Enfrente de mi ordenador me hallo en la noche, tratando de estudiar.

De repente, cierro un poco mis ojos para descansar mi extenuada vista cuando reparo en aquella misteriosa sombra en mi habitación.

Al principio me asusté, pero luego sonreí:

“Mira qué estúpido fui, que de mi propia sombra vine yo a asustarme.”

Continué estudiando porque no me sentía bien, tenía ganas de llorar, pero estudiar me ayudaba a no pensar en ciertas cosas.

Al darme otro descanso, creí ver la misma sombra de un tamaño mucho mayor

“Será mi mente jugando con mi cordura una vez más” quise pensar yo.

Y continué estudiando para fortalecer al cerebro e ignorar al corazón, aunque ya me iba doliendo el primero más que el segundo.

Cuando un tiempo hubo pasado, di mi estudio por finalizado.

“Me retiro a dormitar ahora sí, pues me hallo muy cansado.”

Pero al voltearme vi la sombra, que de tamaño había aumentado.

Procedí a mover la mano derecha, y me quedé horrorizado,

Pues no era aquella mi sombra,

La que tanto me había molestado.

“¿Qué quieres de mí, presencia de oscuridad?”

“¿Acaso mi alma, te quieres llevar?”

“Pues róbala si tanto la quieres,

pues yo no la puedo cargar,

pues antes ya estaba triste,

lo que me hagas no voy a soportar.”

Ante mi arrebato de furia contra aquella horrible sombra, ella de repente se movió y se hizo más grande, esta vez envolviendo en una intensa negrura toda la habitación.

Nadie más pudo encontrarme,

Nadie me reconoció,

Nadie pudo rescatarme,

De esta sombra que me absorbió.

Estoy escribiendo esto,

Antes de perder el juicio,

Esta inmensa soledad,

Me está sacando de quicio.

Como quisiera no haber estudiado,

Como quisiera esa noche,

En lugar de eso haber llorado.

Ahora soy una sombra,

Pues la oscuridad me ha capturado,

Cuidaos todos de las sombras,

Que a gente como a mí han atrapado.

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