Fue aquella sonrisa que me regaló un día en silencio,
La misma sonrisa que se tornó en amargura anónima y callada,
Me perdía en su mirada y también disimulaba mis ganas de besarle.
«Pero algo no estaba bien,»
Fue su actitud que reflejó a mi alma lo que se venía venir,
Lloraba mi alma al notar que en sus palabras,
Al igual que la hermosura de las rosas,
sin misericordia alguna, las espinas me entregaba.
Lo observaba extrañada y me cuestionaba, en silencio,
¿porque? !Dios mío¡
– Ya no sabía qué hacer;
Ni de qué manera podría interceder de inmediato para preguntarle,
Decirle, – Mi amor;
¿que pasö?¿Acaso te ofendí en algo que te molesto?
¿dónde están tus promesas de amor?
¿donde esta lo que me decías? – Pero-
Sé que las circunstancias en ese momento no me lo permitían,
Luego cerré mis ojos y callé.
Veía un camino de silencio en frente mio, un abismo entre los dos,
donde llevaría su nombre; sin el mío,
Me causaba tanto dolor al notar, que sin importarle mi corazón,
me regalaba este sufrir con el frió eterno de su desamor,
al menos éso es lo que mi príncipe me demostraba.
Eran tan mágicas y bellas sus palabras, que hacían volar mi imaginación
¡Y hoy, es mi frustración¡
«No se imaginan como me carcomía la amargura por dentro»
– Nada tenia sentido, ¿seria por orgullo?
Presentía que lo estaba perdiendo.
¿saben?
No dejaba de mirarle, y aunque nos hablaban otros,
solo disfrutaba de aquel brillo reflejándome en sus bellos ojos,
Pero, de ellos solo recibí los despojos, de un recuerdo bago y ausente.
Eran las miradas presentes mas tristes, donde la mía, no era correspondida,
y aunque trataba de disimular, no podía negar su indiferencia,
Fue tan eterno aquel encuentro, que duro menos de un minuto,
¡cuando pude abrazarlo¡
Fue una magia que se entregaba en ése instante,
Fue una entrega total en nuestros brazos.
Y aunque buscaba alejarse, me apretó tan fuerte,
en verdad fue algo extraño,
Pues sentía que se despedía, y hay comprendí,
que en contra de sus emociones, estaba actuando.
y rápido abordo el avión, alejándose de mi,
El frió de aquella tarde;
no era comparado con aquel muro que me reflejaba mi suerte
peleaba contra miles de preguntas sin respuestas.
y me congelaba el silencio en aquel momento,
– si, se marchó sin mi,
Me entrego hoy a ciegas contra el tiempo y sus misterios,
donde finalmente me quedo en la nada,
y con impotencia, suspiraba en lo secreto.
¡Y ahora como haré¡
para olvidarme de su piel, de sus recuerdos.
Si solo pensarlo, me pierdo,
y mirando el cielo, lloro sin ningún consuelo
acabó con mi infinito ser,
donde cada amanecer, me llama sin esperanza a esperarlo.
-ya es demasiado tarde-, sé que debo resignarme, y entender;
Que nuestros destinos, no podían ser,
me redujo a cenizas en aquel mar de silencios,
donde una tarde de luna, me dejó sin decirme nada,
donde se atrevió a dejarme en la condena ¡de su silencio¡
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