Pecados del Pasado: Introducción.

Pecados del Pasado: Introducción.

Guillermo Ortega

14/04/2023

Capitulo 1: Como despertar de un largo sueño.

16 de Noviembre de 2034.
Londres, Inglaterra.

Sonidos de disparos se escuchaban, irrumpiendo el eterno y vacío silencio que relajaba a las
aves. Las calles estaban desoladas, solitarias, desamparadas, sin vida. Hojas de papel y ropa sucia y rota, así como pedazos pequeños de vidrio y cadáveres por doquier, alguno de ellos totalmente petrificados. La mayor parte del tiempo no había ningún alboroto, hasta que llegaban los “Conservadores” a irrumpir la paz.

Uno de esos tantos disparos terminó por despertar a Akizuki. Akizuki es un joven varón de 192 centímetros, es albino y tiene un aspecto caucásico. Estaba confundido, no sabía dónde estaba, volteaba a ver su alrededor, notando que se encontraba en el suelo boca arriba dentro de lo que parecía ser un callejón. Acostado no podía ver mucho, pero sus ojos verdes lograban ver bolsas de basura realmente grandes, el olor que desprendían era muy fuerte y raro, no era basura. Akizuki intenta ponerse de pie, pero un fuerte dolor en su abdomen se lo impide, él observa su cuerpo, tenía una herida profunda en el lado inferior derecho de su torso, él no se sorprende, pareciera darle igual manteniendo una expresión seria y serena. Sin embargo, de pronto comenzó a escuchar la voz de alguien, provenía de una mujer joven. No podía escuchar claramente lo que ella decía, y su visión borrosa no ayudaba.

— ¡Oye! ¡Chico, por favor, despierta! —

    Luego de algunos segundos, lograba escuchar sus palabras con total claridad, además de que su visión mejoraba. Akizuki lograba ver a una chica rubia, de ojos azules y baja estatura frente a él, ella intentaba levantarlo, pero no tenía la fuerza suficiente para hacerlo. El albino solo la miraba detenidamente, ella era una chica muy hermosa, sin embargo, no era momento de pensar en otras cosas.

    — Jamás podré yo sola… ¿Puedes esperarme un momento? Traeré ayuda, por favor, no te muevas de aquí… Aunque dudo que lo puedas hacer. — La rubia procedía a ponerse de pie y comenzar a correr, ella era algo lenta.

      El chico solo observa como su figura va desapareciendo mientras se aleja. Vuelve a observar hacia arriba, ni siquiera se podía ver el cielo, todo estaba cubierto de nubes oscuras que no dejaban ver el precioso paisaje azul que acompaña al Sol, tampoco llegaban muchos rayos solares a la superficie, por lo que, aunque fuera de día, el alrededor estaba un poco oscuro. Pasaban algunos minutos, y nuevamente volvía a escuchar aquella dulce y tierna voz de la chica rubia, aunque ahora venía acompañada de dos personas más. Sus ojos comenzaban a cerrarse solos, él había estado perdiendo sangre todo este tiempo, así que se termina desmayando.

      Dos horas después, Akizuki vuelve a despertar por segunda vez en el día. Mantenía su expresión seria, él estaba realmente confundido y no sabía que estaba pasando, esta vez, se encontraba en mejor condición, se pone de pie con bastante cuidado, lográndolo con éxito. Enseguida se daba cuenta de que estaba vendado del torso, cubriendo su herida, suspira y se toca la cabeza sintiendo una rápida pero dolorosa punzada.

      — ¿Dónde estoy…? —

        Miraba alrededor, parecía haber estado acostado en una cama en mal estado, y alrededor del cuarto había más camas así con otras personas heridas, incluso algunas estaban al borde de la muerte, y apenas una decena de médicos atendían a los heridos, aun siendo estos más. Sin que alguien se diese cuenta, Akizuki salía de aquella habitación, aún con leves dolores en la cabeza. Al salir, llegaba a lo que pareciera ser un comedor, un enorme comedor. Había dos mesas bastante largas, de al menos 10 metros de ancho, y una gran cantidad de sillas a su alrededor, no parecía haber gente.

        — ¡Hola de nuevo, chico albino! — Aparecía repentinamente la chica rubia de antes, con una enorme sonrisa. Había mucha diferencia de altura entre ambos, pues ella apenas medía metro y medio.

        — ¿Chico… Albino…? — Respondía confundido, mantenía una fría mirada en ella, sin quitarle la vista de encima en ningún momento.

        — Pareces confuso, y es totalmente normal. Primero que nada, me presento, mi nombre es Yoshino Hoshikawa, y por mi nombre tal vez pienses que soy de Japón, ¡Pero no! Yo nací aquí, en Inglaterra, jeje. — A diferencia de Akizuki, ella mantenía una linda sonrisa y un brillo en sus ojos.

        — Claro… Bueno, un gusto en conocerte, ¿Supongo? —

        — ¡El gusto es mio! Ahora, dime tu nombre. —

        — Yo soy… Akizuki, creo… —

          Yoshino lo miraba con dudas tras su respuesta. Era verdad, Akizuki no recordaba en su totalidad cuál es su nombre, ni siquiera está seguro de que ese sea su nombre real, solo dijo lo primero que pensó. 

          — Jeje, bueno, Akizuki. Pasemos a lo importante, seguro quieres saber cómo terminaste aquí… — La rubia comenzaba a caminar en círculos.

          — Estaba caminando hacia el callejón que está a lado de este refugio, iba a tirar algunas bolsas de basura en el contenedor que hay ahí… Pero, ¡Ahí fue cuando te encontré! Estabas bastante herido y sangrando en el suelo, te veías tan mal… ¡No iba a dejarte solo así! Así que llame a Alia y a Teka para que te ayudasen. — Dice Yoshino, luego de detenerse y esperar que es lo que Akizuki iba a responder

            Akizuki nuevamente se quedaba en silencio. En este mismo instante, muchas preguntas rondaban por su cabeza; ¿Qué hacía en ese lugar? ¿Quién lo dejó así de herido? ¿Quiénes son Alia y Teka? ¿Dónde están ahora mismo?

            — Oye… Niña… ¿Por qué ya no tengo esa herida de la que hablas? —

            — Oh, fácil, ¡Con mi poder lo arregle! —

              ¿Poder? ¿Ella se refería a uno de esos superpoderes que tenían los héroes en los cómics? Akizuki pensaba que tener uno era imposible, se negaba a creerlo, sin embargo, también era demasiado raro haber sanado una herida tan profunda y grave en cuestión de horas y ya no tener ni rastro de ella.

              — ¿Poder? — Responde Akizuki, aún sin creerlo.

              — Claro… ¿Por qué actúas como si no supieras? La mayoría de la gente hoy en día tiene poderes. —

                Luego de un silencio de varios segundos que parecía eterno, Yoshino se da cuenta que Akizuki realmente no sabía nada acerca de eso, cambia su expresión alegre a una decaída y se acerca al albino, tocando su cabello con delicadeza.

                — Debes tener amnesia… Tal vez pronto recordarás todo. —

                — Yoshino… Por favor, explícame cual es la situación actual, y por qué el mundo parece totalmente devastado… —

                  Yoshino vuelve a sonreír, se aleja y asiente con la cabeza. Camina hacia aquella larga mesa, tomando asiento, enseguida, da algunas palmadas con su mano en la silla de al lado indicándole que se siente ahí.

                  Akizuki en total silencio se sienta a su lado y la observa a los ojos, sin embargo, Yoshino desviaba su mirada hacia el suelo, parecía no estar acostumbrada a mirar a la gente directamente.

                  — Bien… Por donde comienzo… — Yoshino comienza a mover sus piernas constantemente hacia adelante y hacia atrás. — Hace varios años el mundo solía ser un mundo hermoso… Llenó de plantas, de animales, de escenarios muy bonitos y bellos. Lamentablemente, no me tocó vivir esa época… Solo sé eso por algunos libros que leí acerca del mundo hace 15 años. —

                    Akizuki tenía pocos recuerdos, y pese a eso sabía que lo que decía ella era verdad. Él sabía que en algún momento el cielo era azul, y un recuerdo viene a su mente. En esa memoria, estaba él, en lo que parecía ser una colina con un árbol enorme y antiguo en lo más alto, había otra figura más pequeña cerca de él, pero no lograba divisarla.

                    — Las potencias mundiales comenzaron a atacarse entre sí, en la llamada Tercera Guerra Mundial. Esta vez, usaron armas nucleares, pero exageraron demasiado. —

                    — A causa de la extensa radiación que azotó al mundo por culpa de esa tonta guerra, el ambiente empeoró como nunca lo había hecho en toda su existencia. Las zonas verdes desaparecieron, animales importantes se extinguieron, como las abejas o todo ser viviente en el mar. El agua se contaminó, al igual que el aire. Mucha gente murió, al menos cerca del 90% de la población mundial lo hizo… El resto, mutó. Nadie sabe cómo, pero pasó. Los humanos sobrevivientes mutaron y desarrollaron poderes, o más bien, desarrollaron un poder… Hasta ahora nunca se ha visto a alguien que tenga más de uno. Por mi parte, ¡Yo puedo curar! Sin embargo, no puedo curarme a mí misma… Y, además, solo puedo curar heridas, no enfermedades. —

                      ¿Ella realmente decía la verdad? Akizuki dudaba, y repentinamente, su estómago gruñía, algo le decía que no había comido en días. Yoshino se levanta.

                      — ¿Tienes hambre? Si gustas, puedo traerte algo de la cafetería, pero solo será un pedazo de pan… No tenemos mucho alimento aquí. —

                        El albino asiente, y entonces la rubia comenzaba a alejarse. Akizuki se pone de pie, comenzando a explorar el resto de la larga sala. Un ruido extraño aturde sus oídos, se trataba de una campana, la cual comenzaba a sonar y retumbar con fuerza, segundos después de eso, varias mujeres acompañadas de sus hijos comenzaban a salir de diferentes puertas, todas dirigiéndose al mismo lugar, la mesa. Sin embargo, todas se detenían y lo volteaban a ver, sus miradas se sentían pesadas y frías, pero él no se inmutaba. Akizuki no se sentía bien recibido, parecía que esas mujeres desconfiaban de él, y era normal, no lo conocían y era la primera vez que lo veían.

                        — ¡Lo había olvidado! — Aparece de nuevo Yoshino, dándole un pedazo de pan dulce en la mano de su contrario. — Es la hora de la cena, son las 7:30 pm… ¡Bueno, comerás con las demás! —

                        — Oye, Yoshino, ¿Por qué solo hay mujeres y niños? ¿Dónde están los demás hombres? — Responde Akizuki, mientras da un mordisco al pan. 

                        — Oh, eso… Bueno, todos los esposos de estas muchachas fueron llevados a la guerra. Y los demás hombres, no se les permite el paso desde que uno intentó abusar de una mujer. Ya sabes, no es buena idea juntar hombres con mujeres… Menos en una situación como esta. —

                        Akizuki mantiene su expresión seria, pero sentía enojo. Todo mundo comenzaba a tomar asiento, y Yoshino junto a otras chicas comenzaban a servir una especie de estofado a cada persona. Él se mantiene en el mismo lugar, solo comiendo de su pan. Las puertas se abrían bruscamente, y todos volteaban a ver hacia aquella figura que entraba a la sala.

                        — Me notificaron que hay un hombre aquí… ¡¿QUIÉN LO METIÓ SIN MI PERMISO?! — La voz provenía de una mujer adulta, de tez oscura y de alta estatura. Yoshino daba un brinco y un pequeño y apenas audible grito. Ambas inmediatamente dirigían la mirada hacia Akizuki, y acto seguido el resto de los presentes también lo hacía, era obvio de quien estaba hablando.

                          Pero Akizuki solo se quedaba en silencio, continuaba comiendo su pan. Yoshino se pone frente a él y comienza a hacer varias reverencias seguidas de manera rápida, en un intento de disculparse.

                          — ¡Disculpe, señorita Liliana! Sé que va contra las reglas, pero él estaba muy herido… ¡Y no podía dejarlo a su suerte! — Dijo Yoshino, con una voz temblorosa y llena de miedo.

                          — Entiendo a lo que quieres llegar, Yoshino, pero no podemos traer a ninguna persona a este refugio sin tener ni idea de quien es. ¿Cómo sabes que no se trata de un conservador? ¡¿Cómo sabes que no se trata de otro depravado o enfermo mental?! —

                            Yoshino bajaba la mirada con lágrimas en sus ojos, pero estas se aferraban a ella y no caían. Akizuki continuaba comiendo con mucha tranquilidad, algo que molestaba bastante a Liliana. Esta última se acerca a él, tirando su pan con fuerza al suelo.

                            — Escucha bien, no sé quién seas, pero te ordeno que salgas de este lugar inmediatamente. ¡Es una orden de la dueña de este refugio! —

                            — ¿Pero había necesidad de tirar mi pan…? — Contestaba Akizuki, Liliana parecía haberse enfadado más. Él la examinaba de pies a cabeza, notaba que su ropa era algo extravagante. Además, de tener muchas joyas alrededor de su cuerpo.

                            — ¿Te vas a ir? O llamaré a Teka para que te eché de este lugar a las malas. —

                            — De todas formas… No quiero quedarme aquí, debo volver a casa y buscar a mi hermana… —

                              Yoshino volvía a acercarse a Akizuki, ella no sabía nada acerca de que él tuviera una hermana, pero en base a eso se le había ocurrido una idea.

                              — ¡Señorita Liliana! ¿Por qué no le permite quedarse aquí un tiempo? Él dijo que tiene una hermana… ¡Y nuestro refugio busca ayudar a toda mujer! ¿No es verdad? Sané sus heridas, sin embargo, debe sentirse cansado aún. ¿Puede dejarlo pasar la noche al menos…? Y le prometo, que él irá mañana a buscar a su hermana y la traerá. — Dijo Yoshino, aún temblorosa y con algunos tartamudeos.

                                Akizuki volteaba a ver a la rubia, hacía una reacción confusa. ¿Ella estaba decidiendo todo por él? Ella no lo conocía y no sabía nada acerca de su situación, pero parecía desesperada por que él se mantuviera en el sitio.

                                Liliana se queda en silencio y de brazos cruzados. Miraba fría y fijamente a Akizuki, ella realmente no confiaba en él. Al final, termina cediendo y suspira.

                                — Solo se quedará por esta noche para que descanse… Pero mañana, quiero que esté fuera de aquí antes de que me despierte. Y pase lo que pase, es tu responsabilidad, ¿Escuchaste? —

                                  Yoshino asiente con la cabeza con una sonrisa de oreja a oreja, asiente y se coloca a lado del albino.

                                  — ¡Claro que si señorita! Yo misma me encargaré de que no haga nada raro. —

                                    Liliana sonríe leve, ella confiaba plenamente en Yoshino, pero en Akizuki no. Ella se sienta en frente de todas las personas y tranquilamente comienza a comer, sin quitarle el ojo de encima a Akizuki.

                                    — Yoshino… ¿Por qué me quieres aquí…? — Decía Akizuki, aún confuso por el comportamiento de su contraria.

                                    — Oh, bueno… Solo hay un hombre aquí, y es un chico… Digamos… Débil físicamente… Bueno, es que aún es muy joven, es de tu misma edad, 20 años. Sin embargo, tu pareces ser alguien muy fuerte… ¡No nos vendría mal otro guardia! Además, quisiera ayudarte a ir con tu hermanita, ¿Puedes contarme más acerca de ella? —

                                      Al escuchar a Yoshino, Akizuki se queda totalmente absorto. Él intenta recordar momentos con su hermana, o al menos su apariencia, pero no logra hacerlo. Es consciente de que tiene una hermana, pero no sabe nada de ella. Yoshino espera su respuesta, pero tras varios segundos ella dejo de hacerlo.

                                      — Si no sabías nada acerca de la situación del mundo, tal vez tampoco recuerdes a tu hermana. Entonces, es cierto, tienes amnesia… —

                                      — ¿Por qué…? ¿Por qué me das la razón? Apenas nos conocemos y… Pareciera que confías totalmente en mí, es verdad, no recuerdo nada, pero… ¿Cómo sabrías si no estoy mintiendo…? —

                                      — Oh, bueno, la respuesta es sencilla Aki… Yo no creo que seas una mala persona, al contrario, tus ojos, tu expresión… Todo eso, me dice que estas pidiendo ayuda, y yo solo quiero dártela… —

                                        Akizuki baja la cabeza para mirar al suelo. Pensaba en lo que ella había dicho, levanta la mano lentamente para luego colocarla en su nuca y moverla un poco. Su estómago vuelve a gruñir, debido a que Liliana había tirado su pan al suelo ya no tenía nada que comer. Al notarlo, Yoshino toma el plato de estofado que era suyo y se lo acerca.

                                        — Sabes, no tengo apetito. ¿Quieres comerlo por mí? Por favor. —

                                          Esa fue la prueba definitiva para mostrarle a Akizuki que ella era realmente una persona pura y amable. Él sonríe levemente y niega con la cabeza.

                                          — Sé que tienes hambre, así que, por favor, cómelo tú. — Respondió Akizuki, tomaba el plato y lo volvía a colocar en la mesa. — Por favor, dime donde puedo dormir. —

                                          Una cara preocupada se hacía presente en la chica, había algo en ella que le recordaba a su hermana. ¿Tal vez era su aroma? ¿Su aspecto? ¿Su personalidad? Él no lo sabía con exactitud, pero sabía que ella tenía semejanzas con su hermana. Yoshino da un sorbo al estofado, acto seguido se acerca a él tomándolo del brazo.

                                          — Acompáñame, te mostraré. —

                                            Ambos comenzaban a caminar hacia una de las tantas puertas que había conectadas al enorme comedor. Al entrar, se podía ver un pasillo bastante largo, con varias habitaciones a sus costados. Cada cuarto tenía un nombre, indicando que ya tenían un dueño. Ellos llegaban al fondo del pasillo, donde se encontraba una solitaria puerta sin nombre.

                                            — Puedes dormir aquí. No te preocupes, nunca nadie ha dormido en este cuarto, y… Por ahora está vacío, pero, si es que te quedas más tiempo aquí, podríamos llenar tu ropero… ¡Hablando de ropa! Tengo una caja llena de ropa de mi difunto padre, ¿Te gustaría que te la diera? Él era tan alto como tú, no creo que la talla sea un problema. —

                                              Akizuki entraba al cuarto, al no haber sido usado nunca tenía algunas telarañas en las esquinas, y bastante polvo en el escritorio. El cuarto estaba compuesto por una cama individual acompañada de una sábana, un ropero vacío pero grande y un escritorio de madera sin nada encima. Estira su mano hacia arriba para alcanzar el cordón que conecta con el foco, lo jala logrando así encenderlo e iluminar el alrededor.

                                              — ¿Ropa de tu padre…? Bueno, no quisiera manchar su nombre, pero si consideras que es lo mejor entonces acepto. — Akizuki sonríe, se sienta en la cama y la voltea a ver, notando apenas que ella tenía ropa de invierno en tonos rojos con blanco, esto lo hacía recordar la Navidad. — De casualidad, ¿Qué día es hoy…? —

                                              — ¡Nunca mancharías su nombre! — Ella estaba a punto de irse, hasta que escucha su pregunta. — Hoy es 16 de noviembre… —

                                                Akizuki solo respondía encogiendo sus hombros. Él se sienta, mientras ella se marcha a buscar la caja de la que había hablado. El albino miraba el alrededor, desde que despertó era la primera vez que sentía una emoción de calidez

                                                Yoshino regresaba luego de varios minutos cargando una caja que era pesada para ella, hacía algunos quejidos. Akizuki se da cuenta y se acerca a ella para ayudarle, quitándole todo el peso de encima cargando personalmente la caja, y luego la coloca en la cama abriéndola. Dentro, había abrigos, playeras, camisas, pantalones, zapatos, entre otras prendas más.

                                                — Espero que no te moleste que la mayoría sean de colores oscuros… A mi padre le gustaba mucho el negro. — Dice Yoshino con cierta vergüenza.

                                                — No, está bien así, incluso lo considero mejor. —

                                                  Y sin previo aviso, Akizuki comienza a quitarse la playera que tenía en ese momento, la cual estaba sucia y rota. Inmediatamente, su contraria se tapaba la vista y volteaba a otro lado ahora con más vergüenza.

                                                  — ¡Oye, eso es de muy mala educación, espera a que me vaya! — Grita Yoshino, mientras camina lentamente hacia la salida. Akizuki confundido, solo deja aquella prenda en el suelo y se coloca una camiseta gris.

                                                  Yoshino se detiene en la puerta, se destapaba la mirada y volteaba a verlo con una leve sonrisa.

                                                  — Buenas noches, Akizuki, sueña con los angelitos. — Se despide con la mano y ella camina de vuelta al comedor para continuar comiendo. Akizuki corresponde despidiéndose de la misma manera, luego, cierra la puerta y se queda quieto pensando.

                                                  — Si no mal recuerdo, Navidad es el 25 de diciembre, ¿No? Entonces debe faltar poco… Me pregunto, ¿Cómo celebrarán esa festividad en estas situaciones? —

                                                    Se sienta en la orilla de la cama y observa el techo, sus ojos comenzaban a cerrarse por sí solos, y poco a poco, sin saberlo, comenzaba a acostarse y a caer rendido para viajar hacia el mundo de los sueños.

                                                    Akizuki soñaba con lo que parecía ser un recuerdo suyo. Estaba él, de niño, en una escuela primaria. El cielo estaba azul, el día soleado y había muchos otros niños junto a él, todo lo contrario a lo que él conoce.

                                                    Akizuki sostenía una medalla de plata en las manos, y tenía el ceño fruncido. Le provocaba rabia ver ese color, le provocaba ira ver ese “2”. Tira la medalla al suelo, y con furia comenzaba a patearlo, llamando la atención de los demás.

                                                    — ¡¡MALDITO SEGUNDO LUGAR, NADIE QUIERE UN SEGUNDO LUGAR!! —

                                                      Akizuki despierta, apenas y había dormido algunos minutos. Suspira y se acomoda en su cama mirando hacia el techo.

                                                      — Oh, ahora lo recuerdo, el 16 de noviembre… Nací ese día, entonces, hoy estoy cumpliendo años, ¿No? Me pregunto, cuantos años tendré… —

                                                      [EXTRAS]

                                                      Akizuki. Es un joven de 20 años de edad nacido un 16 de noviembre en Manchester, Inglaterra. Su cabello es completamente liso y blanco, tiene las pestañas largas y ojos verdes claro, tiene el pelo bastante largo y descuidado. Su altura es de 192 centímetros y pesa 86 kilogramos, tiene el abdomen marcado.

                                                      Yoshino. Una adolescente rubia nacida también en Londres, Inglaterra. Sus padres eran japoneses, pero tras la Tercera Guerra Mundial decidieron migrar a un país que se mantuviera neutro, eligiendo Inglaterra. Mide apenas 152 centímetros y pesa 41 kilogramos. Es bastante delgada, más que nada por falta de comida. Su cabello es largo y liso, siempre perfumado y con serpentinas. Ella tiene 15 años y nació durante la guerra, nació un 23 de diciembre.

                                                      Liliana. Una mujer adulta y de tez morena nacida en Perú. Mide 176 centímetros y pesa 65 kilogramos, ella es delgada con complexión voluptuosa y siempre viste joyas alrededor de su cuerpo. Sus ojos son morados y usualmente usa maquillaje. Ella nació el 3 de diciembre y actualmente tiene 33 años, es la dueña del refugio.

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