Rápida salida del citado encuentro,
caminos sin variante de aquel alejo,
miradas directas hacia lo incierto,
profundas dudas no es lo que me merezco.
Cándida y plausible fue la conversación,
a largas distancias susurraba nuestro destino,
fui yo el que propuso está premonición,
de augurio y nostalgia, soñaba con este camino.
Dentro de la amena conversación, yo de ti insistía,
tus relatos sin prisa, me aconsejaban a no intervenir,
la sonora audición de la calle no me impedía,
a pensar en un apacible y próspero porvenir.
Decidí escoger el rumbo hacia aquella morada,
no decidimos exclamar ninguna objección,
solo se notaría tu desdén hacia la mirada,
de recuerdos vanos que te generaron destrucción.
El diminuto reflejo de claridad yacía en el momento,
momento aquel de percibir las aflicciones ocurridas,
era yo, en consumar, este fiero acontecimiento,
para poder, así Dios lo quiera, vernos a escondidas.
Tus holgados discursos en el trayecto, se ofrecían sin fin,
llegaron al punto de cuestionarme: ¿Quién era el dueño?,
soló atiné a aclararlo y anunciarte: ¡ Tú no eres así !…
palabras idóneas, el cual germinaron en un acto de ensueño.
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