Prologó:
Año 2160; la humanidad se encuentra al borde de un nuevo despertar. En esta era, los Fulmen, pequeños dispositivos redondos, se han convertido en el último avance de la biotecnología. Incrustados en brazos, piernas o torso, confieren un poder sin igual a sus portadores. Sin embargo, el precio es alto.
El hombre se estremeció al sentir las púas del Fulmen penetrar en su carne. El dolor lo atravesó como una ola ardiente, recorriendo cada fibra de su cuerpo mientras el chip se adaptaba a su sistema. Cada segundo era una eternidad de sufrimiento, y el sudor le corría por la frente. Intentó gritar, pero su voz quedó atrapada en la garganta, sofocada por la agonía. Los médicos lo observaban impasibles, registrando cada espasmo, cada grito ahogado. Sabía que si sobrevivía, su cuerpo cambiaría para siempre. Pero, en esos momentos, solo una pregunta le invadía la mente: ¿vale la pena este tormento? El proceso de inserción del Fulmen es doloroso y complejo. Las púas del chip se clavan profundamente en la carne, causando una agonía intensa que solo unos pocos pueden soportar.
Una vez integrados, modifican el cuerpo de formas únicas según las características y necesidades de cada individuo. El Fulmen no es simplemente un implante; es una extensión viva del cuerpo, alimentada por la sangre del portador, que se consume con cada uso. Esta dependencia hace que portar uno no solo requiera un entrenamiento físico riguroso, sino también una fortaleza psicológica extraordinaria.
Aun cuando los primeros Fulmen prometían un futuro lleno de posibilidades, las consecuencias fueron devastadoras. Miles murieron en los primeros experimentos al no ser compatibles con el chip, transformando la euforia inicial en desilusión y horror.
Los gobiernos intentaron ocultar las pérdidas, pero las noticias se filtraron, y pronto la sociedad comenzó a cuestionar el verdadero costo de este avance tecnológico. Entre las filas de los sobrevivientes, solo unos pocos lograron adaptarse completamente y resistir la agonía del proceso. Estos individuos, conocidos como los Arkans, se convirtieron en leyendas vivas.
Sus cuerpos habían sido transformados de maneras inimaginables, otorgándoles capacidades sobrehumanas. Los gobiernos, viendo el potencial de estos seres, comenzaron a realizar pruebas y experimentos con el fin de crear soldados de élite. Así, «La Era del Despertar» marcó el inicio de una nueva humanidad, dividida entre los que habían sobrevivido y los que habían perecido en el intento.
Sin embargo, había algo más oscuro detrás de todo esto. El verdadero propósito del creador de los Fulmen, cuyo nombre se ha perdido en los secretos gubernamentales, no era solo mejorar a la humanidad. Su intención oculta era eliminar a los débiles y dejar solo a los más aptos para heredar el futuro. Un exterminio silencioso, una purga que consideraba necesaria para la evolución de la especie.
La promesa de capacidades sobrehumanas y la purga selectiva provocada por los Fulmen dejaron cicatrices profundas en la sociedad. Las grandes ciudades se adaptaron rápidamente, construyendo nuevas infraestructuras para controlar a los Arkans, aquellos que habían sobrevivido al proceso de implantación. Pero no todos los lugares florecieron por igual. Las zonas rurales y los asentamientos más pequeños se vieron atrapados en el caos, incapaces de adaptarse a la velocidad del cambio.
Un hombre, marcado por el sufrimiento de la transformación, observa las ruinas de su antigua vida desde las sombras de una ciudad reconstruida. No es ni humano ni máquina, sino algo intermedio, un vestigio de un mundo que ya no existe. Los Fulmen lo han cambiado para siempre, y mientras observa el nuevo orden mundial, una verdad amarga le golpea: sobrevivir no siempre significa estar vivo.
Después de «La Era del Despertar», la humanidad tuvo que reconstruirse. Lo que una vez fue una sociedad unida ahora está fragmentada, luchando por definir qué significa ser humano en una era de capacidades sobrehumanas. El precio de esta evolución ha sido demasiado alto, y mientras algunos celebran los avances, otros no pueden olvidar el sufrimiento que los hizo posibles. Han pasado noventa años desde la llamada “Era del Despertar”.
¡Bienvenidos a Elysia, la deslumbrante capital del Reino de Luminara! En esta vibrante metrópolis, la paz aparente se sostiene sobre los hombros de los Fulmen, dispositivos avanzados que solo pueden ser utilizados por los Arkans, un grupo selecto con habilidades extraordinarias. Estos artefactos otorgan poderes sobrehumanos a quienes los portan, y son la clave de la seguridad en la ciudad. Elysia ha logrado adaptarse a esta nueva era con notable éxito, en parte gracias a que los altos mandos cuentan con los mejores portadores de los chips Fulmen.
Estos guerreros, superiores a los de cualquier otra nación, han sido entrenados y perfeccionados para asegurar la estabilidad y el control en la metrópolis. Su habilidad y destreza han colocado a Elysia en una posición destacada; es una de las ciudades más avanzadas y con el poder militar más formidable del mundo.Desde los bulliciosos distritos comerciales hasta los elegantes barrios residenciales, el resplandor de los Fulmen baña la ciudad en una luz brillante, creando una atmósfera de tranquilidad y prosperidad.
La versión oficial del gobierno pinta un cuadro perfecto de estabilidad, pero detrás de esta brillante fachada, algo no encaja del todo. En los barrios pobres de Elysia, el conflicto se desborda en una lucha constante. Los Arkans y un grupo insurgente se enfrentan a la opresión y a los abusos de los poderosos. Las siluetas de batalla iluminadas por el destello de los Fulmen se despliegan en las calles, creando un espectáculo impresionante que contrasta con la miseria circundante.
En medio de este caos, un niño observa desde la distancia, sus ojos grandes como platos, reflejando la fascinación y el temor. La destreza y habilidad de los Arkans, en su mente, los convierten en héroes casi míticos. Su corazón late con fuerza, una mezcla de admiración y miedo lo invade. Cada chispa de luz que emana de los Fulmen le recuerda lo frágil que es su mundo. Este niño, acompañado de su madre, presencia la batalla con una mezcla de admiración y temor, sin saber que su vida podría cambiar en cualquier momento.
A medida que los murmullos de insatisfacción crecen en las sombras, el eco de la historia de la «Era del Despertar» resuena en el aire. La gente recuerda la promesa de un futuro brillante, pero también el dolor que trajo. Aquellos que una vez soñaron con la gloria ahora viven atrapados en el miedo y la opresión.
En las sombras y los rincones más oscuros de Elysia, murmullos de insatisfacción comienzan a circular. Rumores de corrupción y secretos bien guardados alimentan una creciente inquietud entre los ciudadanos. Movimientos furtivos surgen con la intención de desafiar la tiranía y traer un nuevo amanecer a la ciudad. En esta ciudad de contrastes, donde las luces brillan tanto como las sombras, el misterio se entrelaza con la vida cotidiana. Cada personaje guarda secretos, y cada decisión podría desatar una serie de eventos que cambiarán el equilibrio de poder. ¿Realmente los Fulmen protegen la paz, o esconden una verdad aún más inquietante?
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