Las noches tienen varios protagonistas, varios escenarios y el arma homicida como el delito siempre es distinto.

Puedes vender tu cuerpo, tu sangre, tu apellido.

Pero ninguna montaña aunque estuviera hecha de dinero podría comprarte el alma del diamante enhebrado con las mismas agujas que se ha tatuado el diablo.

La mejor inversión, pertenecer al Edén del infierno.

Así definí lo que denomine uno de mis pocos iconos en esta vida, que como cada icono representa una idea en tu identidad. Una mujer vestida por Channel en el tono rosado noventero, sobre tacones finos, disparando una escopeta. 

Sin remordimiento, sin miedo y sin preocupación de que sus telas finas se arruinaran. «No conozco otra definición a veces que no sea la de irme a la mierda» .Se excuso al girar su cabeza, desde su posición parada en medio de su jardín contemplable. Sin el recelo de arruinar sus flores blancas a balazos. Una media sonrisa de placer que se visualiza, mientras bajaba el arma en simbolismo de paz, me acaparo.

La observaba asomando solamente mi cabeza desde su gran puerta con cristales corredizos que llevaban a esa naturaleza a oscuras donde ella estaba . Con la frente en alto, sin un poco de temor a recibir una bala que pueda venir de un cualquiera a terminar una tiranía.

Arriba de mi cabeza expectante aparecía la cabeza de Montana, con su cabello característico, que siempre estaba quemado de tantos tintes. Reflejando a su manera en su rostro lo que le provocaba ese escenario que describía como poesía a la violencia, al mismo tiempo que su curiosidad que podría matarla como a un gato pequeño, la hacían buscar algún indicio para ver a quien ella, a quien juraba respeto, dirigió sus disparos. El sentimiento de nutrirse de eso, del peligro.

Montana no era la primera vez que presenciaba armas de fuego como otras cosas que pudieran quebrantar la ley de una sacudida. Parecía ser que ese era su único requisito para sus actividades: nada dentro del marco legal. Y a mi en cierto sentido, con el tiempo, me empezó a suceder lo mismo. Lo busque y encontré por simple instinto. Manifestándose diferente, pero característico a mi persona. Yo nunca había escuchado disparos y ese día me enamore.

Así comenzó el peor espiral de amor y lujuria. Una caída sin fondo de la cual no quería subir y eso era lo peor. Mi relación con Dolly Beker me llevo al ultimo eslabón de mi placer autentico, que comencé a comprender por el mundo que me mostro: ejercer la violencia. El caos, la desdicha, la discordia, la gracia mal intencionada. Y a la medida que se iba estrechando esa relación, las paredes del hoyo sin fondo en el que caía se hacían mas pequeñas. Las cosas subían de nivel. Cada noche eran una experiencia nueva que me dejaba durmiendo como  si hubiera tenido una noche de sexo selvático . La calle es  incierta. Sobre todo si no tienes una madre que te adopte y te apadrine. Regándote como si un día en el que ella no este en este plano, serás el árbol mas alto entre toda esta maleza.

Le tome un cariño a Dolly que se me escapo de las manos. Mi persona preferida en el planeta y la que mas respeto en el. La persona que me enseño palabras de un léxico elevado para el dialogo y a disparar una 39 para el respeto.

Comencé a vender su merca en un intento con tal de pagar el precio a esa vida, a ese paraíso clandestino que le dicen infierno, que te lo prohíbe y aleja la sociedad.

La cantidad de sangre que derramada para ella en ese lugar marcaba su valor. Y alcanzaba para demostrarle mi lealtad y ese cariño del que me jactaba.

Cuando descubres que el mundo esta tan estrechado con la cocaína, todo se vuelve mas crudo. Una desgracia camuflada a plena luz de una vida impuesta por la decencia. El mundo que habitamos junto con el polvo de hada es un encanto destructivo. El mundo del hada madrina que te la proporciona en tus manos, se paga con no poder conciliar el sueño algunas noches o talvez en algún momento nunca.

Dolly estaba sentada en este mundo, en su sima, con las piernas cruzadas en la silla mas elegante que simbolizaban el trono, con una corona metafórica que le aplastaba la cabeza y que la luz reflejaba en sus piedras preciosas el poder que solo se le podría arrebatar sobre su tumba. No debía acomodarla nunca en su cabeza con esas manos elegantes, le queda como si la hubiera hecho a la medida el tártaro. Mientras que en su mesa del palacio reposa las montañas de cocaína mas finas y delictivas que podría tener el país.

El demonio con collares de perlas y labios pintados del rojo que seria el mas vivo de todos los que tendría su cuerpo, me señalo.

A mi.

Un perro mas. Un perro ansioso de morder, que le gusta este lado del sistema.

Una perra.

Que tampoco se preocupa por que no creo el sistema.

Que desliza en sus dedos delicados la droga de la mujer mas poderosa en el mundo ilícito. La mujer que cualquiera quisiera volarle la cabeza para hacer la subasta mas histórica de la arrogancia.

» Alas de mosca » me parecía el nombre mas precioso que podría servir de titulo de libro, película o simplemente un poema escrito por ahí. Pero se usaba para definir el candor delicado de esa nieve que entra por la nariz y te hace tensar de tanta belleza. Lo fino de aquellas alas de ese bicho tan espantoso representaban muy bien el fruto de la empresa que había materializado Dolly. Sola y ella misma, con el correr inevitable del paso del tiempo.

Bajo la luz azul mas tenue invadido del peor humo, en los baños de la secundaria que están impecables para que la gente rica haga lo que quiera o en el antro punk mas de mierda. La gente demanda ver las alas de esa mosca.

» Tiene la mirada oscura y fría como el hoyo de donde trae ese veneno»

Considerándose ciudad, este lugar siempre tendrá esta mierda que se respira llamado pueblo. Pueblo estancado que te estanca. Pueblo pequeño que te hace conocer a todo lo que tiene.

Todos saben quien es la puta de abdomen plano que se obsesiona con partes de su cuerpo. La gorda furiosa que ante los comentarios mas despectivos te arrastra de los mechones de pelo por una calle completa. Porque al fin al cabo ya los oyó y siempre le remuerden entre la sabanas culpándose por haber nacido con un cuerpo tan deforme. La drogactica excéntrica, inconfundible que gastaría su fortuna interminable en la noche. El chico que su familia, la escuela y la sociedad. Pretenden el 100% en algo que prácticamente eligieron ellos. Cuando el solo quiere ser correspondido, pudiendo amar sin lamentos. Y sin tampoco saber que otra cosa mas quiere de su vida. O la travesti que sus rasgos naturales son uno de los mas bellos, pero solo es marginada a la fuerza por lo que tiene punzado entre sus piernas.

En ese momento no conocía al personaje que pensé al tiempo de conocerlo que era indispensable para esta colección que hacia de esta gente y sus reacciones singulares. El chico que reconoce su belleza y explota eso pensando que puede salvarle la vida o por lo menos de un padre ausente y una madre adicta a los psicofármacos.

El lugar es una mierda, todos conocemos en donde estamos ubicados en este estaque con olor a infierno pútrido. Es un extraño momento el ver un rostro desconocido. Un momento de serotonina colectivo que solo es explotado para que este rostro en un tiempo sea una mierda mas mimetizándose entre nosotros.

Conozco a todas estas mierdas, conozco varias mierdas de distintos calibres, algunas mas estúpidas que despiadadas. Porque al fin y al cabo cuando el dinero se cruza, les vendo a todas ellas. Billie Russo es el nombre mas respetado fuera y dentro de estas paredes de la institución escolar. En la noche, en las discotecas mas despampanantes hasta el bar mas sucio con un rock saturado. En calle pateando en el suelo a quien se lo merezca por un póker. Conozco cada lugar al que puedo entrar y ser recibida con tragos que invita la casa y conozco cada lugar donde se que mi bienvenida seria un disparo cerca de mis pies y la verdad no tengo ganas de que nadie arruine los zapatos que llevo puestos.

«Esa perra esta igual de muerta que la otra. Visten lo mismo, tienen el mismo aliento. Le va a dejar todo a esta pendeja. Esa bruja esta vieja y lo único que pario no podría clavarte ni un tenedor»

Lo sentí como un filo helado rebanándome la piel. Que creo que mis ojeras en esa mañana se pusieron mas oscuras. Les clave la mirada como ellos me clavaron esas palabras. Aguantando un golpe que te deja sin aire, afirme mis pies en el suelo porque un par de mierdas podrían hacerme tambalear y eso nunca me había gustado. La cafetería donde me sorprendo con eso dejo de existir en ese momento de la historia. Solo recurrí a recordar color de ojos, cabello y piel. Resaltando una característica particularmente reconocible que tuviera cualquiera de los dos. Y recorrí toda su piel desnuda por que los tatuajes no son fáciles de quitar.

Sabían que los había oído. Estaba como una estatua en medio del lugar armonioso de colores tierra, que tiene plantas que caen como cascadas y olor a medialunas. Nunca había visto una estatua que petrifica convirtiendo a quien ve en otras. Por que el aire corría naturalmente entre nosotros pero nadie podía respirarlo. 

Si estuviera en el agua sobreviviría a esta falta de oxigeno por reserva en mis pulmones, hasta que me hagan saber que se ha terminado. Y por supervivencia subiría a la superficie dando una bocanada brusca buscando mas. Y eso fue lo que hice.

Mi mandíbula hacia un chirrido particular que no sabia que podía hacer estando tan tensa. Parecía que iban a destruirse en pedazos mis dientes y que ellos volarían por uno de los lugares mas cálidos que tiene esta ciudad. 

Mi dedo índice empujo el medio de mis anteojos oscuros ocultando mis ojos de larga noche y larga resaca. Quedando pintados en mi rostro que levante con la mejor soberbia y termine de voltear. Por que si soy yo quien inicia la escena soy yo quien la termina.

                                                              **

Siento los lunes como los define la mayoría de las personas. Solo que no adquiero ningún conocimiento que ayude o aporte algo en razón a la sociedad. No trabajo a primeras horas de la mañana como lo hace de manera estándar los demás en la mayoría. Personas que se dan el fin de semana para cortar un poco con la mierda que significa vivir día tras día en esta rueda. 

Pero al final aunque mi trabajo y mis conocimientos adquiridos sean particulares y un poco excéntricos para  cualquier vida cotidiana. Sigo siendo una persona dentro de este mundo y por eso se me cae la cara acá sentada sobre el césped en la entrada del colegio.

No soy la única que la claridad del día a esta hora la calcina como un animal nocturno. Se que Ashley se mata tomando pastillas desinflamantes por que no aguanta el dolor. Y se pone mas maquillaje de lo normal por que a lo único que le teme es que no la vean atractiva. O Paris que viene con el peor mal humor y es de pocas palabras hasta el martes.

Fuera de este circulo clásico que hemos creado el que me diga de todos estos que veo aquí, que ha hecho algo este fin de semana y no hoy se arrepiente de nada, pienso desconfiarle un buen rato. Para terminar de darme la razón yo sola de esta formula que pensé tan vagamente mientras me encontraba recostada en el pasto porque necesitaba contacto con algo que tuviera vida y pureza aunque lo contrarrestara con un poco de tabaco. 

No pude evitar reclinarme a mirar como todos por un estruendo que siempre es único e inalcanzable. Que siempre obtiene y retiene nuestras miradas.

El alboroto que hace la «carroza» Mustang convertible del color rojo típico. Conducida por la estrellita del equipo de básquet de este colegio: William . Con el copiloto su lado a Rob, que su estrellato y posición proviene nada mas y nada menos que de lo mas importante que va en ese auto y asiste a este colegio: Prim Donson. La que era su actual novia en ese entonces.

Su rostro parecía estar diseñado bajo el numero áurico. Todas sus facciones por separadas eran hermosas y compuestas era letal. Dejando un resultado fino que parecía no querer saltarse ningún privilegio. Con su piel tan blanca, sus ojos del celeste mas cristalino que cuando se drogaba, en la noche, la daban el toque de gato rabioso. Su cabello natural aunque fuera bastante claro, había pasado por varias decoloraciones que le habían dejado un rubio furioso que acompañaba con su actual corte de pelo que desde que lo corto así no paran de hacer chistes estúpidos.

» Le gusta la pura. Donson no creo que tenga cura.  Para mi seguro se durmió por ahí y el pelo se lo corto  mordiéndoselo un caballo»

Era inusual, era desordenado, revoltoso y de cocainómano ochetonso. No todos los días vez a alguien que se harta de un momento para otro en una noche cualquiera y sin preguntárselo se recorta los pelos así, por que no le importa. Por que además de que sabe que tiene una cara armoniosa que la acompañaría en cualquier cosa que se hiciese,  tiene el carácter mas de mierda. Y ahí para mi, esta todo su estilo.

Nunca me reí de su corte de pelo raro que trajo a mitad de semana por que para mi esos tijeretazos que eran tan marcados simbolizaban que Prim se había dado cuenta quien era. De donde venia. El poder que tenia. 

Podía hacer cualquier cosa que quisiera. Cumplir todos sus caprichos, hasta el mas estúpido. Comprar la mejor droga y aburrirse rápido de su ropa. Podía seguir estudiando aunque no haya cumplido ni una de todas las reglas de la institución. Al contrario hacerlas mierda con lo mejor que tenga.

Pero ni su poder, ni su fortuna, ni su belleza de felino, ni su persona podrían comprar el amor de Rob.

Y eso fue lo que paso esa mañana. Cuando Prim acompañada de ese rap de la década de los 2000 que salía por los parlantes de manera muy cargada; apoyo sus tacos finos fuera del auto y las cadenas Channel  que sostenían su pantalón gastado, en sus caderas se tambalearon dando un sonido. El sonido de la realeza con el espíritu sádico.

La manera de demostrar inconscientemente de que podía obtener todo lo que quería al guardar las gafas que traía puestas, en su bolso y lanzarlo por su espalda destilando odio sin siquiera mirar donde iba a caer lo que seguramente fue su compra favorita del mes fue lo que inicio la melodía adecuada.

«Un gato que se desplaza con esa agilidad en esos zapatos a esta hora de la mañana tranquilamente podría noquearte»

Eran las 8:30 A.M y vi la caminata mas digna que cualquiera de todas las que vi, hasta en los reality shows con mejor presupuesto.

Yo siempre que veo pelear a la gente, suena en mi cabeza una musicalidad, lo defino como si una bomba nuclear explotara y se sintiera el fuego radioactivo como una seda que es acompañada con una composición de Beethoven.

Una drogadicta con el pelo lleno de spray que había clavado todas sus uñas en la cabeza castaña de la angelical Kaya que no era inocente. La cual la fuerza y el dolor despiadado hacia ponerle la cara al rojo vivo. El mismo color que tenia Prim en las venas hinchadas de sus brazos por al lanzarla como en una montaña rusa pero de golpes, gritos y tirones en el pelo.

La pobre Kaya que me dio lastima porque la habían lanzado a la jaula encerrándola con el peor león. Estaba testificando con sus ojos llorosos en las grabaciones de algunos celulares de estudiantes. Que no saben hacer otra cosa que verte como te destruís y tomarlo como un buen show. 

Pero en este show mediocre o coliseo romano lleno de brutalidad y euforia había alguien que no estaba siendo sentenciado como se debía en esto. Estaba apoyado haciendo lo único que sabe hacer, posar y aprovechar su buena genética. Mostar su sonrisa de dientes cuidados. Mentirle a la realeza mientras le sostiene el bolso mientras que esta cortando cabezas.

— Ese es el problema de todo esto. Tiene que despertar de este amor estúpido que le tiene— Afirmo con un hartazgo, que se le podía ver cuando agitaba su mano al decirlo para acto seguido apagar el cigarrillo con la misma rabia. La situación parecía el infierno mismo para los oídos irritables de Paris que puso en palabras lo que todos pensábamos y veíamos a diario en este ultimo tiempo.

Concordaba con mi amiga y aunque no se lo dije, se que ella ya lo sabia. Una situación con Prim Donson de por medio podía llegar al extremo mas de película y menos pensado. Era la tercera chica en dos meses que comía tierra del lugar y le sangraba la nariz porque Rob Thomas no podía quedarse quieto. Por que prometía que se iba a quedar quieto. Les prometía a las mujeres. Le prometía a Prim. Le prometía a todos. Para volver a crear caos impunemente como una rata asquerosa.

Ella rompería cualquier nariz y escucharía su miseria todo el día con tal de que el la mire a los ojos.

Era el amor. El peor conflicto para un reino y su majestad.

**

Oro y brillo

Así la apodamos con el tiempo y con un cariño que pensábamos que nadie mas nos iba a provocar. No por su blanquez con pigmentación rosada o sus ojos verdes pantano, que la iban a salvar en este colegio de concentración de raza blanca, queriendo aparentar que salvan lo mejor de la humanidad. Si no por la transparencia que la hace visible. La bondad que no tiene intención de apuñalar y nadie me lo podría discutir.

Por eso es oro que brilla hasta cegarte. Tiene en sus ojos ese brillo de pureza, que siento que es la persona que duerme mas tranquila en este planeta. Que puede soñar cuando lo hace. Que ningún error la remuerde porque no puede cometerlos.

Descubrí que existía esa característica cuando la vi trasmitirla y para mi, que veo eso como si encontrara una piedra preciosa en medio de un cardumen de pirañas , es la única persona que hasta ahora veo que lo tiene.

Por eso me dio miedo que estuviera cada vez mas cerca. Que viera lo que veíamos. Que le agarraran ganas de hacer lo que hacemos. No quería corromper este rayo de luz con nuestro aire toxico que a veces explota de la nada.

Hasta que la vi respirarlo y ni se inmuto como para apagarse.

Ahí entendí que ya estaba corrupta

Y que también quería desquitarse con el mundo.

Esa mañana que apareció se perdió la performance de una de las peores bestias, porque entro a la clase iniciada veinte minutos tarde. Cuando la vi pensé que era muy estúpido que estuviera vestida con colores tan pálidos siendo ella un fantasma que lo contornearía muy bien un poco de oscuridad y como podría ese rostro que no conocía de belleza tan extraña pero fascinante, estar en este pueblo asqueroso y no en una portada de revista.

Todos los ojos estaban en ella. 

Los míos también.

Que podían ver en su falsa cara de superación que no le gustaban tener esos ojos encima. Los nervios que destilaban que en un punto, aunque se lo intentara negar hasta a ella misma, le importaba lo que dijeran de su persona mientras se desplazaba para sentarse en ese nido de víboras. Pero lo intentaba y eso es valioso. Sabia que en algún momento llegaría a encenderse sin que nadie mas pueda prenderla fuego.

Me sorprendió que Paris siendo la que parecía quedarse sin dientes de tanto apretar su boca del mal humor haya tomado la iniciativa para hablarle. Ahí me di cuenta de la interpretación única de quien te mira. Por que las tres habíamos visto algo diferente, algo que nos parecía inmerecido que venga a parar acá.

Que injusta es la vida, como te reduce a ver otras perspectivas en tus ojos el nacer siendo lo que no le gusta a la gente que se vea, dejándote en un mundo, el que te quede, pero separado de los otros.

Por que si me agarro de la precisión, podría decir que fueron diez minutos en los que entro detrás de esa luz, a esta iglesia de ángeles caídos, una acidez que sobreviviría perfectamente aquí pero para sobrevivir a si mismo necesitaba un poco de algún rayo de luz.

Pero siempre escogía mal.

Aun así, si lo hubiera visto un jueves, en un bar de mala muerte que la luz que mas ilumina es roja y la música se mezcla con el ruido de las narices de los merqueros dándose para quedar mas desagradables de lo que son. Le hubiera hablado a los cinco minutos y a los cuarenta me lo estaría revolcando ciegamente en esos baños repulsivos. Por que algunos acá tenemos el alma cortada en algunos lugares por la misma tijera.

Pero lo vi con la primer luz del día, resaltando no sus imperfecciones faciales, que eran muy pocas y que tal vez por eso no se molestaba en usar anteojos oscuros. Que sin ellos ya dejaba ver varias cosas como su narcisismo, su mirada polémica y parte de su índole. Si no que además ese sol en el cielo, que correspondía sin que yo me diera cuenta al comienzo de los buenos tiempos resaltaban a un mas esa acidez que podría ser su mayor defecto. Que cuando lo vi gargajearla, me desintegro. Lentamente y pasando los días. Como cualquier acido estomacal que procesa el alcohol de una noche larga y fuerte.

—Algunos tienen que dejar de escupir desde arriba. Hay que acordarse que entre mas alto, mas fuerte es la caída.

Paseo su mirada en el silencio de todos los ojos de los buitres mientras colgaba su mochila y movía la silla para sentarse. Con la belleza de un psicópata, solo dedicándome un segundo de contacto visual, me fue mas que suficiente para sentirme incluida de sus palabras provocadoramente baratas que nadie mas ahí entendía lo que podía ser un mensaje final.

Por que en este pueblo están aburridos, la gente se incluye en todo para vivir con mas relevancia. Las mayoría de las miradas venenosas se sintieron adjudicadas. Por ser simplemente eso. Veneno. Pero nada les asentaba mejor, deslizándose sobre su hombro, abriendo la mandíbula como serpientes, con la medida de su presa, para envenenar con lo peor que tienen a la segunda cara linda y desconocida que venia a parar por acá.

**

Lo diabólico se pasea por estos pasillos de la elite, como si estuviera acompañado por la suave melodía acogedora de un piano. En todos nosotros, tomada de la mano, ensuciamos los pisos que brillan por la mal paga, con el accesorio mas combinable. El poder del apellido.

El día avanzaba y el tiempo nos desarrolla en pequeñas cosas, sin darnos cuenta que pueden ser la primer pieza del domino que cae desparramando a las demás. La puerta abierta que te muestra el paraíso, solo en una ocasión y si entras, se cierra.

Nos habíamos puesto de acuerdo, con la invitación de Ashley a «la guarida » a aquella cara angelical que esbozaba la sonrisa mas humana llamada Mavys. Le dijimos que ya habíamos hablado de ponerle un nombre mejor a ese cobertizo que había tomado de a poco y con fuerza en mi casa. Y ella siguió riendo absurdamente, sin que yo me diera cuenta que también lo hacia por que por fin se sentía pertenecida en algo.

Cillian Tucker era el nombre completo de aquella acidez encarnada en persona que había entrado minutos mas tarde después de Mavys. Tan infinitamente lo contrario, ella el agua mas cristalina, él el aceite mas pesado y afilado que a mi particularmente me caía pésimo. Su egocentrismo mediocre, le basta con tener lindos rasgos para sentirse que puede ser rey de lo que sea. Abusa como un adicto. Es adicto a su belleza. Mira abusivamente a quien sea como si te estuviera enterrando un golpe en la cara y con dedicación cuando pasaban unas piernas desnudas en pollera. Pero lo peor de este gato de afuera es que me habla de las sombras de esa parte de mi vida. Como los dos idiotas amanecidos de la cafetería. «Esta todo bien, no esta todo pago» es el problema que tiene la gente que habla desde esa penumbra en pleno día, a pleno sol como si se pudiera hacer esa mezcla estúpida.

**

Prim había salido tan impune, bañada en su apellido, como siempre del despacho del director. Aunque haya destrozado a Kaya a los golpes o se le diera por incendiar todo el lugar. Siempre cruzaba la puerta como si la justicia no existiera para ella. Se decía que se sentaba ahí, se miraba las manos llenas de anillos y sacaba una lima de uñas. No miraba al director en acto de soberbia y mientras se emparejaba las garras pronunciaba : «Espero a mis padres «

Y así sin mas, a puertas cerradas y bocas calladas los Donson arreglaban los problemas con su muy querido amigo Cal. El codiciado director que se adjudica de elevar cada vez mas el nivel de la escuela mas pretenciosa de este lugar. Mientras que Prim gozaba de un privilegio que no le interesaba, que tampoco se esmeraba en ocultarlo. Caminaba desde ahí a volver a hacer lo que le diera la gana.

Ese lunes habían pasado 45 minutos de que había abandonado la oficina, con el acuerdo en manos mas especulado pero desconocido que nos permitía seguirla teniendo aquí. Y ya me esperaba para que le venda su droga en el lugar que había tomado como indiscutido. El ultimo baño, en el fondo del segundo piso del colegio.

Faltaba que su padre también baje el dinero para que ese lugar tuviera el apellido Donson. Pero ya con el tiempo, ni eso necesitaba. Todos sabían como si fuera un decreto colectivo escolar que el ultimo baño era como otra habitación de su mansión para Prim y el fusible trio de perras que conformaba con la belleza latina de 1,75 mas filosa, que te envuelve cuando menea su melena negra que le llega hasta la cintura: Maddy. Y la diminuta, con su boca de un rosado pálido que parecía de una muñeca y ella en si parecía un cuadro pintado: Anastasia. que aunque su piel fuera de los tonos mas pasteles que daban tranquilidad, su persona parecía combinar mas con su pelo negro, tenia teñida el alma cada vez mas de oscura.

El lugar estaba envuelto en el perfume de las arpías, que lo habitaban para drogarse, contarse chismes o cuando estaban destrozadas para derramar sus lagrimas y apoyarse unas a otras.

Un drogadicto de los tantos a los que le vendía, una vez me conto con la droga recién comprada ya puesta encima, que me imaginaba como un ángel. Con el vestido mas fresco pero de gala. Estaría alumbrada en mis alas y pómulos por el tono platino mas metálico. Mientras que la metáfora mágica cae en la gracia particular de que no vendría volando, si no en patines como un delivery. Pero un delivery celestial que trae en su bandeja el polvo que mas quieren todos, que a veces no se cree que este en tus propias manos.

Lo inmortalice así. Siempre recuerdo quien es ese pobre merquero amigable por esa imagen tan bonita que describió sin darse cuenta en la euforia que le provoco tomarse unos tiros. Y desde ese día no puedo evitar recordar e imaginarme así, cada vez que reparto unos gramos.

Disfrazada de ese ángel, mi mano empuja la puerta del ultimo baño de arriba dejándome ver entrar entre ellas. Que están donde siempre, en el ultimo cubículo en frente del gran ventanal que esta entre abierto, donde dejan salir el aire de lo que están fumando. Pero hoy en el ultimo extremo a su derecha el espejo que las refleja tenia la palabra «Ya sabemos tu secreto» manchando su destello.  Escrita en el, en una caligrafía envidiable con labial carmesí. Los seis ojos de las perras hacen que me miren a la vez agazapados, resaltando entre el humo que concentran, como si estuvieran esperando que entre lo peor en cualquier momento.

— Que no te asuste un labial baratón— Me dice Prim ante mi silencio sepulcral que mira cada detalle. Mientras comienza a caminar acercándose hacia esa parte del espejo. Como camina cuando hierve de irritación, como si pudiera quebrar los mosaicos. Por que ciertamente su caminata ante la emoción de la ira era su mayor expresión de ella.

Estrella el cigarrillo encendido con placer en aquellas palabras, refregando en circulos la bola de fuego en el cristal, luego lo escupe como si fuera la cabeza de quien lo hizo. Y finalmente deja caer de su mano con su impunidad característica el resto de esa parte naranja carbonizada ensuciando la porcelana de lavabo reluciente.

—No lo borren, quien lo encuentre que lo encuentre así. Ningún labial de $300 me va a apurar a mi de ningún lado—Da la orden con su verbalidad hostil, que acompaña con los gestos de su mano que intensifican sus emociones, pero también su seguridad. Me tiene la mirada engreída que ha provocado aquello, totalmente expectante sobre mis anteojos oscuros. En silencio, prendo un cigarrillo y comienzo a fumarlo, mientras la busco para resolver esta situación.

—Pero primero por lo que vinimos—Sus dedos me hace gesto de que me acerque al ventanal donde están las demás, mientras ella lo hace también, alejándose de aquella amenaza.

Dejo posar el cigarrillo en un costado de mi boca, mientras del bolsillo interno de mi campera extraigo la pequeña bolsa angelical y se la extiendo, como ritual, entre mis dedos.

Prim es de esos clientes que ya no revisa la compra frente a mis ojos. Por que los suyos son ciegos, ante la confianza que estableció esta mierda. La confianza crucial para un merquero que puede despilfarrar.

Las manos con la manicura de pequeñas piedras brillantes que combinaban con las reales que se desparramaban en sus dedos largos sobre sus pesados anillos dorados tomaron la merca y la deslizaron en su bolso combinable con el outfit del día, el mismo que había lanzado al llegar. Para luego sacar unos billetes doblados prolijamente, como es de esperar de ella.

—¿Sale lo de siempre?

Yo le contesto que si. Como ella confía con magnitud. Yo acepto su confianza en un pacto de silencio. Yo se que nunca me va a mezquinar su dinero. Que podría decirle un monto un poco mas alto. Que no va a admitir que pagaría el precio que fuera por ella.

Cuando el negocio finaliza con el clásico de guardar el dinero de la venta. Maddy extrae y se dispone a girar en la ronda frente al paisaje del ventanal, un porro. Para acompañar los chismes, la indignación y la verdad.

Prim admite que necesita este golpe de relajación que da la marihuana. No duerme de tristeza, lo que transforma en rabia que descarga en el día. Que el fin de semana ha sido doloroso, la mañana aun mas complicada. Que pareciera que a Rob le da igual cualquier vagina, en cualquier lado. Que se ha acercado mas a William en estos tiempos, porque lo entiende mas que a nadie dice ella. Que Alyssa es el mismo pedazo de mierda insensible.

—¿ Que pasa con esos dos?— Pregunto soltando el humo de olor nocivo que suelta la hierba venenosa. Siendo una total desconocida a este problema que lamentablemente es típico de la vida.

Maddy me explica dinámicamente con indignación, que hace unos meses ella misma la había encontrado a Alyssa, en esas fiestas que hacen en la discoteca mas cara. La que va la gente fina, bien vestida de blanco y que sus accesorios valen mas que su ropa, que eso ya de por si dice mucho.

—Estaba en el baño de mujeres en la zona VIP. Con el vestido levantado y la bombacha en los tobillos. Mientras el le sacaba los brazos de sus caderas y ocultaba lo mas que podía su rostro detrás de su cuerpo. Yo también voy al VIP en esos lugares aburridos. Porque además de zorra, es tonta.

Siempre me causaron mucha gracia sus insultos eléctricos, hirientes que caen con fuerza desde la altura con la que lo dicen. Tal vez las perras si eran destructibles, no lo sabia, solo sabia que meterse con una de ellas también te destruía por que apuntaban al punto mas confiable. El egocentrismo, el orgullo, el autoestima. Si una se lastimaba procuraba hacerte sangrar mas. No había forma de no irse con una marca en el lugar irreparable, el interior de tu cabeza.

William entendió muchas cosas de aquello en el verano. «Lo tiene muerto de amor a sus pies y ella le pisa los dedos con lujuria «. Intento perdonar a Alyssa, fingía haberlo hecho y se tomaban del brazo como un matrimonio predilecto aunque tuvieran diecisiete años. Fingían todo: lo bien que estaban entre si, exageraban la confianza, que nunca había pasado lo del señor adinerado de 40 años en aquellos baños. Que ella nunca había dejado de pensarlo.

Alyssa solo se limito a excusarse en un llanto dramático, mientras gritaba ahogadamente que la perdone, acompañado de cursilerías telenovelescas que siempre las caracterizaron. Presa del terror a imaginarse que William no este a su lado, aunque su amor a el se haya acabado. 

Era tan gigantesca su desesperación, que la nublaba como una mañana de invierno. Había insultado y hostigado a Maddy por mensajes los días consecutivos al desastre. Pero como de rápido se le encresparon los pelos, rápido los volvió a tener sedosos. No hizo nada mas, nada de todo lo que dijo que tenia a su alcance y le iba a hacer. Simplemente se molesto en mostrar en sus perfiles de redes sociales, su amor inquebrantable sostenido por un roto como William que decidió creer que no existía ningún problema. Tapando el fuego vivo para convertirlo en una explosión mas estruendosa, que todos sabíamos que no importaba, que tarde o temprano le iba a estallar en la cara.

—Tanto ingenio para ser puta.

Las palabras explicitas a la hora de hablar de Anastasia decoraban el aire con toxinas. Te podía noquear pronunciando con dureza palabras tabú. » Te salió bastante caro, putita » .Te decía desde su altura de 1,55 lograda por unas plataformas que siempre le brindaban estar esbelta en unos centímetros más. Bajo su cabello hasta los hombros teñido del negro mas oscuro que contorneaba su rostro, podías ver en sus ojos resaltados por la cantidad de delineador y las pestañas cargadas de rimmel que era alguien que no podías hacer retroceder.

Era admirable, decían las perras. La inteligencia para rebuscársela frente a los ojos de William y que no la vea en su clandestinidad. La cual funcionaba con premeditación excesiva en pueblos cercanos, fiestas y discotecas de esos lugares desconocidos para quien no vive ahí. Como las personas, desconocidas, eran carne fresca que divertía.

Predestinado al dolor por la fuerza de los puñales de Alyssa que le hacían sangrar mas a borbotones una herida que se comprendía sana. William se tambaleaba en el vacío y en las manos de ella. La única decisión que había tomado era saber toda la verdad. Si total su confianza estaba demasiado masacrada como para lastimarse aun mas. 

**

Las perras te ponían al tanto de lo mejor que sucedía en el pueblo. Los ojos están en todos lados, pero los ojos de las perras eran armas afiladas. Era increíble como a cada puerta cerrada, había las internas mas interesantes. A veces escuchaba cada mierda, que me parecían incomprensibles y me llevaba a soltar carcajadas por su absurdez en si.

Pero ese día venia con un objetivo entre mis cejas que no podía y algo me decía que no debía quitar. Quería saber, que sabían los ojos de las perras, de este Cillian Tucker.

— ¿ Que te gusta? Hoy le decía a Anastasia que es bastante uno de tus tipos.

—No—negué con mi cabeza en un acto instantáneo y flexione mi boca a un costado, en rechazo— No me gustan las bocas largas y sueltas.

Las chicas me dijeron que si. Que su belleza le llevaba a tener la boca larga. Pero sus palabras se opacaban por ese rostro y esa psicopatía con la que se manejaba, por que siempre se acomodaba por que lo mejor sea lo que mas brilla. Para que el acido que escupe sea tolerado solo por salir de una boca tan linda.

Todos estaban encantados con el. Era cautivador y los hacia reír con chistes que eran acorde a ellos. Era atrayente. Decían que debía ser un salvaje. Que seguramente te tomaba y te cogía como un animal, que esas manos delicadas pero enormes tomándote las caderas debía ser el embrujo mas sensual y que su pene se marcaba dejando ver el tamaño que te acaparaba la mirada sin pensarlo. Pero no conocían a nadie quien se lo haya revolcado. No lo conocía nadie, había venido de una ciudad a tres horas de aquí, a vivir con su madre en la casa pintoresca que había levantado siendo abogada y  sin un padre en ella. Del cual el ultimo registró es el parecido que deja el, su hijo. Tucker es el apellido de su madre.

Las perras decían que no me preocupara por alguien con desventaja. Alguien que desconoce este suelo, contra alguien que podría solos chasquear los dedos y simplemente darle un susto. Que el grafiti amenazante era porque los Donson siempre están bajo el peligro.

. Pero un ruido que solo yo escuchaba me rondaba como un muerto. He visto lo imposible, o lo incomprable que simplemente es por tener poco dinero. Me disgustaba como un dolor de cabeza, pero ya hacia tiempo que las cosas no venían bien en el trabajo y no quería darme vuelta con algún problema apoyando sus manos a mi espalda.

**

Se había hecho tarde en aquel baño que la marihuana ayudaba a soltar de la boca de unas indestructibles, las palabras sensibles, para que el mundo las oiga. Se transformaba en catarsis, odio, verdad y vida ajena. Era la magia mas oscura, como todo lo que es de la misma índole, se agrupa en este lugar como herejes gozando de lo intocable pero al mismo tiempo padeciendo la fragilidad que les otorgan con la misma facilidad. Si logras darle a uno fuertemente, puede que los demás tambaleen, por que todos son piezas del mismo juego.

Nadie nos había ido a buscar. Que Donson fumara unos diez minutos mas por separada en su miseria, no le hacia daño a nadie. Que callara la boca un rato. Y si estabas ahí, era el aura de Prim que te envolvía concediéndote ese privilegio eterno que tiene ella, por diez minutos.

Sabia hasta donde aguantaba tirar de la soga de la ventaja. Pero nunca hay que aceptar su consentimiento en el goce donde aparece, por que si estiras con fuerza y abuso, se rompe volviéndose completamente inutilizable. Por eso fui la primera en abandonar aquello, para seguir el rumbo del día naturalmente, que lo normal termina finalmente durando unos minutos mientras me desplazo en lo desierto hasta la siguiente clase. Chocandome con una de las situaciones que solo podía emanar lo ruin en su aparición: el peligro y sensualidad. Las palabras que fuertemente tienen mi atención como si fuéramos un imán.

El fuerte ruido de un casillero aplastándose, acompañados de una respiración quejosa unos metros antes de que tuviera que doblar en esos corredores, es lo que llama mi consideración al principio y avanzo en la cautelidad para asomar mi mirada hasta poder ver de que se trata esa dureza.

Tucker tenia en la mirada al diablo, que cuando lo descubrí en ella, entendí mas las cosas que sucedían. Solamente una persona con el demonio posado en el final de sus pupilas podría darme un choque eléctrico erizándome hasta el ultimo centímetro de piel, envolverme la mirada sin poder pestañar de la fascinación. Realmente el no sabia que lo estaba viendo como se proclamaba en la maldad arrastrando Alyssa con consentimiento. Haciéndola gemir de la atracción por su aspereza. Su intensidad a la hora de apretarla en sus manos, de apoyar todo su cuerpo en el de ella con una brutalidad seduciente, los besos penetrantes y envolver sus dedos aplastando fuertemente en su cuello; fue lo que hizo a mi mirada invisible ante la escena del placer que festejaban, que me anexara a ella, envolviéndome a mi de satisfacción pincelear mis dedos sobre la ropa que cubre mi entrepierna 

Finalmente al cabo de minutos fui echada tan fácil de ese paraíso que entre por pura equivocación. El pecado se movió mas para las sombras, pero alguien ya era testigo, aunque se camuflara, de que había sido cometido.

Las llaves dieron dos vueltas en la cerradura desde el lado de adentro, con ellos dos en salón de clases que se utiliza para proyectar películas que contengan el material de las asignaturas, que en ese momento estaba desierto. Como los pasillos, los baños o los patios. Pero siempre hay una excepción, unos ojos que amenazan con saber la mierda que has cometido.

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