Fue sencillo quererte,
lo difícil sería soltarte.
Quiero una vida de tu mano,
presos de risas que brotan sin sentido,
de noches mágicas,
donde el tiempo sea testigo,
y no compás
de los pasos que contigo
solo me atrevo a dar.

Si cada mañana
no hallara el refugio de tus abrazos,
que Dios me disculpe entre rezos,
pues me ahogaré,
en la marea de tus besos.

Tú tienes más que algo:
guardas un hechizo en la sonrisa
y magia en la mirada.
Cada palabra tuya me hipnotiza,
y cada vez que te observo,
divago, me extravío,
en un delirio constante
y sin respiro.

No sé contener la urgencia
de presumir a la amiga más bella,
me pierdo en el juego de tus rizos,
y me encuentro
en la noche oscura de tus ojos.

Bailo al ritmo de tu esencia,
me estremezco ante tu belleza,
tus vibras rozan el cielo,
tocan mis anhelos,
y tu olor a caramelo
perfuma hasta mi alma.

Eres la calma inmensa
de un océano que aprendió
a bailar sin olas.
Un corazón que supo
el sentido de la felicidad
antes incluso de latir.

Eres tú, eres Paula.

¡Te quiero!

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