No me hagas salir de casa

Una canción para leer con la obra:

No me hagas salir de casa.

¿Sabes? No pienses que estoy triste. No lo pienses nunca más. Tú y yo no somos iguales. ¿Qué podrías saber tú de mí? No me conoces. Nunca me has conocido… jamás sabrás cuán cómoda estoy yo danzando en mi soledad.

Amo cuando llega la mañana y escucho a los pajaritos cantar… amo observarlos desde mi ventana mientras el cálido sol me cubre tiernamente durante los amaneceres, me siento viva, aunque no estoy realmente sintiendo a la vida… amo ver aquella libertad de aquellos voladores, mientras estoy encerrada en este lugar. No me hagas salir de casa. Amo verme sufrir, amo no sentir mi propia existencia en mi piel… amo sabotear mi felicidad, disfruto de morir lentamente otro día más… no quiero salir de casa nunca más.

Todo en este ensueño es perfecto. Mira, mira esto, en el patio tengo a mi bosque secreto, allí encuentro refugio gigantesco y vasto debajo de aquellos paltos… allí danzo con la naturaleza otro día más, conozco de pequeños insectos, conozco de aire, de flores, como si fuera un campo, todo parece encantado. No hay ruido, ni personas, ni mentes básicas, ni gente amenazadora… sólo hay paz, tranquilidad, vida, permanencia, eternidad… y todo aquello, es lo que se entrelaza cariñosamente con mi amada nostalgia… sí… yo amo pasar por aquí, observar, analizar y sentir… desde niña mis únicos amigos en este lugar han sido estos gigantescos árboles que hablan. ¡Hablan, hablan! ¡Más que tú y yo juntos…! Quizás he enloquecido, pero puedo asegurar que mediante un lenguaje complejo ellos me cuentan sus secretos especiales… tienen un alma rica; llena de esencias maravillosas, de mundos por recorrer, de aventuras de otros universos.

No me hagas salir de casa.

No me hagas salir de casa. De verdad. Te lo ruego. Porque en esta casa vive eternamente la figura de mi viejo padre… que ya no está… en este lugar, mi hogar… veo a mis tiempos buenos, donde era más feliz que nunca.

Con todo esto, aprendí que los niños son las criaturas más puras e inocentes de la Tierra… pero sobre todo son los más felices.

Quisiera volver a esos días, en donde estabas conmigo… todos juntos… jugando yo, despreocupada, en mi mundo de felicidad y sueños inalcanzables y tan únicos… todo era posible.

No me hagas salir de casa.

El mundo allá afuera es horrendo. No quiero ver a aquellos que me lastimarán. Aquí encuentro mi paz, haciéndome daño un día más. Intentando enamorar a mi soledad… bailando en silencio, sintiendo al viento, concibiendo al silencio… llorando, sintiéndome deshabitada… dejándome morir, huyendo de mis deberes, de mis sueños, estancándome… perpetuamente estancándome en esta ilusión triste y sin sentido, con mis pies lejos del suelo… abandonando las cosas importantes y difíciles como una triste y pequeña cobarde, que le teme sin excepción al mundo entero… lo he sabido siempre; moriré joven. Lo veo. Lo presiento y, lo peor; sé que no conozco nada del mundo.

Oh, amo tanto ser una chica desafortunada. No me hagas salir de casa.

Déjame morir sola. Deja que me siga engañando a mí misma.