EL ÚLTIMO ADIÓS

EL ÚLTIMO ADIÓS

Sergio Rojas

17/01/2022

Yemen, 29 de noviembre del 2020

Amada mía,

Hoy, un día como cualquiera, tras 5 años de una sufrible guerra… te recuerdo. Recordé nuestro último adiós, luego de ver una gota caer en un charquito haciendo alusión a tu rostro triste en aquel aeropuerto donde me pedías no irme, aquel hermoso rostro que me acompañaba a la cama diariamente después de un apasionado beso y un largo tiempo sobre mi pecho, ese rostro con incontables gestos que para mí resultaban confortantes, pues cada uno de estos, marcó diferentes instantes en mi vida. Muecas de desaprobación luego de llegar tarde a casa por tomarme unas cuantas cervezas y no avisarte, o ese ceño fruncido luego de haber tenido horas de discusión, o esa hermosa sonrisa acompañado de hoyitos en tus mejillas al terminar de cantar juntos nuestra melodía a todo volumen en nuestro auto. Quiero agradecerte por todas estas imágenes imborrables que hoy pasan como una cinta cinematográfica por mi cabeza, porque al llegar a ti le di sentido y dirección a mi vida, lo inefable que era pasar mi mano por tu cabellera rubia y lacia que desprendía un olor a lavanda que impregnaba la habitación o lo efímero que se convertía cada momento a tu lado.

Hoy, tras ver mi vida pasar por mis ojos y ver la muerte a mi alrededor, después de este inesperado bombardeo del que quedé inmerso, solo pienso en cada recuerdo grato que me deja tu existencia y con desesperación tratando de plasmar mis letras finales, agarrado al último aire y aliento anhelo que puedas recibir esta carta, pues el verdadero último adiós es este. No quiero partir sin rememorar mi amor, nuestro inmarcesible querer, fuiste quien me salvó del mundo oscuro y sordo del que hacía parte. Eras mi fecha marcada en mi calendario indicando nuestro reencuentro, aquel que en este medio terrenal no será posible, pero que sin duda alguna, mi dulzura, habiendo una vida en el más allá volveré a buscarte o a pedirla contigo, pues estoy seguro que el estar hechos el uno para el otro romperá cualquier barrera espacio-tiempo. Deseo que vueles, vuela muy alto, rumbo a una libertad sin dolor, ni penumbras; cada paso que des, te acompañaré, ya sea a un lugar donde escasea la salvación como en este desconsolador país con infinitas diferencias y una guerra civil yemení de la que quise hacer parte o desde el Edén al lado del glorioso, seré tu ángel por siempre. Te amaré hasta el final de mis días, como prometí alguna vez después de verte en tu vestido blanco soñado.

Att: tu amado.

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