El Danze

El Danze

Kayo

15/04/2023

“EL DANZE”

Por aquellos años fríos, que estuvieron compuestos desde 1970 a 1993, en la ciudad de Ñemen, las calles estuvieron provistas de una rudimentaria superficie. Antepasados del pueblo, habían construido la dichosa ciudad cerca de una rio ancho, de enormes playas. Gracias a esto, estuvieron a su alcance, todos los materiales necesarios para la construcción. En especial las calles, fueron cubiertas de piedras de montaña, que habían descendido desde las cumbres hasta dar con las orillas del rio. Estas, eran de diferentes formas, pero entre las que más destacaban estaban las de forma hexagonal o pentagonales. No era raro entonces, que, por esos caminos, las ruedas de los coches se estropeasen o que los caballos se negasen a atravesarlas, sin agregar lo incomodo que era para las personas transitarlos, ya que las duras puntas se alzaban a modo de bandera clavándose en los medio pies. Juntos, los habitantes de la ciudad, como los turistas que procedían de ciudades más lejanas, con el fin de vender su mercadería llevaron a cabo la escritura de una carta y la presentaron en el municipio, para que dieran una solución.
El gobernador de aquellos años dio el decreto de que era imposible cambiar todas las calles de la ciudad por el momento, al menos según sus palabras se necesitaban veinte años, tiempo que no podía permitirse. Para no llevarse la ira de los habitantes y que su gobierno se viera afectado, Instalo una nueva línea de indumentaria que se empezarían a fabricar lo mas pronto posible.
Dicha línea de indumentaria consistía en gran parte por calzados más gruesos, diseñados para evitar lesiones, al igual que un refuerzo en todas los artefactos que tenían contacto con las escambrosas calles(Ruedas, Carretas, Herraduras de caballo). Con el tiempo, estas medidas fueron aceptadas y no quedo nadie que no usara el calzado especial o las ruedas especiales que la ciudad proveía. Pero fue en 1988 que la gente avisto por primera vez al Danze. En pleno día de semana, con la nieve sobre los techos y leña sobre el fuego, una figura alta y delgada cubierta de elegante ropa negra estaba parada en la avenida principal. Aquellas características no llamaban la atención de casi nadie, lo que si lo hacía eran sus blancos y desnudos pies, que se situaban sobre las frías piedras. Mas fue la sorpresa de los transeúntes, al ser testigos de cómo empezaba a bailar con ritmo tranquilo pisando sin consideración la superficie. Aun cuando este pinto de rojo sus dedos y talones no dejo de moverlos. Varios se acercaron a cuestionarlo, pero no dio respuestas de su acto y se esfumo por los callejones. Desde aquel día, una vez al año el Danze aparecía, repetía el acto rítmico y volvía a desaparecer. Fue Luisa, una zapatera la que le dio el nombre, el cual saco de un libro llamado “Pensamientos sobre heridas celestiales” del escritor Rubian “el ermitaño”. Se lo otorgo al ver su similitud con uno de los principales personajes de la obra del mismo nombre, el cual era un Trovador del Diablo.
Se convirtió en un acto de feria, que el municipio aprovecho preparándole un escenario con comida y musica en el lugar, donde solía aparecer. Con un cartel en una de las orillas de la avenida, donde se podía leer “Pague una rupia para ver al Danze de Ñemen”.
Pero aquel día no apareció. Ni al siguientes, ni al otro. Pasaron años, y nunca nadie más lo volvió a ver, la gente dicto, que posiblemente hubria muerto de tantas heridas en los pies, por una hemorragia o por el invierno. Se convirtió en una historia para niños que nadie creía.
Una Luisa anciana, se dignaba a cerrar con mucho esfuerzo, la cortina de la zapatería donde después de tantos años por fin accedía a darle fin. De espaldas a la calle, un fino ritmo llego a su escucha, se trataba de un silbido. Al girar vio al Danze, al igual que hace años, sin una gota de alteración o tiempo en el, silbando y bailando al mismo tono. Fue un grito ahogado de luisa, junto con las manos temblorosas la que lo llevo a golpear puerta por puerta la casa de los vecinos para que salieran. Eran ancianos y ancianas, los que alguna vez habían visto al Danze, los hijos miraban el acto por primera vez, con el mismo impacto que hace algunos años ellos lo habían hecho. Cuando los pies del Danze comenzaron a pintarse de rojo, Luisa corrió a su negocio en busca de Alcohol y una tira de gasa y se acercó a donde estaba bailando.

  • ¡Oh misterioso señor! — Exclamo—aunque no entiendo su motivo, mi corazón me lleva a pensar que usted sufre de manera enorme. ¡Por favor le ruego que me deje curar sus heridas!

El Danze
no pareció escucharla, sin dejar de bailar se abrió paso alrededor de ella. Luisa retrocedió lentamente hasta estar nuevamente entre la multitud. Una anciana, vecina de toda la vida, se acerco a decirle:

  • No hay duda de que baila por tristeza, por soledad, ¡Quien sabe lo que le ha ocurrido¡ ¡Que dios lo ampare!

Luisa tenía los ojos al borde de las lágrimas, sin dejar de mirar al Dance, le respondió:

  • Vecina mía, ¡Cuan equivocada estas! El no baila por esos motivos tan vagos, lo he comprendido al ver sus pies, no hay herida en ellos, pero si en las piedras, ¡Lo entiendes! ¡Las piedras son las que sangran! y el, no baila por tristeza, no baila por soledad, ¡EL BAILA PORQUE ESTA FELIZ!

Posteriormente luisa, quito sus gruesos zapatos del pie y como si se sumergiera en el mar por primera vez, se puso a la par del Danze y lo acompaño en el baile. Poco a poco todos los que alguna vez lo vieron con anterioridad hicieron los mismo. Solo los niños y jóvenes se abstuvieron de hacerlo. Tembló Ñemen por el paso de los ancianos y el Danze. Y cuando termino, al cabo de una hora, con los pies descalzos lo acompañaron mientras se iba. Aun cuando sus hijos los tironeaban y gritaban no pudieron detenerlos. Les siguieron el rastro, pero desaparecieron detrás de un callejón.

Bisnieto de Luisa, con alrededor de ochenta y nueve años termino de leer “Pensamientos sobre heridas celestiales” de Rubian el ermitaño. La ultima oración del libro era la siguiente.

“No existe el dolor como tal, pero si la idea de que algo nos hace daño.
Cuando ustedes lo entiendan, seguramente se pondrán a llorar”

Fin.

Etiquetas: corto cuento drama relato

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