Mama y Pika
Es peludo, muy chiquito y peludo. Pero parece moverse como un juguete cuando paso cerca de él y le paso la mano muy despacio por arriba de su lomo. Sus ruidos son como silbatos, parecidos a los que escucho cuando mama enciende la tele.
Extrañamente me hace reír.
La cosa peluda se llama Piko o eso creo. Yo le digo Pika porque así es como me sale.
Se mueve más ahora que cuando mama lo trajo a casa. Me divierte mucho estar con él, yo tomo una de sus patas y él me muerde suavemente la mano. Esa sensación apenas duele un poco, pero no me molesta, es un dolor alegre, divertido y gracioso.
Mama también juega con Pika.
Pika está durmiendo más estos días, pero cuando se despierta corre hasta mí para morder mis pies. Otra vez aquel dolor divertido, pero yo estoy molesto con Papa, a sique le digo que se vaya.
Ahora es Papa el que está durmiendo mucho, o eso es lo que creo, porque le pregunto a mama y ella no me responde. Está cansada, me dice que me lave la cara, pero ella no lo hace, me dice que me peine y ella tampoco lo hace.
Una tarde la veo sola en el patio. Pika está en las patas de ella. Sus pelos se ponen a bailar al ritmo del viento, de acá para allá, como la planta de Ruda que esta al fondo. Eso me hace reír. Quiero que ella me escuche reír, para que también se ría, porque parece estar triste.
Pika ya está muy grande. Cuando juega conmigo tiene la fuerza como para tirarme y lamerme la cara. Le digo que no lo haga y me grita. Yo intento competir con él y comenzamos a gritar los dos. Nuestra competencia no dura mucho, porque Mama aparece desde la casa a pedir silencio.
“Estoy trabajando” Dice ella
Cuando nos quedamos solos, le explico muy calmadamente a Pika que es su culpa que mama esta enojada. Él no me entiende, entonces le tiro la oreja un poco.
Hoy es un día muy soleado. En días como estos Papa solía llevarme en el auto a una laguna de plástico. Pero como ya no está mama es la que me lleva. Se mete a la laguna conmigo y comienza a flotar por su cuenta en silencio. Yo me conformo con mover las manos y llenar de lluvia el cielo.
Esta mañana Pika estaba muy cansado en el patio, le dije a mama y ella fue a verlo toda despeinada otra vez. Cuando vuelve a entrar, toma su teléfono y empieza a hablar con alguien, yo mientras tanto miro a Pika que esta tan tranquilo en el patio, cada vez pareciéndose más a mama.
Hace tres días que Pika no está, Mama vino con un hombre de blanco y se lo llevaron. Mama dijo que iba volver pronto, pero cuando le pregunte” Cuando” no me quiso responder.
Esa tarde me toma de la mano y me lleva hasta el patio.
Esta peinada y me quiere hacer reír, pero por alguna razón siento que ella está más triste que la vez que la vi despeinada con Pika.
Me levanta tomándome de las axilas, hasta donde sus brazos le permiten hacerlo.
El aire de la tarde me choca en la cara, me comienzo a reír y ella también lo hace.
Cuando me baja me pregunto si Pika en el lugar donde este también se está riendo.
Me pregunto si papa en el lugar donde este también está riendo.
Espero poder preguntarles cuando los vuelva a ver.
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