Jesús no es el único que resucito en este mundo, ¿acaso ninguno nunca experimento un despertar emocional? Ese sacudón, que te hizo atravesar millones de momentos y sensaciones, pero que luego, dio lugar a la resurrección: a esa versión tuya que nace después de una larga metamorfosis.

Okey, lo voy a ver si puedo hacerle honor a eso que me enseño mi vieja: “proba. Animte, si sale genial; si no, es una experiencia más”. Así que ma, esto es por vos.

Después de enchastrarme con el barro y jugar un buen rato a cantar “nadie me quiere, todos me odian, pero me como un gusanito”, simplemente espere.

La espera siempre me costó, es mi enemiga, pero la hija de puta siempre tiene razón. Quizás por eso la odio. Ya van a entender, suelo ser muy enredadera (esa debe ser mi planta favorita)

Me vi el documental del Taylor Swift y, simplemente, era lo que necesitaba. Ver su historia y su construcción como artista, me toco todas las fibras de mi cuerpo y de mi mente- que no dudo en ponerse a trabajar-. Esa tarde, aquella conmoción, que comenzaba a nacer, fue solo una cosquilla pasando desapercibida. Luego, un pensamiento fugaz y sin sentido, como un avión de papel, se abrió y pensé: quiero vivir del arte. PUM.

Me gusta creer que mi psiquis es un gran bosque, y que una parte de ella, hay un cofre de cosas buenas que, de vez en cuando, me tira un salvavidas. Algo así como que soy amiga de mi misma.

La lava del deseo empezó a salir del caparazón para expandirse por todo mi cuerpo y encenderme tan fuerte que era incapaz de apagarse. Así, son siempre mis deseos.

Ese fue mi despertar espiritual. Me estaba conectando a pleno con esa parte artística que siempre tuve. Me dieron ganas de volver hacer teatro, como cuando era chica y tan bien la pasaba. Y encima, ahora tengo el plus de la adultez: no solo juego, sino que, construyo jugando. Acordarme del teatro, mas la idea de hacer un taller de escritura terapéutica, me llevo a congeniar todas esas partes de lo que soy: pensante, reflexiva, artística, psicóloga. Todas estaban conjugadas y llegue a hacer una relación entre el teatro y el psicoanálisis. Y esa va a ser mi respuesta a cuando me pregunten ¿qué es ser analista?

Me sentía poderosísima, ninguna parte mía tenia que pelear para conseguir un lugar. Todas estaban ahí.

Okey, me pongo las pilas, empiezo a pensar como encausar esa cuestión artística. ¿Instagram de viaje? Me gustaba la idea de jugar a crear contenido, pero, me sucedía algo más. La demanda de las redes sociales me abruma, es un ritmo que no puedo sostener. Una disponibilidad que no tengo y, que tampoco, quiero convertir algo que me gusta en una demanda. Estar siempre pensando en crear para entretener y mantener, me agotaba. Además, tampoco me veía grabándome y contando historias TODO EL TIEMPO. Estar en un momento disfrutando y decir “uy esto hay que grabarlo para subirlo” No, plz no.

Bueno, entonces que sea la escritura. Me pongo las pilas en buscar una buena pagina que me guste y me sienta cómoda, me acorde que sigo a una piba que tiene alta página web: magaymillenial. Intente crearme una cuenta desde ese sitio web que ella usaba, y como era esperado, nada salió como esperaba. No entendía nada, ni como publicar, que los suscriptores no que cosa y la plata…¿había que pagar, tienen que pagar? ¿Qué? ¿Cómo ?, ¿los demás lo van a ver en inglés? Y automáticamente pensé en que me parecía muy complicado para la gente que me iba a leer, léase mi fan número uno, mi vieja.

Decidí borrarla, y empezó otro trabajo de parto: cómo mierda se elimina un usuario en esta página que, encima, está en inglés. Googleando como hacer, apretando mil botes (incluida la extensión de traductor de Google), logre eliminar todo.

Me reí y pensé que me iba a cagar de hambre haciendo esto. Y volví a pensar, automáticamente, en el documental de Taylor. Y ahí termine de enredar varias cosas que estaban pasando. Ella lee fragmentos de su diario íntimo cuando tenía 9 años. Tan chiquita escribía muy firmemente lo que quería ser de grande. Taylor aferrada a eso, y demás cosas que pasan en su historia, empieza a construir su propia versión de artista. Y para hacerlo, tuvo que atravesar varios procesos y pruebas de estilos.

Yo estaba haciendo eso, construyéndome por fin en ese nombre propio que tanto me gusto apropiar: Soy Maia una psicoloca que le encanta escribir y, soy, escritora. El estilo de esa pagina web no era la mía de este momento, así que volví a recurrir a Google para buscar paginas posibles. Y aprecio la magia una pagina que se llama: me gusta escribir. Es super sencilla pero lo que mas ame fue ver que, otra gente como yo, estaba escribiendo y publicando sus almas. Entre a leer un cuento breve de una chica y simplemente me fascino. Estaba entrando a ese mundo que quise, a mi mundo artístico que tantos años me alejé. Ya no se trataba de sentirme una minoría, y leer algo del otro creyendo que escribía mejor que yo. No, se trataba de ser parte de.

Creo que por eso es que mantuve enjaulada a mi niña de la infancia. La investí, la disfracé de tristeza y lastima de una historia, que no fue la completa. Hubo momentos feos, tristes y complicados, pero también, estaba esta historia de mí: comprarme CDs y ponerme a cantar y bailar. Disfrazarme todos los días de distinta manera, actuar de hacer propagandas, imitaciones o lo que sea. Comprarme millones de títeres para crear millones de historias. Mi cuaderno mágico con los cuentos lleno de vida y sin restricciones de nada. Todo era posible ahí.

Era una artista. Y me encantaba serlo. En fin, volviendo…

Aleje esa parte mía muy lejos y muy profundo. De manera casi contundente y este viaje me lo puso en la cara para poder abrazarlo de nuevo, y volver a soñar como cuando era chica: quiero ser escritora.

Ahí, automáticamente pensé que tendría que empezar a escribir porque me iba a olvidar de toooodo el recorrido que hice.

Y simplemente mis manos se deslizaron libres, realmente libres. En ningún momento me frene para ver si quedaba bien o no lo que estaba poniendo, si rimaba, si combinaba la metáfora. Una exigencia de belleza, de querer demostrar un narcisismo vacío, entendí que hay estilos, formas. Esta es mi forma, que no está atada a ningún suelo, simplemente puede formar(se) en otra cosa.

Bueno ahora me tengo que hacer una cuenta acá, ver si entiendo como funciona y volver hacer propaganda de la página. Me emociona eh, me siento cuando robaba caramelos del cajón de mi abuela. Que travesura mas hermosa atreverse a realizar los deseos. A cruzar los dedos y chin chin por intentarlo.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS