Me enredé en tus manías, anudándome en ellas me dejé llevar, rio abajo la fuerte corriente no parecía que fuera a parar.
Llegaba a tu casa y me ponía tu ropa, entonces ya me podía acercar.
Te apartaba el pelo de la cara, pero no me atrevía a besarte, me sentía una niña con el juguete de otra. En la suela de tus zapatos el nombre de tu ex, no había conversación donde no compararas mi buen hacer con su mal querer.
Me arrepiento de no haberte dicho la verdad, pero te fui sincera cuando te avisé de que no me iba a quedar. Mi caja torácica llena de telarañas, no había espacio para tu cariño intermitente y tu falta de atención.
Hubiera sido un error querernos porque nunca hubiera sido suficiente, como un vaso de arena cuando tienes sed.
No tardé en darme cuenta muchos días, de que por mi marcha, ni herida, ni sufrimiento.
Siempre he sido el juguete roto que intentan reparar hasta el aburrimiento.
Ahora me pregunto: ¿cuánto tiempo me hubieses amado? ¿Habrías llegado a enamorarte?
¿Cuánto tiempo hubieses aguantado?
No hizo falta vivirlo para conocer la respuesta, cuando me fui no volviste a llamar a mi puerta.
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