Tu rostro, tan puro como las perlas del mar.
Tu tacto, tan suave como el pelaje más fino de la naturaleza.
Tu inteligencia, tan distinguida del promedio.
Versos escribo para ti, versos escritos con corazón, tinta y sangre.
Bendecido soy, al tener alguien con tales características.
Ofrendas en verso, rezos en metáfora.
Mis palabras son mis rezos para ti.
Mi tacto, la ofrenda.
O hermosa mujer del buen cantar…
Bienaventurados somos aquellos que te hemos escuchado entonar.
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