Debes entender que en mi mundo eres Rey y yo tu fiel Señora que, de caderas a labios, inexcusablemente ardo en deseo por ti.

Tienes que comprender que esta inesperada música la escribimos juntos. Y que me dejaste bailado sola mientras que tú lo observabas todo desde el otro lado del frío cristal blindado. Disfrutando en dos mundos separados, aún estando tan juntos.
¿De quién te proteges? ¿De qué te ocultas? ¿Por qué no compartes sensaciones conmigo? ¿Me crees tu enemigo?

¡No perdamos más tiempo! Enterremos nuestros sangrantes miedos bajo un inofensivo y suave beso. Acariciemos cada uno con la punta de nuestras lenguas, aunque quemen… aunque sean agrios, griten y nos raspen… hasta que se disuelvan por completo y se vuelvan inocuos.

Dejemos nuestras ganas de batalla y todas las afiladas armas que disponemos, tiradas junto a nuestra ropa que ahora viste el suelo.

Seamos cómplices para poseernos a corazón abierto y degustemos el delicioso banquete que nos ofrecemos sin compromiso.
Cerremos un acuerdo de colaboración y firmémoslo con tu sudor y mi maquillaje, enfilados contra la pared de turno, buscando abatidos deshacernos de todo el acorazamiento restante. Cubramos nuestra piel desnuda con caricias estratégicas y fricciones internas llenas de fuego.
Arrima tus singulares distancias mentales y ánclate en paz junto a mi inagotable y valiente cercanía. Deja acallar tu mente con mis ingobernables gemidos, mis manos rodeando por completo tus impetuosos genitales y dejemos que ocurra todo mientras te abalanzas sobre mi.

Borremos esta semana entera, o no… y aprendamos de la tristeza que nos supuso estar tan alejados. Bien sabes que no me arrepiento de nada y que si pudiera volver al principio, volvería con los ojos cerrados y repetiría hasta la última minucia.

Refléjate en mi incondicional mirada, esa que tanto demanda tu atención. Y por fin entiende que ambos queremos lo mismo, aunque te siga pareciendo que no.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS