Marko tenía 12 años y amaba los videojuegos. Una vez, por la noche, se encontraba caminando por las calles de su pueblo, se encontró con un hombre muy extraño, encapuchado, que lo miraba y no le hablaba. Marko bajó la mirada y vio que el señor tenía un puestito con cartuchos de videojuegos.
-Oh, veo que tiene cassettes de videojuegos a la venta. ¿Cuánto cuesta este?- Le preguntó Marko, señalando un cartucho.
-Este sale 1000 pesos- Respondió el extraño.
-Uh, no tengo esa cantidad de dinero. Bueno, mejor me voy- dijo Marko.
-¡Un momento!- Le gritó el hombre a Marko cuando se estaba yendo.
-¿Sí?-
-Por esta vez, te lo llevás gratis- Le dijo con voz extraña.
-¿Enserio?- Preguntó Marko.
-Sí, mi amigo, así es. Consideralo un regalo de mi parte-.
-Bueno, ¡Gracias! ¡Muchas gracias!- Respondió Marko, con algo de desconfianza. Agarró el juego, se dio media vuelta y se fue a su casa.
Entró a su casa, tiritando de frío, con el cassette en su mano, teniéndolo con fuerza. Al entrar a su habitación, desenredó los cables de su consola con tanta rapidez, que terminó cayéndose al piso. Con desesperación, la levantó, la colocó sobre su cama y terminó de desenredarla y la conectó, temiendo que se haya roto debido al golpe.
Al encender la máquina, el juego no arrancaba. Apagó, sacó el cassette y lo sopló, para volver a colocarlo. Prendió el aparato, y nada. Lo volvió a intentar varias veces, pero seguía sin obtener resultados…
Pensando que su consola podría haberse roto, agarró desesperadamente otro de sus cassettes para ver si seguía sin funcionar, pero al mover la palanca de encendido y apagado, esta vez arrancó sin problemas.
Entonces, volvió a colocar el juego que le regalaron, pero seguía sin arrancar.
La frustración se apoderó de él, y, convencido de que el juego no funcionaba, quería devolverlo a quien se lo había regalado. Les avisó a sus padres, y marchó.
Al llegar al lugar, no encontró al hombre que le había dado el juego.
-¡Disculpen! ¿No hay nadie?- Gritó, mientras temblaba de frío.
Pero nadie contestó. Sólo se escuchaba el viento de invierno.
-Bah, en fin. Me desharé de este juego- Dijo, y lo tiró por ahí, antes de llegar a su casa.
Por la noche, Marko fue al baño, se cepilló los dientes, se lavó el rostro y fue a su habitación. Pero justo cuando estaba corriendo las sábanas para acostarse, algo inédito sucedió: ¡Su televisor se encendió sólo!
Marko se sobresaltó y reculó, pero luego se tranquilizó, y se acercó lentamente a su tele. Tenía el siguiente mensaje:
‘’¿Te gustaría que tu vida fuese un videojuego? Seleccioná con tu control remoto la respuesta’’. SÍ NO
Marko seleccionó, con dudas, SÍ.
‘’Al seleccionar esta opción, tu vida será un videojuego para siempre y no habrá vuelta atrás. ¿De acuerdo?’’ SÍ NO
Sin entender demasiado, pero dejándose llevar por la curiosidad, Marko seleccionó SÍ.
En ese momento, una extraña corriente proveniente de su televisor lo arrastró, hasta transpasar la pantalla.
¡Marko se había transformado en un personaje de un videojuego de aventuras!
En ese momento, entró su hermano a su habitación, vio el televisor encendido con el videojuego y comenzó a jugar con él, sin saber que en realidad el protagonista fue alguna vez Marko, su hermano.
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