quemarropa a la cabeza del General.

En el auto Presidencial llegan los refuerzos pedidos por el General Adrián, cuando ya todo estuvo en calma en el auto presidencial, el general Adrián decide llevar al presidente y su consultor a un lugar más seguro, aunque en el fondo le hubiera gustado seguir al general Klein para poder encontrar al hombre que disparo al auto presidencial. El general Klein llega después de un tiempo a dónde estaba el auto Presidencial, pero ve que ya no está el general ni el presidente Lewis y pregunta a los que están cuidando la escena del ataqye al Presidente que a dónde se fue el general Adrián con el presidente.

Después de unos minutos al general Adrian le llega el aviso que lo está buscando el general Klein, el general Adrián comunica las indicaciones para que por favor traigan al general Klein donde se encuentra junto con el presidente.

Al llegar el general jürgen Klein a la ubicación secreta donde se encontraba el general Adrián y el presidente Lewis Newey, estos lo ven con un sangrado que proviene de su cabeza, con preocupación le preguntan si se encuentra bien, pero el General Klein está más interesado en saber si ya llevan la investigación del ataque al presidente Lewis Newey, el General Adrián al ver que el General Klein ignora la gravedad de su salud le dice:

—Pudimos despertar a uno de los hombres que atacaron el auto Presidencial, para luego interrogarlo, curiosamente es el que estaba a cargo de este grupo de hombres armados, pero lo único que hemos podido sacarle fue «este ataque no es lo que ustedes piensan».

—¿Y qué significa eso? —pregunto el general Klein confundido.

—Aun no lo sabemos general Klein, por eso lo seguimos interrogando pero no ha hablado nada mas.

Después de escuchar esto el General Klein decide entrar en la habitación de interrogatorio y hablar con el capturado:

—Vaya, vaya que tenemos aquí al gran general Jürgen Klein en persona, en verdad eres mucho más alto en persona de lo que se ve en televisión —dijo el capturado en un tono muy sarcástico.

El general Klein se sienta en la silla que está en frente del capturado, siendo solo separados por una mesa entre ambos y le pregunta directamente:

—A que te referiste «con que este ataque no es lo que estamos pensando».

—Vaya general Klein había oído que usted era muy serio y directo, veo que en verdad lo es.

—¿Déjate de juegos y dime quienes son ustedes?

En ese momento el capturado se rio un poco y moviendo un poco su cabeza hacia arriba y con sus manos esposadas baja el cuello de su camisa mostrando así un tatuaje al General Klein.

—Así que eres un Masonati —dijo el General Klein.

—Ustedes no entienden la magnitud de lo que está en juego, esto es más grande que un simple presidente.

—A qué te refieres con eso Masonati.

—Nosotros los Masonatis estamos en contra de la OMP, en contra de la falsa libertad e hipocresía que ustedes le venden a la gente, haciéndoles creer a todos que con la ayuda de ustedes, este sería un mundo mejor, pero yo se la verdad, una verdad la cual este mundo debe saber y una verdad por la cual estoy dispuesto a dar mi vida por ella.

—Así que estás dispuesto a dar la vida por un grupo de asesinos.

—No es por un grupo de asesinos general Klein, es por la verdad, la verdad que ustedes no saben ya que han sido engañados por esos estúpidos escribas que les han mentido por mas de dos mil años.

—Supongo entonces que somos unos estúpidos también, cierto —dijo el General Klein en tono de burla.

—Búrlese todo lo que quiera general, pero yo no soy la estúpida marioneta de la OMP que obedece órdenes como un perrito fiel…

No había terminado de hablar el capturado Masonati cuando el General Klein lo toma con ambas manos por el cuello de su camisa y lo levanta de manera muy brusca y con enojo haciéndolo golpear con la pared.

—Nosotros no somos unos malditos asesinos que usamos la excusa de una falsa libertad para asesinar a soldados y civiles inocentes, no son nadie para juzgarnos, malditos Masonatis.

—En verdad eres bastante serio y directo general Klein —diciéndolo el Masonati burlescamente.

El General Klein al ver el tono burlesco del Masonati, manteniéndolo aún levantado y pegado a la pared con su mano derecha sin dejarlo caer le pega un puño en la cara y luego otro en el estómago y le pregunta de manera muy enojada al Masonati:

—Por que atacaron al presidente Lewis Newey, cuál era el motivo de asesinarlo.

—¿Por qué crees que queríamos asesinarlo?

—Lo querían secuestrar entonces?, habla maldito y estúpido Masonati —le pregunto el General Klein mientras lo sacudía contra la pared con fuerza.

—Quien te dijo a ti, que nuestro objetivo era el presidente.

—¿entonces cuál era su objetivo? —pregunto con cara de confusion el General.

El Masonati empezó a reírse delante del General, pero este para que dejara de reírse le da de nuevo otro puño en el estómago dejándolo sin aire.

—Escúchame estúpido Masonati cuál era su maldito objetivo, por qué créeme que el siguiente puño que te dé te atravesará el abdomen.

Afuera de la habitación de interrogación todos quedan sorprendidos y asustados de cómo el General Klein interroga al Masonati, al punto de que casi intentan detener el interrogatorio del general Klein, pero fueron detenidos por el General Adrián Hamilton, ya que este les dice que al menos el General Klein pudo hacer hablar al capturado más de lo que ellos pudieron hacer.

El Masonati después de recuperar el aliento le dice al General Klein:

—Esto es más grande de lo que sus pequeñas mentes pueden comprender.

El General Klein lo levanta aún más y lo lleva hasta la mesa que estaba en la habitación, y lo tira de espaldas a la mesa quedando el Masonati boca arriba en la mesa, siendo aún sujetado por el general Klein, por el cuello de su camisa.

—¿cuál era su objetivo? —Le preguntó al Masonati mientras el general Klein lo soltó de su mano derecha para prenderla en fuego.

—¿Quién es la persona la cual sabe más del presidente?, ¿cuál es la persona que sabe dónde va a estar y a qué hora?, quien es el que más conoce a una persona, que su secretario —respondió el Masonati.

A oír esto el General Klein, abrió rápidamente sus ojos y entendió, soltando al Masonati y saliendo de la habitación con prisa le pregunta al General Adrián Hamilton:

—¿Dónde está el consultor del presidente?

—El Consultor está saliendo del edificio se dirige hacia el palacio de Stafford en auto, a dar una declaración a la prensa.

El General Klein corre hacia el parqueadero que se encuentra en la parte de afuera del edificio donde se encontraban mientras le decía al General Adrián que detuvieran al consultor que no dejaran que saliera de ahí. Cuando el General Klein salió y vio el auto que transportaba al Consultor que estaban en el parqueadero, en ese mismo instante y antes de el General Klein pudiera decir algo, ve como el auto donde se encuentra el consultor explota, al ver esto el General Klein queda perplejo y se dirige de nuevo a la habitación de interrogatorio entrando en esta después de golpear la puerta con una patada y con mucha ira, para darle un gran puñetazo al Masonati, un puño que lo manda a volar hasta la pared del fondo, luego lo levanta del suelo tomándolo de nuevo por el cuello de la camisa:

—¿Por qué lo hicieron? ¿Porque mataron a una persona inocente?

—Simplemente el sabía demasiado —le responde el Masonati al General Klein con una pequeña sonrisa en el rostro.

—¿Cómo que sabía demasiado? —preguntó el General Klein mientras el Masonati se seguía riendo.

—¿Cuándo van a entender, que esto es más grande de lo que pueden comprender sus pequeñas mentes? —respondió el Masonati mientras aún se seguía riendo.

El General Klein al ver su risa, lo arremete contra el suelo, sale rápidamente de la habitación de interrogatorio y pide al General Hamilton que lo lleve con urgencia a la oficina del Consultor que se encuentra en el palacio de Stafford, pero en ese mismo instante le llega una llamada al General Hamilton, dónde le informan que la oficina personal del consultor a sido atacada con una bomba, al oír esto el General Klein da órdenes de que hagan un cateo a la casa donde vivía el consultor, antes de que también destruyan todo, mientras se dirigían a casa del consultor el general Hamilton pregunta que es lo que está pasando pero el General Klein le responde que el tampoco sabe que es lo que está sucediendo, al ir llegando a la casa donde vivía el consultor ven como afuera de esta en frente en la calle hay un carro de bomberos , ya habían llegado tarde.

En ese momento el General Klein después de presenciar todo esto hace una llamada:

—Capitana Webber, por favor informarle al Soldado Ismael Lizcano que lo necesito en la Capital de Angloterra lo más pronto posible, tenemos una emergencia de categoría uno.

—Enterado General Klein.

El General Hamilton le pregunta al General Klein si cree que el Señor Ismael Lizcano podría ayudar a resolver las dudas que tienen todos ahora, el General Klein le responde que el Señor Ismael Lizcano es el único el cual les puede dar una pista de los que realmente pudo suceder hoy.

Pasado dos días, el Francotirador Ismael Lizcano llega a la capital de Angloterra y se encuentra con el General Jürgen Klein y el General Adrián Hamilton en la azotea del edificio donde el francotirador disparó a escolta del Presidente Lewis Newey, Presidente de Angloterra.

Luego de mucho observar el francotirador Izmael Lizcano les dice a los dos Generales; no se que paso aquí con exactitud, pero a juzgar por lo que me contaron y por lo que veo aquí, ya se que esto ya lo saben y no sé si les sirva de algo, pero desde el principio el objetivo de este grupo siempre fue el Consultor del Presidente y nunca el Presidente, lo se por el arma q usaron no era un rifle antimaterial, es decir no era para atravesar vehículos blindados sino q era para matar personas, pero el francotirador no hizo ni un solo disparo a un policía o escolta del presidente, además me comentaron que todos los policías y escoltas del Presidente fueron disparados por un grupo de hombres con metralletas pero qué curiosamente no mataron a nadie, qué clase de grupo hace un atentado terrorista contra el presidente y no mata al presidente ni a su escolta que le estorban, sea lo que sea que ese consultor sabía querían asegurarse de que no lo contará, aquí hay algo que me huele mal, dijo el francotirador Izmael Lizcano mientras fumaba su cigarrillo.

Al oír esto el General Jürgen da la orden de que investiguen toda la documentación una por una, que el Consultor del Presidente tenía en su casa y en su oficina personal en el palacio de Stafford, para ver si encuentran una pista que les ayudara con este caso.

El General Klein comenta que cuando los masonatis hacen ataques siempre tienen un patrón, hieren pero nunca matan al menos que la amenaza sea muy fuerte, pero a los que no les perdonan la vida son a los escribas, por eso nunca salen de las oficinas principales de la OMP ( Organización Mundial de Países ) en Jerusalén, Esta gente mata escribas inocentes, o gente con mucho poder de pelea pero nunca a civiles o personal militar o policías y si los atacan no los matan, hay algo que los escribas no nos están contando.

—Que piensa hacer General Klein — preguntó el General Adrián.

—Volvere a la Capital de Yisrael, estando en Jerusalén hablaré con los escribas, aquí hay algo que no me cuadra.

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