Hola me llamo Daniel Mcgriven , en primer lugar, pedirles disculpas a aquellos que encuentren este escrito si es que alguien lo encuentra y no decide tirarlo al primer cubo de basura más cercano, disculpas porque nunca supe escribir correctamente, sin duda una de mis aptitudes si tuviera alguna no fue nunca la de un escribano. El motivo de estas líneas es plasmar mi realidad o lo que yo entiendo por ella.

Fue hace más de dos años cuando empezó a suceder, como cada día me dirigía a trabajar, en primer lugar, dejaría a mi pequeño Daniel en la escuela primaria de Brighton , él entraría feliz como cada mañana y yo no tendría remordimiento alguno, la escuela a esas edades tempranas siempre me pareció absurdo pero que podía hacer.

Mi viejo Ford pese a su arranque ensordecedor y su evidente dejadez aún funcionaba correctamente , pese a los comentarios soeces de mis compañeros de trabajo era un buen coche que formaba parte de mí , al coger la calle Edisson observé por el retrovisor un flamante BMW serie 1 negro como se acercaba velozmente y casi se fusionaba con el trasero de mi Ford , lo primero que pensé es que otro gilipollas pijo tenía prisa por llegar a su despacho para seguir robando a gente humilde abusando de su mal entendida superioridad intelectual , otro día más .

Pero lo curioso es que al volver a mirar por el pequeño retrovisor el coche ya no estaba allí, atónito por un segundo no supe reaccionar cuando sonó la bocina del Cadillac Blanco que ahora ocupaba su lugar, arranque de nuevo y seguí hacia mi trabajo, pero sin dejar de pensar en aquella visión, ¿donde coño se había metido aquel BMW negro? , sin duda tenía que seguir tomando dos tazas de café al despertarme una no servía de nada.

Horas más tarde al salir a desayunar mi pequeño sándwich de lomo con queso fundido en el parque de enfrente de mi oficina más rutina que placer ya por aquel entonces, volvió a suceder, mientras miraba el último trozo de mi almuerzo levante la vista y observé al pequeño de los Sullivan como circulaba a gran velocidad sobre su patinete eléctrico recién estrenado, de repente igual que el BMW negro el pequeño John había desaparecido de mi vista, era imposible que en aquella pequeña recta de apenas 50 metros hubiese desaparecido, ¿Dónde se fue? Como pudo girar tan bruscamente como para volatilizarse sin dejar rastro.

Al día siguiente y todavía sin dejar de pensar en ambos acontecimientos tomaba mi café en el Bar del centro, removía el café sin ton ni son cuando y por décimas de segundo mire el móvil, gesto que podía realizar más de 2.500 veces al día, solo fueron unas décimas de segundo, pero al volver a mi taza de café la pequeña cucharilla no estaba allí, todo esto empezaba a ponerme nervioso.

Al volver a casa todo se desencadeno, los ciclistas se suspendían en el aire como si sus bicicletas fueran imaginarias, no estaban allí, el pequeño de los Sullivan flotaba en el aire a gran velocidad, los coches que iban por la avenida aparecían y desaparecían, que coño me estaba pasando.

Quizás fueran ciertas todas aquellas teorías sobre la vida como Matrix que tanto tiempo me robaron antaño, Quizás estaba soñando despierto y todo era fruto de mi imaginación, no paré de darle vueltas y recorrí los 23 kilómetros de distancia desde la oficina a mi casa en las afueras de Brighton como si  realmente no hubiera pasado ni un solo segundo , el tiempo se detuvo .

Al llegar a casa mi mujer o parte de ella se dirigió hacia mí, solo veía su cabeza volando aproximándose y hablándome, “como ha ido el día hoy en la oficina cariño” no supe reaccionar, lo normal hubiese sido decirles a gritos que donde estaba su cuerpo, pero mi reacción fue otra, “no estoy bien cariño, me estiro en el sofá” “otra vez el dolor de cabeza Daniel, tendrías que ir al médico, estoy harta de decírtelo” fueron sus palabras que aún resuenan en mi interior “.

Hoy es mi último día, los médicos o quienes sean las figuras con bata blanca que recorren  lo que mi intelecto me dice que es una habitación parece que solo están aquí para recoger los últimos enseres que permanecen aquí, llevo varios días intentando llamar su atención, primero con la educación que siempre hice gala, después alzando mínimamente la voz, estos últimos días sin duda grite y vocifere como nunca había hecho.

Esta mañana intenté enderezar mi cuerpo inerte sobre el lecho para poder coger el cuaderno que se mostraba tímido en la mesita cercana, pude asirlo y con el mismo gesto, la pequeña estilográfica que estaba a su lado.

Mi intención primera fue la de escribir en el cuaderno con letras grandes SOCORRO, HACEDME CASO, pero tras unos instantes me dí cuenta de mí error, para que esforzarme más, sin duda yo no estaba allí, quizás mi cuerpo si lo estaba, pero sin duda yo ya no.

Me levanté de la cama y miré a mi alrededor, la soledad de la habitación me estremeció, sobre las sábanas blancas solo había un trozo de papel y en él solo había escrito una frase que grité como nunca había hecho antes … “ Hola me llamo Daniel Mcgriven , en primer lugar, pedirles dis…….

FIN .

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