Dos extraños

Dos extraños,

Eso somos, amasijo de letras

Colgadas en las páginas

de un cuaderno olvidado.

¿Cuándo? ¿Cuándo? ¿dejamos de ser? 

¿Cuándo nuestra meta se convirtió 

en un altar de feromonas,

culto a minutos frívolos de lecho?

¿Acaso es la esencia del sentir? ¿Del estar? ¿De la vida?

No tengo idea, soy humano.

Y es de humanos engañarnos.

Tiempo, bendito sea tu paso por mis canas,

tu esencia baña cada poro de mi epitelio,

que poco a poco se desgarra ante tu implacable paso.

Fábula y lección al dos por uno: riqueza, pobreza, todo y nada;

mas, sin embargo, mi bien más derrochado.

Cambiapieles con fragancia dopaminezca,

engatusas mis sentidos a tu antojo,

en napoleónica campaña que fracasa llegando el invierno.

Tantos inviernos sin luz y, aun así, vales la pena.

¿Vales la pena, o acaso quiero creerlo?

Adicción, embriaguez de un verano administrado a cuentagotas.

Colgado, ciego, irracional, compartiendo hasta la vida y los sentidos;

preocupado de otro oído, otra nariz, otros ojos, otros labios, otro cuerpo.

Otro invierno cubre la ventana.

Una página más aviva el fuego,

su química isomeriza aquellas que le precedieron, su esencia única, solo tiene un propósito,

y pasados los días, dos extraños, amasijo de letras en las páginas de un cuaderno olvidado.

Cenizas, polvo, elementos en estado inactivado con valencia natural.

Soy humano.

Y es de humanos soñar.