El amor para después

¿Cuántas veces dejamos el amor para después? 

Hoy en día, con tantas obligaciones y planes que nos ponemos para nosotros mismos, pareciera que dejamos el amor para más adelante como si tuviéramos toda la vida a disposición. Planeamos cosas a largo plazo, el amor lo dejamos en veremos, las ganas nos las guardamos en el bolsillo porque hoy no podemos, no debemos hacerle caso a esas cosas que brotan del cuerpo pidiéndonos a gritos salir y ser vividas. 

Hace unos días escuché una parte de la historia de vida de Xuxa, enamorada de Ayrton Senna, donde se prometieron que luego de ganar una de sus carreras se casarían… Finalmente podrían estar juntos luego de tantas idas y vueltas. Ayrton Senna murió tiempo después, a lo que Xuxa expresó que su amor debería esperar a la próxima vida. ¿No es triste? Esperar… como si eso fuese algo simple y algo fácil de llevar. Cuando el objetivo es claro e inalcanzable, el tiempo intermedio que transcurre es eterno. Uno debe poner, obligadamente, metas intermedias para conseguir incentivos y no morir en el intento. Se sufre, no se está a gusto. Duele. 

Intento escribir un poco lo que siento en este momento pero se me hace imposible describir con palabras lo que en mi cabeza parece muy claro. Estuve a un paso de conseguir algo pero las cosas de la vida quisieron que fuera diferente. Necesitaba un cambio y ese mismo cambio creo que no será lo que esperaba… Y el amor frustrado que debe ser reemplazado por personas que no cumplen el cinco porciento de las expectativas de esa persona que uno desea. 

A veces las cosas se ponen complicadas, y no se puede hacer otra cosa más que cambiar de página y volver a escribir la historia desde otra perspectiva. Pero si eso no funciona, retomar el plan inicial desde otro punto para volver a comenzar. 

Sea el escenario que sea, no dejemos las cosas para después… Puede que no lo haya, no tenemos esta vida como muestra gratis. Esta vida que estamos viviendo hoy es la compra definitiva que hemos hecho y por tanto hay que saber utilizarla. 

Pequeñas reflexiones en medio de una reunión.