El lorito picotón (cuento infantil)

El lorito picotón (cuento infantil)

El Lorito picotón

Había una vez un dinosaurio, perdón un loro, perdón un pollo que vivía en su lindo

gallinero, pero no era cualquier pollo. Este era gris con pequeñas manchitas negras

esparcidas por todo su largo cuerpo y cuello, su cuello era grueso como la melena

de un león y tenía unas simpáticas barbas a los lados de su cara, unas patas largas.

Afable mirada que no picaría ni una mosca, pero el sí que lo hacía, si le gustaba

picar a las niñas chiquitas que no le hacen caso a sus papis ¡para que coman!,

también picaba en cualquier momento del día, fuera desayuno, almuerzo u once, a

sus compañeras las sorprendía con un picotón loco, Loro sin embargo era tranquilo

y se daba sus baños de tierra junto a sus gallinas y lo que más le gustaba en el

mundo era comer, por eso si no te comes la comida, pica! Su colita bailaba cuando

había una rica comida. Tenía una amiga llamada Ramona, se dormía a su lado y

pasaban largas tardes conversando de lo linda que era la vida siendo pollo, eran

felices.

Ella le advirtió un día preocupado a Loro:

Deberías dejar de picar a lo loco o si no te meterás en problemas—

No te preocupes esas dos que nos cuidan me aman y además. Se ríen de mis

picotones —

No hablo por ellas, si no de lo que puedes causar con tus travesuras—

Descuida ará bien— dijo despreocupado como siempre y termino

concentr do diario lleno de tierra abajo de los fuertes brazos del sol del

mediodía erra como le gustaba quedar

¡¡Fuera ácaros feos!! — y se sacudía salpicando tierra sobre Ramona, está molesta

le siguió el juego, los dos se miraron cómplices y se rieron juntos y aleteando fuerte

en una guerra de tierra, donde no falta decir que los ácaros volaban por los aires de

aquí para alla, cayendo al final al piso, alrededor las demás gallinas solo se reían al

ver ese simpático dúo

Un día que se paseaba por las esquinas viendo a quien picar, una gallina enojada

ataco a su amiga Viki, una gallina rubia tranquila y regordeta, muy linda. Le hirió

su ojo derecho, dejándola sin vista, el, curioso se acercó a ver su pobre ojo cuando

llegaron a darles comida y se dieron cuenta de lo que había pasado, atónitas y

viendo lo picotón que era el Loro, lo culparon del hecho, “él fue” “seguro hizo eso”

Con la pobre Viki, el, inocente quería gritarles a todos que él no había sido, pero

como son las cosas en la naturaleza no podían entender sus cacareos, dejándole

una mala reputación en el gallinero, lo señalaban con el dedo, él era el culpable. Por

suerte poco después Viki sano, Loro se puso muy contento y ya no pico más que su

comida.

De la nada llego al gallinero una terrible enfermedad, una pandemia que le afecto

todos los habitantes plumíferos de ese gallinero, Una amiga del Loro no sobrevivió,

Ramona seguía intacta, seguía comiendo normal, pero loro, el más comilón le

estaba costando comer, dándose cuenta de eso lo separaron de sus amigas y

Ramona.

Se sintió por un tiempo un poco solo, el espacio era pequeño y le costaba disfrutar

su alimento, pero viendo el lado bueno pensó:

Estoy vivo, me están cuidando y yo saldré adelante y como deje de picar, dejare de

tener esta fea enfermedad que no me deja comer, volveré y ¡todos me amaran otra

vez! Pensó dándose ánimos

Y así fue, recordó esa vez cuando de pollito le paso similar, al borde de la muerte, lo

paso, volvió a esquivar su destino como pollo valiente que era, la burlo, ya no era su

miedo, era su amiga, pero él quería ser viviendo y más importante comiendo a

montones, dulces plátanos, fresca alfalfa y sabrosas zanahorias, que le daban cada

mañana sus dueñas.

Salió de esa jaula gordito y listo para triunfar, el con cariño recordaba a sus amigas,

pero… ellas ya no lo recordaban, lo veían como un extraño y esta vez. Lo picaron a

él, ya no podía quedarse ahí, asustado pidió a gritos que sacaran de ahí. Las únicas

que no le picaron fueron Ramona y Viki sus fieles amigas, que seguían esperando

que volviera otra vez,” algún día será”, pensaron

Después lo cambiaron junto con dos gallinas viejas, pero bonitas, una llamada

Cherazade y la otra Pekita, ellas eran madre e hija, al principio como ritual de

iniciación, lo picaron, pero al este acostumbrarse, vivió muy feliz junto a ellas, más

porque les dio huevitos de gallo. Una de ellas era una gallina mapuche, A loro le

llamaba la atención porque esta no tenía cola, a menudo le hacía bromas como

¿Dónde se llevaron tu cola? Ella de temperamento explosivo, no como su hija

pequita, lo perseguida por todo el gallinero enojada mientras le gritaba:

¡Ven acá! Loro que te voy a dejar pelado de tantas plumas que te voy a sacar! Loro

solo se reía, pequita también, a loro le sorprendía la vitalidad que tenía la viejita

cherazad e era la mayor del grupo con 8, ganándole a la Pekita que 5 y a

loro que año.

Eran feli

Hasta que se separaron

La vida cambia tanto… pensó melancólico mientras lo llevaban en brazos a al viejo

gallinero donde estuvo casi toda su infancia, viendo a todas de nuevo, tuvo miedo al

recordar lo mucho que lo habían picada la otra vez, esta vez mas grande y fuerte,

tomo confianza, iba a ser feliz una vez más y así fue, se adaptó al estilo de vida en

grupo y ¡hasta llego a ser el líder de la parvada!

Un día vinieron a avisarle que Pekita había fallecido y triste recordó los lindos

momentos que paso con la viejita. De repente trajeron a su amiga la Cherazade, no

lo había perdido todo

Lo siento por lo de tu hija Cherazade— dijo loro dándole el pésame a su querida

amiga a lo que esta diferente a lo que él había pensado que reaccionaria dijo:

Tranquilo— le dijo —loro tonto, a todos los llega, a mí antes que a ti, ya estoy

viejita— Loro le dijo triste:

No digas eso, tu estas mejor que yo jaja y se puso a reír y escarbo feliz en la tierra,

no te mueras nunca cherazade, prométemelo —y ella feliz escarbo en la tierra con

Loro

Así loro esa misma tarde organizo una fiesta con espectáculo de bienvenida para

cherazade, se paró en la puertita de cima de la escalera y presento a todas las

invitadas a su amiga al lado suyo. Era una reunión súper bonita, la comida era

deliciosa y abundante, había un agua con limón que a todos amaban y estaba súper limpio,

todas bañaditas listas para oír el espectáculo, Pili, Viki y Ramona habían
cavado con sus patitas un hoyito para que cherazade se sentara, ella y loro estaban
abrazados en la cima de la escalera el exclamo:
Una vez el gallo Luis Miguel dijo: “lo único que debes hacer es cantar” y… a mí me
inspiraron tanto sus palabras, ¡que hoy cantare! Y te lo quiero dedicar a ti mi
querida amiga
Ella bajo y se colocó vanidosa acomodando sus barbas para escucharlo y en cuanto
comenzó a cantar ¡todas quedaron atónitas!, ¡Lorito cantaba terrible! Como
guitarra desafinada, seguía cantando feliz, hasta que de pronto, se le escaparon dos
gallitos.
Las gallinas son sensibles a la buena música, así el monstruo despertó, al pobre
loro lo comenzaron a pifiar y Lorito más rojo que un tomate (más que de
costumbre) y viendo la puerta a sus espaldas se escondió, cerró la puerta y no
volvió a salir de ahí en toda la tarde. Pili la coanfitrión se comunicó con loro por los
audífonos de tele operador (la fiesta de que estaba bien organizada lo estaba) y
anuncio que la fiesta podía continuar, aunque no fuera con él.
Así fue como Loro vivió la humillación más grande de su vida, cantar mal, su sueño
de ser cantante profesional se había frustrado, hasta que salió del nido, cuando en
el encontró su gran vocación, pensó:
Quizás no pueda cantar bonito pero quizás, ¡puedo poner huevos!
Le conto su gran idea a la Cherazade y ella le dejo de hablar por un mes, por lo
tonto que se había puesto su amigo, el, desconcertado, lo ignoro y un día fue a
intentar poner huevos, pero por más que intento no pudo y lo único que le salió fue
una caqu ta (ese día había comido mucho) porque así pensó loro que
saldría m l huevo. Su amiga Pili que era muy inteligente le comento al
verlo dec en el nido:
Loro no riste, no es tu culpa no poder, solo que eres un gallo, los gallos
no ponen huevos —dijo sonriendo— para eso estamos las gallinas
¿Entonces qué puedo hacer? —
Puedes… —titubeo en esa palabra y comenzó a pensar seria—quizás puedas ser —
loro la miro ilusionado con brillo en sus ojitos naranjos—
¡Un cuenta huevos! —sentencio orgullosa de su respuesta
¿Cómo no se me ocurrió eso antes?— se preguntó atónito para sus adentros
mientras la seguía mirando feliz
No podía cantar no podía poner pero ¡podía animar y mandar la producción de
huevos!
Y motivado todos los días entraba a la casita de huevos a decirles a las gallinas las
metas diarias, según lo buena que fuera la comida dependía si la meta era 10 o solo
6 para que comieran ese día, él mandaba ahí y se sentía bien en animar a esas
guerreras.
Había encontrado su vocación y también, el amor… su amiga una gallinita negra
era la que lo tenía loquito, se daban baños de sol juntos, un Loro gris y una gallina
negra, su melena creció y creció tanto como melena de un león, dormían juntos en
la mismo palo en la noche, acurrucados, estaba enamorado, se sentía en las nubes
con su gallinita negra y de vez en cuando entre todos se escapan para comer la
alfalfa del patio, era como un sueño hecho realidad.

Un día comenzó a rascarse mucho, más de lo normal, el al darse cuenta le ayudo,
algo extraño estaba pasando en el gallinero, ella le confeso que esos días se
comenzaba a sentir débil, el preocupado le señalo con su pico el comedero y le dijo:
Come, come todo lo que puedas—
Ella siguió su consejo y se puso gordita, pero Loro, siguió poniéndose cada vez más
flaquito, pero empeñoso siguió comiendo y comiendo, no paro nunca de comer
Cherazade le advirtió que ahora como estaba sus patas no soportarían peso y que
comenzara a hacer ejercicio para fortalecerlas, lo hizo, y mientras animaba a todas
sus gallinas a comer y comer, las que siguieron sus consejos se salvaron, menos el
que cada vez más flaquito no podía caminar, pero con la frente en alto, repetía su
famosa frase con la que se daba ánimos:
¿Dejar de comer? ¡Nunca! Y comía con más ganas, se comenzó a caer de las
escaleras, pero animado se paraba como podía para seguir comiendo que era lo que
más le gustaba en el mundo
Hasta que pronto según lo predicho, Loro regreso con Pekita
Todas las gallinas desesperanzadas lo recordaban y el desde el cielo los miraba,
Una vez estuvo ahí donde van los animales al morir, le pidió a dios que enviara a un
hijo suyo para darles esperanza a los que habían quedado, así llego un Lorito
chiquitito al mundo.
Hasta es más inteligente que y— pensaba alegre mientras conmovido le agradecía y
lo miraba mientras se devoraba unos plátanos, Lorito chico jugaba y cantaba
bonito.
Fin

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