THE JOURNEY OF THE LIFELESS – CAP 2

THE JOURNEY OF THE LIFELESS – CAP 2

J.P Durán

12/05/2022

CAPÍTULO 2: PREPARATE

-Click para reproducir música de fondo

Él esclavo estaba acostado sobre una camilla mientras dormía, y sintió como una dulce voz lo llamaba desde lo lejos de su sueño.

  • Tienes que acercarte, acércate a mí y conocerás la verdad, la verdad sobre tu viaje. – Dijo una voz femenina.

Se sentía cada vez más inmerso en aquella dulce voz, como si estuviera navegando en el océano sobre una barca, y dentro del sueño casi logra distinguir la apariencia de esa mujer que le susurraba al oído, si no fuera por el cubetazo de agua que los despertó de sopetón.

  • ¿En serio era necesario despertarlo de esa forma padre? – Preguntó Teo
  • Por supuesto que sí, no ves que estaba a punto de eyacular a causa de su sueño húmedo. Me recuerda a cuando tu pequeño amigo hace el saludo al sol todas las mañanas mientras aún sigues dormido. – Expresó Teodoro haciendo una broma de mal gusto.

El esclavo despertaba mientras sentía como le ardían todos los músculos de su cuerpo. Estaba totalmente vendado como si hubiera recibido una ardua atención médica. Unos segundos después entró el capitán a la habitación.

  • Vaya, veo que por fin se despierta nuestro poderoso y desnutrido héroe. – Dijo el capitán.
  • Además de desnutrido calenturiento. – Dijo Teodoro, para después ser interrumpido por Teo quien lo abofeteó con un trapo mojado que estaba lavando.
  • ¿Cómo te llamas? – Preguntó Hernesto.

El chico se encontraba aún muy débil y aturdido por el dolor, sin embargo, reunió algo de fuerzas para responder a la pregunta.

  • Junad. – Respondió él esclavo.
  • ¿Junad qué? Tienes mi permiso para decir quiénes son tus ancestros, llegados a este punto importa muy poco que seas un sin vida.
  • La verdad no recuerdo mi apellido o el nombre de mi padre o de mi abuelo, y tampoco sé quién es mi madre.
  • ¿De dónde vienes Junad? Antes de llegar a Olimpia, ¿en qué lugares habías trabajado? – Preguntó Teo.
  • Tampoco lo recuerdo, a veces tengo vagas imágenes mías andando por desiertos o recorriendo calabozos, pero no puedo recordar algo en concreto.
  • Bueno esa es una información muy útil, ¿sabes algo de estos tiempos? ¿siquiera sabes en que año estamos? – Dijo Teodoro, quien se secaba el agua del rostro.
  • No
  • Estamos en el año 1580 después de la caída de Constantine (d.l.c.c), pero me imagino que no es momento de contarte una historia tan larga.
  • ¿Y recuerdas algo de lo que pasó? ¿De la pelea con el gran magno Deiu?

Junad movió su cabeza horizontalmente negando que tuviera algún recuerdo de la batalla. Todos en la habitación se miraban entre sí al ver que Junad no tenía ni idea de lo que estaba pasando.

  • ¿Cuál es el ultimó recuerdo lucido que conservas Junad? – Preguntó el capitán.
  • Recuerdo como si hubiese despertado de un largo sueño de repente, y mientras escuchaba como la gente de mi alrededor gritaba muy contenta, celebrando como si hubiesen acabado de ganar un torneo de gibala.
  • ¿Cómo mierda va a saber que es el gibala? Si ni siquiera recuerda el nombre de sus padres o el año en el que estamos. -Preguntó Teodoro.
  • Es muy común en personas con pérdida de la memoria, he escuchado que la región afectada del cerebro es en el centro, qué es donde guardamos la gran mayoría de nuestras vivencias y recuerdos, sin embargo, la zona donde se ubica el lenguaje y la expresión corporal no se ve afectada, y por eso puede recordar como hablar, como caminar y los nombres de objetos o actividades cotidianas. – Respondió Teo muy elocuentemente, y luego fue golpeado en la cabeza por su padre.
  • ¿Querrías dejar de hacerme quedar como un idiota todo el tiempo? – Dijo Teodoro mientras seguía frotando la cabeza de Teo.
  • Yo creo que solo está cansando, propongo que lo dejemos descansar más y hablemos con el mañana por la mañana. Antes de irnos, yo soy Hernesto Bonaponte hijo de Heraldo hijo de Funod, él grandulón idiota es Teodoro hijo de Sirpa hijo de Bonad, y el que se encuentra a su lado a punto de perder la cabeza es su hijo Teo. Si necesitas algo no dudes en llamar a la puerta, alguien estará dispuesto a atenderte en cualquier momento.
  • Yo quería quedarme un rato más hablando con Junad – Dijo Teo al liberarse por fin de los brazos de su padre.
  • Mañana podrán hablar el tiempo que quieran, por ahora dejémoslo descansar.

Antes de partir el capitán pudo ver por un espejo detrás de Junad 6 marcas enormes en su espalda, y aunque esto le llamó bastante la atención decidió no hacer preguntas al respecto. Los 3 hombres abandonaron la habitación y cerraron la puerta. Junad se quedó mirando a la calle por la ventana durante unas horas pensando en todo lo ocurrido, en todas aquellas preguntas que se le habían hecho imposibles de responder, y la razón por la cual no recordaba nada de su vida pasada.

La noche llegó y aún seguía dando vueltas en la cama tratando de recordar su niñez o cualquier cosa de su vida, pero fue interrumpido por una mano que tocaba a la puerta.

  • ¿Puedo entrar? – Preguntó Teo
  • Adelante. – Respondió Junad
  • ¿Cómo te sientes después de todo esto? La gente no deja de hablar de ti y dicen que eres nuestro gran salvador. – Preguntó Teo mientras ingresaba la habitación y se sentaba en una silla al lado de una vela.
  • No sé cómo me siento o como me debería de sentir. He escuchado por la ventana a la gente emocionada decir que les salvé la vida por matar a ese espectro. Supongo que lo normal sería estar feliz o emocionado, tal vez no me siento así porque no siento que haya sido yo el que hubiese ganado esa batalla. Es como si toda mi vida hubiese vivido de forma automática, y hasta el momento en el que el caballero cayó al suelo volví a pensar de forma consciente.

Las velas de la habitación se agitaron tenuemente, y Teo pensó por un momento lo que iba a decir.

  • Creo que te entiendo, todos hemos pasado por algo así después de que en algún momento de nuestras vidas, pasara algo que nos haya impulsado a olvidarnos a nosotros mismos.
  • ¿Tú has pasado por algo así?
  • Por desgracia…. sí. Mi madre fue asesinada hace 8 años, y después de eso comencé a vivir como si nada me importara. Recuerdo que yo estaba en la casa leyendo un libro mientras mi madre cantaba una canción y arreglaba los platos, pero, de repente entraron dos hombres armados, agarraron a mi mamá por los hombros y la tiraron contra el suelo. Yo no tuve más remedio que mirar desde debajo de una silla como uno de ellos la violaba, mientras él otro le propinaba patadas en la cabeza. Minutos después llegó mi papá y mató a los dos tipos con una pica para pulir armas que estaba al lado de nuestra puerta, pero ya era demasiado tarde, mi madre ya había muerto. Después de eso fue que comencé a ver como la vida pasaba por mis ojos, sin que a mí me importara una mierda.
  • ¿Y cómo dejaste de vivir así? – Preguntó Junad
  • ¡Jum! como en la mayoría de los casos fue por otra situación de mierda, hace 4 años mi padre aún no superaba la muerte de mi madre, y después de años de investigación secuestrando soldados del imperio para interrogarlos, averiguó la razón por la cual habían entrado a su casa a matar y violar a su esposa. Resultó que todo había sido por un malentendido. El gobierno de Tesalónica había mandado a torturar a la esposa de un asesino fugitivo, la descripción del asesino coincidía con la de mi padre así que los soldados dedujeron que era él. Lo más gracioso de todo, es que la descripción era la cosa más estúpida y trivial del mundo, un tipo grande con una barba roja, y solo con eso les fue suficiente para culpar a mi papá y arruinar la vida de su familia. El caso es que después de enterarse de todo eso, decidió ir solo a matar a todos los soldados de Tesalónica que se encontrara por la calle. Lo único que supe después de eso fue que terminó en la clínica de un conocido nuestro al borde de la muerte, y ahí fue cuando desperté de ese modo automático, y le hice jurar que nunca más dejáramos que los vivos murieran por llorar a los muertos.
  • Lo bueno de las historias dolorosas es que siempre tienen un final feliz. –
    Dijo Junad
  • Supongo que tienes razón. – Respondió Teo.

Ambos jóvenes se quedaron unos instantes en silencio, hasta que Junad decidió hacerle otra pregunta a Teo.

  • ¿Tú también crees que soy el héroe de este país? Así como lo dicen los de la calle.
  • Mmmmm, es una pregunta muy difícil de responder, digo si te vi alzar esa enorme espada y repartir vergazos llenos de truenos como decía la leyenda, pero al hablar aquí contigo no dejo de verte como a alguien normal de mi edad. Bueno Junad es momento de que descanses, espero que mañana recuerdes más sobre tu vida y puedas entenderte mejor. -Dijo Teo mientras se dirigía a la salida de la habitación.
  • Gracias por venir a hablar conmigo Teo, creo que tus palabras me hicieron sentir mucho mejor.
  • Respecto a tu pregunta de hace un rato, no creo que seas el salvador de este país, pero sí creo que puedas llegar a serlo si así lo deseas. Después de todo tiene que haber una razón por la cual hayas despertado de tu modo automático hasta ese día, no puede ser ninguna coincidencia, y creo que eres especial. –
    Dijo Teo mientras cerraba la puerta de la habitación.

Junad durmió esa noche pensando en las palabras de Teo, y en la posibilidad de que él realmente fuera el hombre del que hablaban las leyendas.

Al llegar la mañana siguiente, Junad se vistió con algunas prendas que le había dejado Teo en la puerta junto con su desayuno, también había una carta que indicaba la hora de una reunión a la cual había sido invitado. Después de que el esclavo desayunara, agarró un bastón y se dirigió al lugar citado acompañado de una mucama, y en el camino el chico observó a detalle los pasillos y la estructura del lugar. Estaba en una gran torre circular, que tenía una arquitectura bastante antigua, sus paredes estaban llenas de arena, y tenían una capa de cemento texturizado con formas oblicuas aleatorias. En cambio, el piso era lizo y estaba hecho con una especie de baldosa rojiza.

  • ¿Dónde estamos? – Preguntó el joven.
  • Esta es la torre de los rebeldes, tranquilo aquí estarás seguro con nosotros. – Respondió la mucama.

Al llegar al lugar de la carta, se encontró con una enorme sala de conferencias, y vio muchas caras nuevas en la sala junto con las ya conocidas. Teo levantó su mano indicándole que se sentara junto a él.

  • Queremos darte la bienvenida oficialmente gran libertador de Olimpia, y además antes de cualquier otra cosa te queremos presentar al concejo de la revolución, conformado por: Astrus el guerrero formidable, Menelao la cabra de los montes e Ignod el inquebrantable. Además, mi nombre es Ecu hijo de Jar hijo de Lot, el vocero del pueblo. – Dijo un hombre que estaba en la mitad de la sala.

Junad veía como todos en la sala lo miraban fijamente esperando a que hablara, y la tención era máxima ya que habían alrededor de veinte personas en la reunión. Teo, Teodoro y Hernesto estaban a su derecha, y más allá de ellos se encontraban las demás personas formando un círculo hasta llegar a los integrantes del concejo.

  • Creo que sería redundante hablar de los hechos ocurridos en el día del despertar de Deiu, cuatro días atrás para ser precisos. – Dijo el hombre identificado como Menelao.
  • ¿Tres días estuve dormido después de la pelea? – Se preguntó Junad en su cabeza
  • Sin embargo, creo que sería prudente para el concejo y los presentes, que el capitán Hernesto diera un informe de la situación actual con sus propias palabras. – Continúo explicando Menelao.
  • ¿Hernesto? ¿El mismo bastardo que nos traiciono para unirse al gobierno de Tesalónica? – murmuró alguien dentro de la sala.

La sala comenzó a llenarse de quejas y reclamos progresivamente, y el esclavo notó como Teodoro apretaba su brazo derecho con su mano izquierda conteniendo la furia.

  • ¡SILENCIO! – Gritó Astrus.
  • Creo que debemos dejar que el capitán Hernesto de su informe de lo sucedido, y además que le cuente a la audiencia las razones de su ingreso al gobierno opresor. – Concluyó Menelao.

Hernesto se puso de pie dirigiéndose hacia el centro de la sala.

  • Antes que nada, quiero disculparme por todos los crímenes que he cometido contra mi propio pueblo en estos últimos 11 años, soy consciente de que por más que lo explique de la mejor forma, no podré justificar nunca las atrocidades que he hecho portando este escudo. – Dijo Hernesto inclinando su cabeza.
  • Continua. – Dijo Menelao que se encontraba en el centro de los otros dos miembros del concejo.
  • Después de años luchando con el ejército revolucionario por la libertad de Olimpia, fui llamado por el concejo junto con otro guerrero para recibir una misión. La misión consistía en traicionar a nuestro ejército para infiltrarnos en el gobierno de Tesalónica, sin embargo, para lograr hacerlo sin sospechas teníamos que demostrar nuestra lealtad al rey y pilar de Tesalónica. Para ello el concejo nos explicó que teníamos que delatar la ubicación de uno de nuestros escuadrones de batalla, que se encontraba ubicado a las afueras de Tesalónica con el objetivo de hacer una misión de rescate, aunque eso significara la muerte de más de cien soldados de los nuestros. Debo admitir que al principio rechacé la oferta junto con mi otro compañero, pero luego de unos días pensando en todas las derrotas que conseguíamos de forma consecutiva, y cómo del ejercito desertaban cada vez más hombres, decidí tomar la misión y comunicarle mi decisión al concejo. Una vez dada la fecha para mi partida del país, viajé a la capital de Tesalónica donde me reuní con el capitán del tercer batallón, para informarle de la ubicación de nuestro escuadrón que aguardaba en un campamento antes de llevar a cabo su misión de rescate. Después de todo eso me hice caballero y primer oficial del tercer batallón de Tesalónica bajo el mando de su capitán. Conforme fueron pasando los años me fui ganando la confianza de mi superior, y después de lograr algunas hazañas heroicas junto con algunas condecoraciones, logré convertirme en el capitán del sexto batallón de Tesalónica.

Todos en la sala miraban a Hernesto sin poder creer lo que estaba diciendo, y el único que parecía saber de antemano toda la situación además del concejo, era Teodoro. Después el capitán comenzó a relatar los sucesos de la batalla con Deiu, y como fue Junad el héroe de aquel memorable día.

  • Gracias por sus palabras capitán, en lo que a mi concierne usted siempre será uno de nuestros soldados más fieles, y esto va para cualquiera que se atreva a juzgar su decisión. Si hay alguien a quien quieran insultar o juzgar es a mí, puesto que todo ese plan fue mi idea y fui yo quien se lo presentó al concejo. – Dijo Astrus frunciendo su abundante seño.

Las caras de la audiencia cambiaron después de escuchar la explicación de Hernesto, aunque habían algunos que seguían manteniendo una mirada de juicio sobre él.

  • Bueno ya que este asunto quedó aclarado, ahora quiero dirigirme hacia nuestro salvador. Entiendo que no recuerdas absolutamente nada de lo sucedido, y que además no sabes tampoco nada sobre tu pasado, cosa que debo admitir que me preocupa y me hace poner en duda tu credibilidad. Sin embargo, hay algo que es cierto y es que fuiste tú quien levantó la espada y asesinó de nuevo a Deiu tal cual decía la leyenda. Por lo tanto, me veo obligado a preguntarte si realmente estas dispuesto a ayudarnos a liberar a Olimpia de la mano de los Tesalónicos. – Dijo Menelao mientras miraba fijamente al sin vida.

Junad no tenía ni la más mínima idea de que responder, no sabía ni siquiera que había sido de él en toda su vida como esclavo, menos iba a saber que sentía sobre toda esa situación.

  • Señor si mi permite interrumpirlo, no creo que nuestro héroe este en capacidad de responder, ha pasado muy poco tiempo desde su batalla y sus heridas no han sanado por completo. Yo creo que lo más prudente es que me permitiera hablar con él en privado esta noche, para explicarle toda la situación. – Dijo Hernesto mientras sostenía su mirada en el piso.

Mientras el capitán seguía hablando con el concejo, el esclavo pensaba en las palabras de Teo antes de irse de su habitación.

  • Después de todo tiene que haber una razón por la cual hayas despertado de tu modo automático hasta ese día, no puede ser ninguna coincidencia, creo que eres especial. –
    Decía Teo en el recuerdo de Junad.

 -Click para reproducir música de fondo

Después de rememorar aquel momento, Junad decidió interrumpir al capitán poniéndose de pie.

  • Quiero manifestar lo que pienso y mi sentir frente a toda la audiencia. – Manifestó Junad de manera nerviosa a toda la sala.
  • Adelante. – Dijo Menelao curioso de ver lo que iba a decir.
  • Bueno antes que expresar todo lo que tengo adentro… quiero presentarme con lo poco que sé de mí mismo. Me llamo Junad y al parecer según el estudio médico que hicieron sobre mi cuerpo tengo diecisiete años. No recuerdo el nombre de mi padre o de mi abuelo, tampoco conozco a mi madre ni se dé dónde vengo. Si sé que la mayor parte de mi vida he sido un esclavo. A veces a mi cabeza vienen algunas imágenes borrosas sobre el desierto y los calabozos, y no he parado de tener pesadillas desde mi enfrentamiento contra aquel guerrero. No puedo asegurarles que sea el hombre de las leyendas que ustedes tanto mencionan, y tampoco puedo decirles que no lo soy ya que al parecer cumplo con algunos de los hechos que menciona la profecía. Lo que sí sé es que después de derrotar a ese enorme sujeto, escuchaba como la gente gritaba de felicidad mientras celebraba mi victoria. También sé que un amigo que acabo de hacer me dijo que tenía que haber una razón por la cual haya despertado en ese momento después de tanto tiempo, y me manifestó que podía ayudar a las personas de este país, y al ver que hay hombres como Hernesto, dispuestos a dar su propia vida y su honor por esta causa he tomado una decisión. Vuelvo digo, no sé si sea el hombre de las profecías, pero si ustedes me lo permiten estoy dispuesto a dar todo de mi para serlo.

La audiencia se contagió inmediatamente del positivismo que transmitía Junad, no pudieron evitar aplaudir mientras se levantaban de sus asientos por sus conmovedoras palabras, ya que por primera vez en mucho tiempo el pueblo de Olimpia tenía a alguien en quien reposar sus esperanzas.

  • Debo admitir que escucharte decir eso me hace tener un poco más de confianza en ti. Sin embargo, con solo buenas intenciones no vamos a derrocar un imperio entero, por lo tanto, lo primero que debemos hacer es entrenarte. ¡Capitán Hernesto! – Exclamó Menelao.
  • Dígame, señor concejal.
  • Necesito que apenas el chico este recuperado de sus heridas, comience a brindarle orientación en manejo de armas y lucha cuerpo a cuerpo, y también quiero que entre en una dieta rica en carne para ponerlo en condiciones físicas aceptables, ese chico parece más el hijo de una vagabunda que el libertador de Olimpia. – Dijo Menelao provocando una risa entre la audiencia que enrojeció la cara de Junad.
  • Sí mi concejal, a su orden estoy.
  • ¿Cuánto tiempo tenemos hasta que el imperio de Tesalónica venga con un nuevo ejército? – Preguntó Astrus.
  • Acabé de mandar hace unas horas a un soldado de confianza, para que presentara un informe falso y dijera que todo se encuentra normal en Coliseum, así que yo diría que, con mi ayuda y los informes falsos, puedo darnos tres meses antes de que se den cuenta de la mentira.
  • ¿No nos podrías dar al menos cuatro o cinco meses? – Preguntó Astrus
  • No señor, es imposible ya que al cuarto mes hay cambio de batallón, y es cuando el otro capitán hace el relevo para que mis tropas se desplacen de nuevo a Tesalónica. Sin mencionar que voy a tener que falsificar las firmas del capataz y del primer oficial de la zona en todos los informes.
  • ¿Y qué vamos a hacer para ocultar lo que sucedió a los mercaderes que vienen de paso? Toda la gente vio lo que sucedió y están hablando de eso, me parece imposible evitar que la información se filtre de boca en boca durante tanto tiempo. – Dijo un sujeto que estaba sentado en la audiencia mientras era apoyado por todos sus camaradas.
  • No se alarmen, ya me encargué de eso ofreciendo beneficios económicos para los mercaderes que entren a la capital, a cambio de que cuando salgan de aquí no divulguen los rumores que escuchen sobre Junad, y en todo caso, aunque el gobierno Tesalónico se llegará a enterar, calculamos que demoraría aproximadamente veinticinco días en que les llegue la información desde este presente momento, y otros veinticinco días en que su ejército llegara hasta acá después de partir. Además, si por alguna razón llegaran a enterarse y mandaran un ejército antes de tiempo, creé un círculo de vigilancia entre Callante y Provincia que nos avisará inmediatamente si acercan a la ciudad, lo que nos daría tiempo para escapar y llevar a Junad a algún escondite. – Dijo Hernesto
  • Se nota que no durmió en toda la noche capitán, eso confirma que usted es de nuestros mejores hombres. – Dijo Menelao
  • Esa sería la reunión disponible para la audiencia, voy a tener que pedirles que abandonen la sala, todos menos Hernesto ya que tiene un largo y rigoroso informe que ofrecernos, de la información recolectada los últimos 11 años como soldado Tesalónico. – Dijo Astrus mientras levantaba su mano ordenando la salida.

La sala quedó completamente vacía dejando en su interior solo al capitán y a los 3 concejales.

Después de salir de la sala, Junad caminaba junto a Teo para ir a un mercadillo cerca de la plaza de la ciudad, con una capucha para que no fuera reconocido por los habitantes.

  • Oh fuertes magnos, acérquense aquí para escuchar la leyenda del hombre que nos vino a liberar de la represión, el hombre que mató al gran guerrero Deiu con su propio espadón sagrado, el hombre cuyo destino es ser el rey y el pilar del gran país de Olimpia. – Gritaba un vagabundo a la multitud posado sobre una cubeta de agua.
  • Están hablando de ti, oh gran libertador de Olimpia. – Dijo Teo con una sonrisa.
  • Sabes que no siento que sea yo, aunque es raro que todo el mundo me identifique de esa manera, es como si sintiera que tengo mucha responsabilidad sobre mis hombros. – Dijo Junad
  • Y es que la tienes, todo el mundo tiene sus esperanzas sobre ti, aunque yo nunca le confiaría mi futuro a un flacucho enano como tú.
  • ¿Podrías dejar de ser tan duro conmigo? anoche me decías que era especial entre otras cosas alentadoras.
  • ¡Ja! Tal vez lo seas, pero solo evito que se te suban los humos a la cabeza, es muy normal que los héroes muy famosos mueran por su arrogancia. Aunque no me quieras creer lo hago por tu bien.
  • Espero que en serio sea por mi bien, y hablando de lo que ese sujeto dijo allá atrás, ¿qué significa eso de ser el pilar de un país?
  • ¿Enserio aún no sabes lo que es? No pensé que estuvieras tan perdido en la vida. ¿Si sabes de la leyenda de Perseo y los pilares originales?
  • Algo así, he escuchado algunas historias por la ventana mientras descansaba en mi habitación.
  • Bueno, como sabrás los 4 pilares originales fueron bendecidos cada uno con un don por diferentes Dioses. Perseo fue bendecido por Zigmund con el don de la fuerza, la resistencia y la agilidad. Thalássa derramó una lagrima sobre Entrifone la muda, bendiciéndola con el don de la magia de los cuatro elementos. Khou derramó una lagrima sobre Thorium bendiciéndolo con el don del maná, e Ira y Áthlios derramaron ambos una lagrima sobre Herástocles brindándole el don de la luz y de la oscuridad. Después los originales derrotaron a Constantine hijo Äthlios quien intento conquistar la tierra mientras los Dioses celebraban el Deidaebo, y cuando los pilares ganaron la guerra cada uno tomó una parte del territorio del continente para formar los 4 grandes países. Así que con el pasar de los años fueron heredando el puesto del pilar a su decendencia para que gobernara y mantuviera la paz en cada uno de los reinos.
  • Y entiendo que actualmente Olimpia no tiene un pilar, sino que es gobernado por el rey y pilar de Tesalónica.
  • Eso es correcto, ¡oh mira! son las choreftas acerquémonos allá. – Dijo Teo quien agarraba la mano de Junad para acercarse al lugar.

Los jóvenes se entretuvieron viendo como unas bailarinas danzaban sobre carbón ardiendo sin sentir dolor. Salían chispas del carbón al ritmo de la música.

  • ¿Cómo es posible que puedan hacer eso? – Preguntó Junad
  • Durante años entrenan para hacerlo, al parecer con el tiempo logran desarrollar una gran cantidad de callo en las plantas de sus pies, es como si tuvieran un enorme escudo de piel, eso obviamente les genera insensibilidad. Son bastantes conocidas en todo el continente y hay muchos viajeros que solo vienen a ver el espectáculo.

El joven veía fijamente el carbón hirviendo, y al hacerlo sintió como su mente se fue engullendo en algunos recuerdos perdidos, en su mente llegaron imágenes de una caldera de fuego enorme, y a su lado estaba un sujeto imponente gritándole con todas sus fuerzas.

  • ¡PUJA HIJO DE PUTA! Resiste hasta que se te desgarre la piel. – Dijo una voz atormentada en el recuerdo.
  • ¡Mira es el castillo de Perseo! – Señaló Teo.

Teo le mostró al sin vida un castillo que se veía por encima de los edificios, ubicado en todo el centro de la arenosa ciudad. Estaba construido de piedra abujardada, era enorme y era lo que más resaltaba en todo su alrededor. Tenía unas incrustaciones oro en las bases y las superficies de los pilares que sostenían la fachada, además en la punta del techo tenía una estatua gigante de Perseo tomando por el cuello a Constantine.

  • Es impresionante ¿Quién vive ahí? – Preguntó Junad con sus ojos brillosos.
  • Actualmente nadie, o al menos de manera oficial. Ahí fue donde vivió Perseo hasta sus últimos días, y luego fue habitado por cada uno de los pilares que vinieron después de él. La única razón por la cual los Tesalónicos no han destruido ese castillo, es porque sirve como una atracción turística. Varias personalidades importantes de diferentes continentes pagan por venir a verlo, y hasta se quedan una noche en él. Obviamente es extremadamente costoso y una noche ahí no la puede pagar cualquiera, es sumamente exclusivo.
  • Es simplemente hermoso, aunque lo más importante es aquella estatua.

La estatua tenía detalles muy bien cuidados, como los brazaletes de oro de Perseo, o su distintiva capa color rojo. El chico la miró detalladamente por un par de minutos más, como si tuviera un hechizo hipnótico que hiciera efecto sobre él.

Pasaron 4 días donde Junad estuvo compartiendo con Teo por toda la ciudad, conociendo los lugares más vistosos de la capital mientras comía diferentes festines cada día. El capitán decidió visitarlo al quinto día para ver cómo iba su recuperación.

  • Buenos días, chico, vengo a ver cómo van tus heridas y a discutir algunas cosas. – Dijo el capitán mientras abría la puerta de la habitación.
  • Buenos días capitán Hernesto siempre es un placer hablar con usted de lo que sea.

Él no podía creer lo que veía, Junad se encontraba haciendo barras en su habitación con una excelente condición física y sin rastros de alguna herida.

  • ¿Cómo es posible que este chico ya esté totalmente recuperado? si hace 5 días caminaba con un bastón, y no solo eso además recuperó muchísimo peso y se ve mucho mejor que antes. – Pensó el capitán mientras veía a Junad ejercitarse
  • ¿Ocurre algo capitán? – Preguntó el chico bajándose de la barra.
  • No no para nada, solo que no me esperaba verte recuperado en tan poco tiempo.
  • Es que he comido muchísimo en estos días. Además, Teo me enseño casi toda la capital y también me enseño algunas rutinas de entrenamiento con mi propio peso. -Dijo Junad poseído por la emoción.
  • Definitivamente pareces otra persona, y no lo digo solo por tu cambio físico, también hay algo en tu personalidad que demuestra muchísima más seguridad. En fin, hay algo de lo que quiero hablarte y necesito saber qué opinas.
  • Claro, estoy dispuesto a escucharlo señor.
  • ¿En la audiencia notaste un instinto asesino en algún momento? Como si algo muy malo estuviera a punto de suceder, o como el sentir de un conejo cuando sabe que un zorro lo está observando.

Junad quedó totalmente en blanco después de escuchar las palabras de Hernesto.

  • No señor, aunque no sé muy bien a que se refiere no recuerdo haber sentido algo así en ese momento. – Respondió Junad un poco desconcertado
  • Bueno, eso era todo no quería incomodarte ni nada por él estilo, por cierto, al ver que ya estás preparado para ejercitarte, te voy a estar esperando en la plazoleta de la torre. Es momento de comenzar con tu entrenamiento. – Dijo Hernesto mientras cerraba la puerta de la habitación.

El joven llegó al lugar indicado y se probó unas protecciones de cuero que estaban arrojadas por el suelo, las notó un poco grandes para su tamaño, pero decidió no decir nada y agarrar una espada de entrenamiento que estaba cercana a él.

  • ¿Es realmente necesario ponerme todas estas cosas? Al fin y al cabo, solo vamos a practicar con palos de madera. – Dijo Junad mientras se acercaba al círculo de entrenamiento.
  • A veces la madera puede hacer más daño del que te imaginas. – Dijo Hernesto justo antes de darle un golpe en las piernas para hacerlo perder el equilibrio.
  • ¿Era necesaria una demostración tan gráfica? – Preguntó el joven en el suelo.
  • No, pero si era la forma más divertida de demostrarlo, y antes de continuar te tengo que explicar algunas cosas básicas del campo de batalla. Primero tenemos que hablar de los tipos de armas que te puedes encontrar. Hay armas de agilidad y de fuerza, lo que caracterizará el estilo de combate que tenga tu adversario, si usa un arma de fuerza será un guerrero de fuerza o si usa un arma de agilidad pues será un guerrero de agilidad.
  • Gracias por decir lo evidente señor instructor.
  • ¿A caso quieres que te de otro porrazo? Definitivamente el que te juntaras tanto con Teo en estos días hizo que se te pegara los sarcástico. Como sea, el punto es que por ejemplo este gran espadón sería un arma de fuerza pura. – Dijo Hernesto mientras intentaba levantar el gran espadón del guerrero Deiu aunque fracasará en el intento.
  • Vaya esa fue una increíble demostración. – Dijo Junad en tono burlón.
  • Cállate, tengo que concentrarme ya que no estoy acostumbrado a usar este tipo de armas.

Después de unos segundos de concentración Hernesto logro levantar el espadón.

  • Bueno así es como se hace, así que con esta cosa fue que mataste al espectro ese, es mucho más pesada de lo que aparenta. Este es el gran espadón legendario, un arma que por ejemplo no está hecha para un tipo de guerrero como yo, es más para un guerrero de fuerza como lo es Teodoro por ejemplo.

Hernesto dejó el espadón en el suelo para sacar su alabarda de espinas.

  • Ahora bien, esta si es un arma que podría usar yo, mi alabarda de espinas quien me ha acompañado durante tanto tiempo.
  • Un arma para maricas. – Interrumpió Junad.
  • ¿Eso crees?
  • Por supuesto que sí, la mía es muchísimo más increíble y masculina, y al menos no parece un miembro viril.
  • Entonces intenta levantarla.

Hernesto le tiró su alabarda a Junad en el pecho, haciendo que quedará totalmente aplastado por su peso.

  • ¿No se supone que esta mierda es un arma de agilidad? Pesa demasiado para que sea así.
  • Eso podrías decirlo si fueras un humano normal, pero recuerda que somos magnos y nuestra perspectiva del peso es muy diferente a la del resto del mundo. Un arma de agilidad para nosotros es un arma de gran fuerza para alguien normal.
  • Ya entendí, y de nuevo no era necesaria una demostración tan práctica.
  • De acuerdo, y no era necesaria, pero si la más divertida. – Dijo el capitán mientras le retiraba la alabarda de su pecho.
  • También hay armaduras de fuerza o de destreza, y lo mismo sucede con los escudos, arcos y ballestas. Ahora, eso solo se aplica para nosotros los magnos, para los clérigos, magos y sabios funciona diferente. Todos ellos pueden usar armas como las nuestras, pero normalmente están encantadas lo cual les permiten usarlas sin importar su peso, lo que sí es diferente es que los sabios necesitan usar catalizadores para invocar hechizos, así como los clérigos necesitan un tótem para invocar maldiciones o bendiciones.
  • ¿Y qué hay de los magos?
  • Bueno ellos son un poco más complicados todavía, usan círculos mágicos para invocar hechizos elementales, y para ello solo necesitan recrear los círculos exactamente en su mente. Pero, hay algunos casos donde hay magos que utilizan su arma para hacer esos hechizos, por lo general son armas muy raras y poderosas.
  • ¿Pero entonces que ventaja tendríamos nosotros sobre ellos? Si igual ellos utilizan armas, eso nos pondría en desventaja ¿no?
  • No exactamente, resulta que nosotros los magnos tenemos algunas características que nos ponen de igual a igual, aunque no todas ellas se presentan en todos nosotros, solo aquellos que tengan la sangre más pura las tienen. Por ejemplo, en algunos casos envejecemos mucho más lento que las otras razas, podemos llegar a vivir durante 200 años en plena condición física, también la resistencia hace que soportemos mucho más los venenos, maldiciones y otros ataques físicos, y también nos permite cargar con armaduras bastante pesadas que nos protegen mucho de todo tipo de ataques, sin perder nuestra agilidad claro, además no nos desangramos fácilmente y nuestro proceso de curación es mucho más acelerado. También tienes que entender que no todos los magnos heredamos la bendición de Zigmund, y eso mismo pasa con las otras razas. De hecho, son una minoría los que nacen con algún don, y son aún menos los que nacen con el don más puro, ya que eso los hace mucho más fuertes que el resto.
  • Suena como si fuéramos alguna clase de plaga difícil de exterminar.
  • Al parecer lo somos, nos han intentado eliminar durante siglos y no han podido. Suficiente charla es hora de practicar. Para comenzar con la lección, aprenderás a mirar la postura de tu oponente, obviamente después de haber analizado el tipo de luchador que es según lo que te acabe de explicar. – Dijo Hernesto mientras se colocaba en posición de ataque.
  • ¿Para qué es importante ver la postura?
  • Según mi postura puedes identificar la trayectoria de mis movimientos. Si me paro de esta forma es porque con toda seguridad te voy a pegar aquí. – Dijo el capitán para acertarle un golpe a Junad en la cabeza.
  • Comienzo a creer que disfrutas más estos entrenamientos más tú que yo. – Dijo el sin vida refunfuñando y sobándose la cabeza.
  • La idea no es que los disfrutes, el que más sufre es el que más aprende. Intentemos otra pose de nuevo.

Mientras Junad y Hernesto entrenaban Teodoro miraba el espectáculo desde lejos.

  • ¿Como va el flacucho? – Preguntó Teo mientras se sentaba al lado de su padre.
  • Supongo que estará bien, con el tiempo me he dado cuenta de que el chico tiene mucho futuro. Me acordó a cuando tu madre decía eso de ti cuando te veía jugando conmigo en la casa.

Teo desvió la mirada un momento de su padre, para ver con detalles lo que le decía el Hernesto al sin vida.

  • ¿No crees que es momento de perdonarlo? Ha pasado mucho tiempo ya desde que se fue a Tesalónica. – Preguntó Teo.
  • No es cuestión de perdonar hijo, a veces en la vida uno decide con quien estar dependiendo de las decisiones que ellos tomen.
  • ¿Crees que se equivocó al haber aceptado esa misión?
  • No sé si fue la decisión incorrecta, pero si fue la más insensible.

Teo se marchó para dejar a su padre solo observando los entrenamientos, y Teodoro comenzó a ver a Hernesto con resentimiento, como si el supiera algo que lo demás no.

Se hizo de noche y Junad se extendía en su cama totalmente exhausto, como si lo hubieran utilizado de muñeco para probar las lanzas de los termatos. Sentía como todo su cuerpo palpitaba al mismo ritmo de su corazón, y a pesar de eso no dejaba de pensar como sería el entrenamiento del día de mañana. Al día siguiente, se levantó eufórico y se fue de la habitación hacia el lugar de prácticas habitual donde se encontró con una gran sorpresa.

  • Hola enano, es hora de que experimentes con un verdadero guerrero. – Dijo Teo mientras sacaba su espada de manera.
  • ¿Qué está pasando aquí capitán? – Preguntó el muchacho al ver que Hernesto estaba sentado en una silla al lado de ellos.
  • Bueno como ves esto es diciendo y haciendo, vamos a comenzar tu primer examen poniendo en práctica todo lo que hicimos el día de ayer.
  • ¿El día de ayer? Si lo único que hice fue pasármela en el piso mientras me daba una paliza.
  • Bueno ese es un resumen muy adecuado de cómo fueron las cosas, pero tengo fe de que apunta de palazos algo te haya entrado por la cabeza. Basta de charla, ponte el equipo de practica y enfréntate contra Teo.

Junad se colocó la pechera de cuero y se preparó para comenzar la batalla.

  • No me odies después de darte esta paliza. – Dijo Teo
  • Lo mismo digo. – Respondió nervioso Junad
  • ¿Crees que esto es justo? He entrenado a Teo durante años desde que tiene uso de razón, se podría decir que en términos técnicos no hay ninguna posibilidad. -Preguntó Teodoro a Hernesto, quien se acercó para ver la pelea.
  • Ese es el punto, el escogió este camino y en él se encontrará con muchas peleas imposibles, quiero poner en prueba su adaptabilidad. – Dijo el capitán

-Click para reproducir música de fondo

Hernesto dio la orden y la batalla comenzó, y para impresión de los testigos Junad lograba rechazar todos los ataques de Teo.

  • Bien, puedo seguirle el ritmo al ver la posición de sus manos y pies, y así sé a dónde va a tacar, después de todo no se puede comparar con los movimientos del capitán. – Pensó el sin vida en su cabeza.

La pelea duró así solo un par de minutos ya que Teo hizo un movimiento extraño que llevó a Junad al suelo.

  • ¡Espera! Eso es trampa, según la posición de su cuerpo iría hacia la derecha no hacia la izquierda. – Reclamó Junad poseído por la rabia
  • Cálmate gran héroe salvador de Olimpia, eso se llama finta y se usa con la intención de engañar a tu enemigo. Teo se pone en una posición haciéndote creer que va a atacarte, por un lado, pero en realidad es mentira y termina atacándote de una forma diferente. -Dijo el capitán.
  • ¿Y para que me enseñaste entonces sobre las poses? No tiene sentido si de igual forma puede ser un engaño.
  • Eso es lo básico de las peleas, tienes que saber leer a tu enemigo para así diferenciar la verdad de la mentira. Ojalá hubiera aplicado eso con mi exesposa.
  • ¿Y cómo se supone que lo haga?
  • Con el tiempo descubrirás como, así que continuemos con la práctica. – Dijo Hernesto mientras aplaudía con sus manos.

Termato: Es un lancero que usa lanzas enormes de grandes distancias para atacar a los enemigos.

El sin vida y su amigo volvieron al centro de entrenamiento y comenzaron a luchar. La pelea duraría solamente otros do minutos aproximadamente ya que Teo volvió a hacer otra finta llevando a Junad al suelo. Todo esto se repitió otras veinte veces hasta que se hizo de tarde.

  • Esto no tiene ningún sentido, es imposible adivinar cuando va a hacer un movimiento real o uno falso.
  • Si para ti esto es imposible no podrás ni siquiera liberar a una mosca de una telaraña. ¿Recuerdas por qué estamos aquí? Estamos para ayudarte a ser el héroe que este país necesita y no te estas esforzando lo suficiente. –
    Dijo Hernesto reprochándole sus quejas a Junad.
  • ¡Lo estoy intentando! Solo que no se realmente que más hacer. – Dijo Junad inundado por la impotencia, con los ojos inundados en lágrimas.

El capitán se tomó unos minutos para reflexionar mientras se levantaba de su asiento.

  • Muy bien, dejemos así por hoy y mañana retomaremos el examen, ahora ustedes dos vayan a descasar y tómense un baño por favor, que huelen a mierda.

Junad fue a tomarse el baño que le ordenó capitán, y después muy malherido fue a un restaurante para comer algo. Una vez sentado allí mientras comía se acercó alguien a preguntarle algo.

  • ¿Largo día? – Dijo Teodoro quien se sentó al lado de Junad.
  • Supongo, después de todo tu hijo me humilló durante todo el día.
  • Si debo admitir que fue gracioso verte barrer el suelo con tu cara toda la tarde. Pero no es nada de lo que tengas que avergonzarte, lo he entrenado durante toda su vida para que sea así, tu solo llevas dos días practicando, es muy normal.

El chico comía su sopa de carne bastante desanimado.

  • ¿Si te alcanza con el dinero que te da el concejo para vivir bien? – Preguntó Teodoro.
  • Eso creo, en comparación con la vida que llevaba antes supongo que estoy muchísimo mejor, incluso me sobra algo de dinero todos los días. Pero aún sabiendo eso esta sopa me sabe a orines.
  • Sabes al principio cuando te vi no creía que fueras el tipo del que hablan las leyendas, hasta llegué a dudar de que fueras en realidad un magno de pura sangre. La altura promedio en el país de los pura sangre es de 1.95cm, además todos por lo general tenemos un cuerpo bastante musculado, y al verte tan delgado y midiendo 1.75cm pensé que eras un extranjero. Pero luego fue que me di cuenta de algo, y es que en realidad es impresionante la condición física que tienes para haber vivido toda tu vida como esclavo, la gran mayoría pierden su libertad después de los veinte años por algún delito, y tú a pesar de que creciste desde niño de esa manera sin prácticamente nunca comer carne, lograste crecer más de lo que hubiera podido cualquier humano normal. Luego está la capacidad de sanación que tienes, sinceramente me parece terrorífico que puedas caminar después de que te dieran una paliza por más de 7 horas. – Analizó Teodoro mientras le servían un platillo de comida.

Junad se detuvo a observar detalladamente su sopa, recordando las veces que cayó ese día ante Teo.

  • Ya recuerdo algunas cosas de aquel día, me refiero de cuando derroté a Deiu con ese enorme espadón. No se siente como si yo hubiese hecho todo eso, y me hace pensar que mis expectativas son más grandes que mi capacidad.

Teodoro tomó aire para decir algo con todas sus fuerzas.

  • ¡Y esa es nuestra filosofía de vida! Los magnos siempre tenemos que apuntar más alto de lo que podemos saltar. Tenemos que morir intentando alcanzar nuestras metas, somos descendientes de un semi Dios después de todo, y desde que nacemos ya tenemos un modelo a seguir que es imposible de alcanzar para nosotros, pero aun así siempre intentamos alcanzar a Perseo en el Olimpo. -Dijo Teodoro mientras se levantaba de la mesa para después sorber su plato de comida en un segundo. Antes de irse emitió un eructo y agarro el hombro de Junad y le susurró algo en el oído.
  • Tienes que mirar su respiración, cuando alguien hace un amago o una finta no puede aspirar todo el aire que le permiten sus pulmones, ya que para hacer un cambio de pose tan abrupto necesita lanzarlo todo rápidamente, para volver a tomar aire y así atacar al adversario en una dirección diferente.

Teodoro se fue del restaurante dejando al joven sin vida meditando al respecto, y después de un rato pagó su cuenta y se marchó a casa a dormir.

Junad despertó al otro día y se dirigió al sitio de practica con una energía totalmente distinta, y al llegar allí le lanzó una espada de madera a Teo con bastante fuerza.

  • Veo que tiene ganas de volver a hacer de escoba el día de hoy. – Dijo Teo
  • Vamos a ver quién termina haciendo de escoba el día de hoy. Le respondió Junad sin perderle la mirada.

El capitán veía todo desde su silla al lado de Teodoro.

  • ¿Y a este que le pasó? Ayer parecía un perro mojado y ahora parece el guerrero más valiente de todos. – Preguntó Hernesto
  • El poder de la confianza hace la diferencia en las batallas, puede hacer ver muy peligroso al adversario más débil. – Respondió Teodoro
  • Necesitará más que solo verse peligroso para ganar el duelo, muy bien suficiente show, ¡colóquense las armaduras y que comience la batalla!

Al igual que el día de ayer Hernesto dio la orden y la batalla comenzó. Junad lanzó una estocada directa sorprendiendo a la guardia de Teo para darle inicio al combate, pero rápidamente Teo recuperó el equilibrio y sostuvo la pelea con el futuro héroe.

  • Debo mirar en qué momento no hace una aspiración profunda para identificar el amague. – Pensó Junad mientras se defendía de los ataques de Teo

Junad creía haber detectado un movimiento como real, pero terminó siendo nuevamente engañado por Teo y llevado al suelo.

  • No creí que fueras solo alguien de palabras. – Dijo Teo

El sin vida se puso de pie rápidamente para retomar la pelea. La batalla volvió a comenzar con una iniciativa amenazadora de Junad, pero Teo logró nuevamente mantener el equilibrio y responder. La pelea ya llevaba algunos minutos encima cuando Teo decidió hacer su primera finta, pero esta vez el joven guerrero la reconoció efectivamente y se cubrió del golpe a tiempo. Hernesto y Teodoro se sorprendieron al ver los movimientos ocurridos en la batalla.

  • Ohhhh. –
    Dijo el capitán.

Pasaron varios minutos más y el joven héroe seguía prediciendo todas las fintas que hacía su adversario durante el combate, y la cara de Teo comenzó a cambiar de confianza a preocupación. Pero todo fue aún más increíble cuando fue Junad quien hizo un amague para engañar a Teo, haciéndole creer que lo atacaría por la derecha, aunque en realidad lo atacó por la izquierda acertándole un golpe en la cabeza, y de esta forma fue como consiguió su primera victoria llevando al suelo a su compañero. Mientras, los dos espectadores no podían creer lo que veían.

  • Vaya, así que lograste aprender a identificar la respiración de tu oponente en un solo día, debo admitir que es algo que jamás había visto en ninguno de mis pupilos. –Dijo el capitán mientras felicitaba a Junad acariciándole la cabeza.
  • Yo tampoco había visto algo así, ni siquiera cuando entrené al joven más talentoso del escuadrón de cadetes del ejército rebelde, a él le tomó más o menos 2 meses en aprenderlo. –
    Dijo Teodoro refiriéndose al capitán cuando era joven.

Teodoro olvidó por un momento su odio hacia Hernesto mientras recordaba cómo era el en el pasado, un joven carismático que siempre llevaba una sonrisa en su rostro.

  • Te felicito Junad, definitivamente no eres alguien normal, no puedo creer que me hayas llevado al suelo solo con dos días de práctica. Pero ni se te ocurra que voy a permitir que eso vuelva a suceder de nuevo. – Dijo Teo mientras se daba la mano con el joven héroe.
  • Bueno, ahora es momento de continuar con el siguiente paso de los entrenamientos, vamos a practicar como romper guardias. – Dijo Hernesto quien no le permitió ni un minuto de descanso a Junad
  • ¿Es enserio? ¿No me vas a dejar ni siquiera dormir cinco minutos? No pude descansar ayer en la noche del dolor en los brazos.
  • NO. -Dijo el capitán
  • ¿Y tres minutos? –
  • No
  • ¿Dos?
  • No
  • ¿Y qué tal uno?
  • No

-Click para reproducir música de fondo

Así discutían alumno y maestro para volver a retomar los entrenamientos. Mientras tanto, en algún lugar de la torre en la que se escondía el ejército rebelde, había una conversación entre Ecu y un hombre enmascarado.

  • ¿Ya están aquí? – Preguntó el hombre enmascarado
  • Si, todo está listo para que den la orden. – Respondió Ecu
  • En un mes será entonces.
  • Jiji, si en un mes será entonces. – Dijo Ecu riendo y frotando sus pegajosas manos.

Pasó un mes en el cual Junad estuvo entrenando fuertemente todos los días sin descanso, había conseguido mejorar su fuerza y resistencia, pero sobre todo mejoró su agilidad, logrando sostener peleas parejas en los entrenamientos con el capitán, y en uno de esos entrenamientos Teodoro llegó para hacer un importante anuncio.

  • Vaya, vaya ¿a quién tenemos por aquí sudando la gota gorda de nuevo? – Preguntó Teodoro
  • Hola barbudo, el capitán me estaba enseñando como perfeccionar mis movimientos con la espada. – Respondió Junad
  • ¿Espada? Los verdaderos magnos usamos espadones, armas de pura fuerza como los hombres valientes que somos.
  • Siiiiii perooo, ya que aún no tengo la fuerza suficiente para usar el gran espadón de Deiu, el capitán me dijo que tenía que aprender al menos a usar algún arma de forma decente por si acaso, es mejor prevenir que lamentar.

Teodoro se detuvo un momento para observar como el cuerpo de Junad había crecido en este mes de entrenamiento.

  • Pero mírate nada más, cada vez más comienzas a parecerte a un guerrero magno. Oye Hernesto, creo que el chico ya está listo para aquello que te comentó Menelao hace una semana. – Dijo Teodoro
  • También creo lo mismo. –
    Asintió Hernesto mientras se limpiaba el sudor de su frente.
  • ¿Qué dijo Menelao? – Preguntó Junad
  • Sígueme, ya te mostraré.

Junad y Teodoro salieron del sitio de práctica para entrar a un gran establecimiento con un montón de armas y materiales de herrería.

  • Vaaaaya, ¡esto es increíble!, ¿a quién pertenecen todas estas cosas?
  • Bueno esa es la parte más impresionante, todo lo que ves ha sido de mi familia durante varias generaciones y además es mi sitio de trabajo. Después de todo yo soy Teodoro el armamentista más cotizado de Coliseum y de todo Olimpia.
  • Hola Junad no dejes que mi papá te engatuse con su palabrería, hace mucho que somos pobres y miserables. –
    Dijo Teo quien se encontraba limpiando un casco detrás de un estante.
  • Mira mocoso será mejor que te calles a menos que quieras dormir con los fierros esta noche. Ojum! Como te decía este es mi taller y el concejo ha decidido de que ya es tiempo de que tengas una armadura. Todo gran guerrero debe de tener una armadura característica que lo identifique. Por ejemplo, Deiu tenía la armadura gigante, Aquilas tenía la armadura del león y Mondragón tenía la armadura de piedra. Date gusto y mira algo que te pueda llamar la atención, y si no encuentras nada la fabricamos desde cero.

El joven guerreo miraba todas las armaduras cuidadosamente, sin prestarle atención a lo que seguía diciendo Teodoro, y vio una armadura muy grande de color plateado y de cuerpo entero bastante imponente.

  • Ohhh me gusta lo que ves, esta es una de mis mejores piezas y además de mis favoritas. Aleación de titanio con un peso total de 43 kg, te protege especialmente de ataques de fuego y aire, y además protege mucho de las altas temperaturas de los desiertos. La llamo la armadura del guerrero versátil ya que presta muchas defensas y no es tan pesada.
  • Está muy bien, pero creo que aún no puedo con este tipo de armaduras, no tengo la suficiente resistencia como para moverme rápido mientras la llevo.
  • Entiendo entiendo, creo que tengo algo perfecto para ti. – Dijo Teodoro mientras llevaba a Junad a la bodega de la armería. En el momento que tiró de una sábana que cubría algo escondido, se dejó ver un rayo color cobre bastante potente.
  • ¿Hermosa no?, esta es la armadura del armadillo y es perfecta para poder moverte con mucha libertad. Su color en bronce combinaría perfecto con tus ojos y tu piel más morena.

El barbudo le seguía hablando sobre la armadura a Junad, pero hubo algo que desvió totalmente su atención. Se trataba de un casco posado sobre un maniquí de madera, con una pechera que tenía grabada un montón de símbolos y una especie de falda de cuero.

  • ¿Y qué hay de esta? – Preguntó el joven héroe muy curioso.
  • Mmmmm, vaya pensaba que había botado este vejestorio siglos atrás. Esta es una armadura Olímpica, fue la primera armadura oficial que llevaron los soldados magnos cuando se fundó Olimpia. El casco tiene la misma cresta que tenía el casco de Perseo en la batalla contra el Dios Constantine, y en el pecho se encuentran los símbolos de Zigmund y del Mégalo, además tiene su rostro grabado en el abdomen. Pero esto es basura para los tiempos actuales, no te protege absolutamente nada en brazos y piernas, además esta falda te obligaría a llevar sandalias y parecerías una anciana con patas de pollo, realmente ya nadie usa cosas así.
  • La quiero, es perfecta. Dijo Junad totalmente convencido.
  • ¿Estás loco? Es una armadura demasiado peligrosa que ni siquiera te va a proteger de las flechas, incluso hasta un perro muy furioso la podría dañar.
  • No importa, es perfecta para mi resistencia actual ya que me podría seguir moviendo ágilmente, además lo que más me gusta es el casco, no recuerdo nunca haber visto algo así.
  • Bueno en términos de originalidad definitivamente serás el más distinguido entre todos los guerreros, de eso no tengo duda. Dame unas horas mientras la pulo un poco y arreglo la pechera a tu medida.

Junad regresó a la bodega para hablar y leer libros con Teo mientras el armamentista tenía lista la armadura. Pasadas dos horas Teodoro llamó al joven nuevamente a la bodega para que se probara su nuevo atuendo de batalla.

  • Es genial, definitivamente esta es la armadura que yo quiero. – Dijo Junad
  • ¿Enserio? Tenía esperanzas de que al verla te arrepintieras y probáramos algo más.
  • No, esta es definitivamente la que voy a escoger, además el casco es lo mejor que he visto desde que tengo recuerdos.
  • ¡Fiiiiiu!, a eso es lo que yo llamo tener estilo. Aunque podría ser perfectamente una armadura que haya usado mi tatarabuelo, creo que te queda bien. – Dijo Teo quien ingresó a la bodega para ver a Junad.
  • Si es que a eso se le puede llamar una armadura. Vuelvo y digo estás totalmente a la merced de cualquier ataque, te podrían envenenar, quemar, congelar, derretir, maldecir y aplicar sangrado muy fácilmente.
  • Estaré bien, igual es mientras mejoro mi resistencia para poder usar algo más pesado, aunque definitivamente el casco nunca lo voy a cambiar.
  • Bueno yo no insistiré más, disfrútala y no andes cerca de ningún escorpión con esa cosa. Dijo el de abundante barba mientras Junad se vestía de nuevo para salir de la herrería.

El joven guerrero llevaba la armadura en una bolsa para ir a casa, hasta que fue llamado por un grito de Teodoro nuevamente.

  • ¡Espera! – Gritó el armamentista quien fue corriendo desde su casa hasta alcanzar a Junad.
  • ¡Cuidado! Que no te vaya a dar un infarto, con esa edad que tienes no deberías hacer ese tipo de cosas.
  • Mira tengo que decirte dos cosas que había pasado por alto, la primera es esta. – Dijo Teodoro para después lanzarle una bolsa a Junad.

El sin vida abrió la bolsa de tela y encontró una espada larga, que tenía una forma de curva en su punta y una serie de letras grabadas.

  • Esa es la espada Olímpica, decidí dártela ya que estas con esa estupidez de usar armas de destreza, y, así como su armadura fue de los primeros accesorios usados por los soldados magnos en la fundación de Olimpia.
  • Wao Teodoro, esta increíble no sé ni que decirte. – Dijo Junad mientras admiraba el brillo de la espada.
  • No me digas nada, ya que de igual forma esto es a mi favor porque todo te lo paga el concejo. Lo otro que tenía que decirte es que tienes que escoger un bautizo.
  • ¿Un bautizo?
  • Si un sobrenombre que todo guerrero tiene, cuando te haces conocido la gente te reconocerá con tu nombre y tu bautizo. Como yo Teodoro el armamentista o el yeti, Perseo el semi Dios, Hernesto el guerrero de espinas o Deiu el gran magno, ya sabes ese tipo de cosas.
  • ¿Y cómo se puso Teo?
  • Él se puso una mierda sin sentido, creo que era Teo el pelirrojo o algo así, ¿puedes creerlo? Ese chico nunca me escucha ¿qué pasaría si llegase a quedarse calvo como yo? Tendría que mostrar los pelos del culo para que lo reconocieran, es decir yo le dije que se pusiera Teo el teodorisimo que sonaba mucho más varonil.

Junad no pudo contener la risa y comenzó a soltar carcajadas con todo el aire de sus pulmones.

  • No puedo creer que le dijeras tremenda mierda, Teo el TEODORISIMO. – Dijo el chico mientras se seguía burlando de Teodoro.
  • Si si muy gracioso, recuerda que el bautizo es una parte muy importante de tu vida, tiene que ser algo con lo que realmente te identifiques, o con lo que al menos te quieras identificar en un futuro. Te dejo solo para que lo pienses bien. – Dijo el de abundante barba mientras se daba media vuelta para regresar a su casa.

El joven llegó a su habitación y apagó la vela para prepararse para dormir, y daba varias vueltas pensando en cual podría ser su bautizo.

  • Mmmm que podría ser, Junad el valiente! No eso suena como algo que diría un niño de 3 años. ¡Junad el libertador! Eso suena muchísimo peor. ¡Junad la bestia! Pero que estoy diciendo esto me siento ridículo, bueno al menos no se me ocurrió llamarme Junad el Junadisimo. ¡Pfff! TEODORO EL TEODORISIMO. – Se decía Junad así mismo mientras se reía solo en su habitación.

Pasaron 4 días donde Junad no paró de pensar en lo de su bautizo, hasta que una mujer llamó a la puerta de su habitación, para informarle que el concejal Menelao quería hablar con él en la gran plaza de Corfinium. Así que Junad se puso su armadura y llegó al lugar acordado donde se encontró a Menelao sentado en una banca.

  • Buenos días gran libertador de Olimpia, veo que escogiste una armadura bastante peculiar.
  • Mi concejal a su orden estoy, ¿en qué puedo servirle? – Dijo Junad mientras inclinaba su cabeza.
  • Levanta tu cabeza muchacho, y no quiero que me sirvas ni nada parecido, solo quería tener una charla contigo, ven y siéntate a mi lado.

Junad se sentó a unos pocos centímetros del concejal, y mientras ambos veían el lugar donde antes estaba clavado el gran de espadón de Deiu.

  • Bastante impresionante ¿no crees?, ese espadón llevaba más de 650 años ahí clavado esperándote solo a ti.

El joven guerrero no dijo nada ante el comentario del concejal, y solo se limitó a seguir observando los alrededores.

  • He visto muchas cosas aterradoras a lo largo de mi vida, monstruos que ni siquiera usando tú imaginación lograrías ver, pero debo admitir que nunca había visto algo similar al espectro de Deiu caminando por la plaza. Literalmente pensé que sería el fin del mundo, pero tu estuviste allí para evitar que así fuera.
  • Aun no siento que haya sido yo el que hizo eso. – Dijo Junad un poco tímido.
  • Ohh no te preocupes, es totalmente normal que sea así teniendo en cuenta que no logras recordar nada. ¿Sabes? no se si ya te habían dicho esto, pero al principio dudaba que fueras el guerrero de las profecías.
  • Si tuviera una moneda por cada vez que me han dicho eso, ya me hubiera convertido en el rey de Olimpia. –
    Dijo Junad en tono sarcástico
  • Cuando te veo de cerca me recuerdas bastante a mi hijo, yo lo amaba muchísimo, con todo mi ser. Era así como tú, al principio siempre fue un chico muy débil, no podía ni ganarle un pulso a un mocho. Pero él nunca se rindió, al no ser bueno en combates mano a mano, trabajó y trabajó muy duro para perfeccionar sus habilidades con el arco, hasta convertirse en el mejor arquero de la resistencia, nunca lo olvidaré.
  • ¿Qué le pasó?
  • Un día estábamos teniendo problemas en la ciudad de Halbito con el ejercito Tesalónico, ya que tratábamos de acabar con su segundo batallón aprovechando que habían dividido sus fuerzas a la mitad, por una emergencia que había sucedido en Dimanti su ciudad capital. Sin embargo, no contábamos con la increíble fuerza del capitán ese batallón. No recuerdo bien su nombre, pero si recuerdo que lo llamaban el jinete porque nunca se bajaba de su maldito caballo. El caso es que, al pasar varios días sin obtener resultados, mi hijo decidió ir el solo por la noche a escabullirse en la tienda de ese capitán para asesinarlo. Cuando llegó allí, entró muy seguro de que lograría tomarlo por sorpresa, pero no fue así, según cuentan el hijo de perra ni siquiera dormía sin su caballo, y obviamente detectó a mi hijo antes de que entrara a la carpa, alertó el capitán justo a tiempo y el chico fue capturado. El maldito bastardo degenerado obligó a mi dulce niño a tener sexo con su repugnante caballo. – Decía Menelao hasta que fue interrumpido por su propio llanto.

El joven guerrero sin saber que hacer, reposó su mano izquierda sobre la espalda de él.

  • Luego de eso decidieron crucificarlo y vaciarle los órganos, lo pusieron en toda la entrada de Halbito con un letrero que decía “empotrado por un proto”. Hemos pasado años de humillación por ese asqueroso gobierno y el cerdo de su pilar, pero ya estamos hartos de toda esta mierda.
  • Lograremos revertirlo mi concejal, esté seguro de que daré mi vida por esta causa.
  • ¡JAMAS! No voy a permitir que nunca te pase algo ¿entendido? Junad eres la única esperanza de Olimpia, la prioridad siempre debe ser que tus vivas, y quiero que me prometas que sin importar a los que tengas que dejar atrás, si la situación está muy jodida y tu vida corre peligro huirás, quiero escucharte decirlo. – Decía Menelao mientras sostenía el rostro del joven héroe.
  • Se lo prometo seseseñor concejal. -Dijo Junad un poco asustado.

Los dos hombres se quedaron callados durante unos segundos para olvidar lo que había sucedido, aunque el concejal decidió romper ese silencio.

  • Eres muy importante para nosotros Junad, toda esta gente, este pueblo cree en ti y en lo que puedes llegar a hacer. Yo creo en ti, después de escuchar tus sentimientos en la audiencia con el concejo, supe que tú eras el hombre indicado para llevarnos hacia la libertad.
  • Eso es lo que me preocupa precisamente, siento que todos confían en mí, y a veces ni siquiera yo confió en mí mismo, tengo miedo de decepcionarlos a todos ustedes.
  • No temas por eso chico, estoy seguro de que, con el tiempo al ver tus propias hazañas, irás comenzando a creer más en ti mismo antes que nadie. Por cierto, he escuchado que aún no logras elegir tu bautizo, no es por apurarte, pero ya quiero que lo decidas ya que yo voy a ser el jefe de ceremonia.

Junad se detuvo un momento para mirar al cielo.

  • Ya lo decidí. – Dijo Junad y volteaba a mirar nuevamente a los ojos de Menelao.
  • ¿Ah sí, y cuál será el bautizo de nuestro gran libertador?

Junad respiró todo el aire que pudo para luego decirlo.

  • Junad el sin vida.

El concejal se tomó unos segundos para procesar la decisión que había escogido Junad.

  • Bueno, me parece que es una idea que va mucho contigo, y no me sorprende ya que no te quisiste quitarte el tatuaje del hombro que indica que eres un esclavo, y vas por ahí mostrándolo sin si quiera taparlo.
  • Creo que es mi símbolo, es decir desde que desperté la gente no hacia si no llamarme libertador, otros desnutrido o héroe. Pero todos los días que me levantaba a mirarme en el espejo, veía el tatuaje que estaba ahí para recordarme de dónde vengo, y es la única cosa de la cual tengo certeza sobre mi pasado. Aunque suene raro le tengo bastante aprecio, y espero que, si algún día logro hacer algo importante, que la gente recuerde que fue un esclavo sin vida quien lo hizo.

-Click para reproducir música de fondo

Menelao conmovido por las palabras del guerrero, se puso de pie y extendiendo su brazo sobre el hombro de Junad profesó algunas palabras,

  • Yo como Menelao Sifónico la cabra de los montes, proclamo a Junad como Junad el sin vida, y le otorgo el puesto de soldado de la resistencia, aunque estoy seguro de que, en un futuro no muy lejano llegará a ser nuestro pilar después de más de 600 años de espera.
  • Muchas gracias Menelao, espero que esas mismas palabras sean las que digan en la ceremonia oficial. –
    Dijo Junad con su rostro enrojecido.
  • Y así será chico, así será. Espero estar ahí para presenciar tu viaje, el viaje del sin vida y que grandes hazañas harás en el trayecto. Por cierto, quiero que vengas a comer conmigo esta noche, he estado indagando sobre tu pasado y he averiguado muchas cosas. Toma esta carta, viene del lugar de donde me han enviado la información, no fue fácil, pero para alguien como yo nada es imposible con un poco de trabajo. – Dijo Menelao mientras le pasaba la carta a Junad.
  • Estaré eternamente agradecido contigo, espero algún día poder devolverte todo lo que has hecho por mí.
  • Págame con dos hermosas mujeres esta noche y una botella de licor después de darnos un enorme festín. Se que nunca seré como un padre para ti, pero espero que vivamos muchos momentos felices juntos. – Dijo Menelao mientras abrazaba y le susurraba esas dulces palabras a Junad en el oído.

-Click para reproducir música de fondo

Después de que el concejal retirara su abrazo del hombro del joven guerrero, el viento de Coliseum cambió y Junad sintió como si un escalofrió le pasara por todo su cuerpo. Fue en ese momento mientras veía la cara de su gran amigo, que una flecha traspasaba el ojo derecho de Menelao matándolo al instante.

  • ¡CORRAN TODOS, ES EL JERCITO DE TESÁLONICA! – Gritó un pueblerino mientras corría con su hijo en los brazos.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS