Este tema, como muchos otros, me lo he planteado infinidad de veces; no creo que pensarlo una vez más me haga daño, ¿no es cierto? Bueno… capaz al recordar me haré daño a mi mismo pero creo haber llegado a un punto donde debo, me veo obligado por mi mismo a escribirlo, ¿Por donde empiezo? Creo yo que debo comenzar por el mismo lugar donde todo inicia cuando conocemos a alguien. Que locura hermosa cuando nos estamos hablando con alguien; el hecho de que la espera de un mensaje suyo nos acelere tanto y nos de ganas de mas, el sonido o la vibración de su mensaje en el bolsillo provoque una infinidad de conexiones en lo más fondo de nuestro cerebro y nos lleva a una felicidad extrema. A lo que voy es al lado B de estos grandes sentimientos llenos de gloria y emoción. La sociedad de hoy nos enseñó a NO mostrar esto que nos genera alguien que nos gusta; siempre bajo los mismos dichos «ayy no, lo vas a espantar», «vas a quedar como un pelotudo», «mira si te deja de hablar», «hacete el difícil, vas a parecer necesitado» y si en realidad al demostrar lo que sentimos y mostramos genuinamente lo que buscamos; producimos todo lo contrario en la otra persona; nos habla más y logramos demostrarle lo que tenemos para dar. Eso si, no descartamos la opción de que huya o se «espante» pero, ¿Qué estaríamos perdiendo? Capaz a alguien que no tenía nuestros mismo intereses y solo pretendía tener algo rápido y no sentimental, ojo que tampoco esta mal pero esto me lleva al hecho de que para que todo se entienda desde un principio; capaz eso de mostrar interés y sentimiento nos puede ahorrar de acercarnos a alguien incorrecto o nos permite acercarnos a alguien correcto.

Primera cita; todo fue viento en popa se rieron, se miraron, se comunicaron físicamente, verbalmente y visualmente; se besaron y surgieron infinidad de explosiones en las neuronas de ambos cerebros. Llegas a tu casa solo, pero con una sonrisa de oreja a oreja como si lo siguieras teniendo al lado tuyo. Después de haber vivido todo eso capaz lo único que queres es seguir viendo a la persona, conocerla, pasar tiempo juntos y no estaría mal, pero retomando al primer párrafo nos encontraremos con opiniones que llenarán de inseguridades nuestro cerebro, no permitiéndonos disfrutar esto que surge dentro nuestro; si no todo lo contrario, lo estaremos viviendo con miedo y ansiedad. Todo porque no se nos permite ser genuinamente sentimentales, ya que si somos tal cual queremos se nos tachará de «intenso», «tonto», «enamoradizo», «fácil», etc, ¿Desde cuando el hermoso sentimiento de sentir se ha visto como algo malo e inmaduro? Si hay algo que deberíamos aprender de los más ancianos es que no le temían a demostrar y así nos han dado una generación llena de amores verdaderos y sin miedo al éxito. En los cuales se cruzaban en la calle y no le temían a pedir un simple número.
Retomando a la idea principal del párrafo; nos encontramos en la situación de querer decir todo pero a la vez la sociedad nos crea una barrera inútil de miedo e inseguridades, la cual tenemos que tirar abajo.

Nos tenemos que permitir sentir, expresar, amar, hablar, etc. Ya sea que estemos con una persona pasajera en nuestras vidas o una que perdurara en el tiempo. Nunca bajo ningún punto de vista debemos ocultar lo que nuestro corazón tiene para dar por el simple hecho del miedo. Un miedo que se nos impuso y bajo el cual deberíamos, o tenemos, la fuerza y el poder de tirarlo abajo y crear un puente a una vida sin miedos y llena de relaciones verdaderas y honestas.

Como dije al principio capaz escribir sobre esto me haga daño. Debido a que recordaría la cantidad de veces que dejé al miedo ganar y no me permití expresar lo que sentía ya que las voces sociales hicieron el labor de inhibirme y sugerirme de una manera errónea y ahora me surge el cuestionarme, y ustedes también deberían, ¿Voy a seguir perdiendo oportunidades?, ¿Temerle a mostrarme?, ¿Esconder mi verdad? y ¿Lograré algo ocultando mi corazón?

Yo tengo la respuesta hacía mi mismo; nunca más voy a permitir no expresarme y expresarle al otro lo que siento o lo que quiero dar, porque mi corazón, mi cerebro y alma tiene mucho para dar; como para esconderlo en lo más profundo de mi.

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