El poeta enamorado encuentra a Ciencias Naturales

El poeta enamorado encuentra a Ciencias Naturales

Jose Ramos

29/11/2019

Noches de verano del 96′. Los dígitos amarillos me espían en la oscuridad.

Giro en la cama y pienso.

Enciendo la radio del reloj alarma.

Suena una de amor, las que te agitan el corazoncito.

«Y es por ella que era tan fría y tan fuertes, que sus versos latentes volvieron a su cajón..»

Congoja. Sentimientos agitados y paralelos.

«El poeta enamorado, tantos años exiliado, ha perdido la razón»

Por ese tiempo todavía no sabía que era poeta y tampoco que estaba enamorado.

Fue mi musa y mí tarareo, me vi en el personaje y lo asumí.

El arte no tiene tiempos, pero casi no hay tiempo para el arte.

Veinte años después ya consumado y un poco consumido, quise buscar a los artistas y ofrendarles un saludo.

Los encontré, no eran famosos, casi no vendieron discos.

Ese tema llegó a las radios pero hubo suerte en el resto.

Vivían en una casa inglesa, en el barrio de Villa Urquiza.

Ella maestra privada tutelaba para entrar a escuelas, el con un amigo arreglaba computadoras.

Me presenté un domingo, ni temprano ni tarde.

Me recibieron muy amablemente, cómo anfitriones de un camping hippie.

Les dije que era un escritor y un gran admirador.

Le mostré mis libros de versos y mí seudónimo: El poeta enamorado.

Juntos con las guitarras cantamos algunas letras.

Los ví lagrimear un poco, por los tiempos pasado.

-No vine a la nostalgia- dije- les vine a hacer una propuesta.

Les daba la mitad del dinero de medio departamento.

Que lo invirtieran de nuevo en sus difuntas carreras.

Al tiempo me sentí orgulloso, como pocos pueden sentirse.

Producir inspiración es algo difícil de ocurrir, devolverla, mucho más.

Resucitar un muerto es un milagro.

Ahora cada tanto me invitan a participar de algún show.

Pero me siento el abuelo de mis propios padres…

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