Hoja de Ángel.
Emociones fluyen a través de un frío lugar, las chimeneas encendidas indican que es invierno. La nieve cae en pequeños copos, una hoja de papel viaja por el viento, danzando con insonoro sonido que este provoca. Atrapando las alas de aquel mensaje dado por el destino, una chica recoge el papel que ahora yace en el suelo, estaba a punto de tirarlo a la papelera, pero una punzada se lo impide, mira el papel, el cual tenía escrito un mensaje, su novio la mira preocupado, pero no hay nada de qué preocuparse, pues hoy un ángel bajará a la tierra y hará feliz a estos dos.
La reina del silencio.
Sus manos pasan por sus labios, sus lágrimas recorren su bella cara, pero a pesar de su belleza, tiene defectos y aquello es el silencio, algo que la vuelve loca a tal punto de no querer romperlo, es por ello que fue nombrada como la reina del silencio, sin soltar palabra alguna vuelve a su habitación para dormir sin inquietudes
Mi amigo Mitra.
Logrando sentir fuertemente aquella sensación que provoca un ardor en su pecho, las lágrimas no cesan, su garganta comienza a secarse en busca de algo para beber, pues su cuerpo deshidratado se lo pide, algo salado toca sus labios, comenzando a darse cuenta de la situación, frente a sus ojos algo espantoso que llegará a ser su pesadilla por meses. Un grito horrorizado y agudo se logra escuchar salir de aquellos labios que antes estaban sellados con mucha presión, aquello lo tiene sumamente horrorizado. Un líquido negro con toques rojo carmesí atraviesa la puerta, la figura de un hombre desnutrido de estatura media aparece en sus recuerdos, definitivamente están jugando con su mente ¿Cómo tal aberración puede existir? Aquella persona desnutrida porta un sombrero de lo que parece ser cuero, pero puedes sentir el olor a putrefacción desde metros.
– ¿Q-quién eres? – Balbuceo con temor en su mirada y voz, aunque por dentro lo que más le aterraba en ese momento es el ver sin tener ojos, aunque las cuencas vacías podían ser rellenadas con aquellos dos órganos que acaba de arrancar de su presa, tan vital para esa pobre criatura que fue brutalmente masacrada frente a él.
Aquella gran y marcada boca con sobresalientes dientes afilados logra estructurar una palabra pese a la dificultad de su mandíbula. – Mitra. – El ser extraño se acerca, colocando el orificio en el que debería estar su nariz cerca del muchacho a su alcance, realizando algo similar a olfatear. El solo recordar la voz de aquel hombre, tan gélida y gutural que solo puede pensar en el horror que debió sentir la persona asesinada.
Sus ojos, al estar cerca de “Mitra” se cierran culpa del asqueroso olor a muerte, al abrirlos solo puede ver oscuridad hasta que encuentra el interruptor de la luz, dándose cuenta que la criatura que yace en el suelo muerta no era más que su pobre hijo, deformado y con una sonrisa en lo que se supone era su rostro. Corre hacía su pequeño con todo el amor paternal que pudo haber salido después de ver la realidad ¿Quién pudo hacer algo similar? Solo un Mitra*. #bocadillo
Hilo de sangre.
Mientras ella reía sus manos pasaron a la nieve la cual se estaba tiñendo de rojo, un rojo carmín. Extrañamente aquellas esperanzas de vivir una vida tranquila habían desaparecido, mostrando en ellas un deseo de luchar frente a lo que estaba pasando, pero no le quedan fuerzas. -Ayúdenme. -Dice en un tono bajo esperando que alguien le ayudara con la situación, no podía soportar el dolor y sentía como iba desapareciendo poco a poco. La chica frente a él estaba ansiosa por ver como el cuerpo iba a ser consumido por la bestia que ejercía dentro de su corazón.
Mentiras de amor.
Un confuso sueño, uno donde la vida da felicidad, con lágrimas congeladas, sin poder respirar. Las nubes bailan a mí alrededor, su suavidad me hace querer despertar y que aquel dolor desaparezca, no encuentro lógica a aquello que me atormenta pues a pesar de estar en el cielo me siento en el infierno.
Necesito recordar lo que era sentirse vivo, estoy tan cerca de encontrar la paz, pero cada vez el mundo a mi espalda me arrastra a la realidad. – Déjame ir. -Sonreí mientras la nieve del frío invierno cae sobre mi cara. – Déjame ir, amor. – Digo finalmente para volver a aquella cama en la que he sufrido miles de pesadillas. – Te amo. – Aunque sea una mentira.
Llave del infierno.
El dolor en mi corazón es indoloro, a pesar de ello mis manos se mueven hacía la llave que guarda miles de recuerdos buscando abrirlos sin piedad, a pesar de querer perderme en mi mente y simplemente morir a manos de mis propios deseos. No lo entiendo, los sueños ahora solo son pesadillas que en algún momento me llevaran a la dolorosa realidad, dónde las personas desaparecen sin dejar una estela, no somos estrellas y eso está claro, aun así ¿Qué sentido tiene llorar? No caeremos en nuestras mentes por puro placer. – Simplemente no quiero. – Dijo una persona mientras era empujada a aquel vacío llamado depresión.
– Lo siento. – Grite con fuerzas necesarias para mover el mecanismo de defensa que cada humano tiene implementado. – No lo soporto. – Volví a gritar mientras aquellas manos ya tenían las llaves para hacerme navegar en el mar de malos recuerdos.
Empalago.
Mis manos tomaron las tuyas mientras el viento soplaba tu cabello, una escena empalagosa de las que provocan muchos celos. Te miré con dulzura mientras una sonrisa te regalaba, cada noche espero que se haga de mañana, verte me encanta y estoy triste cuando es hora de irse. Tu sonreíste y sentí como me volví a enamorar, dicen que el corazón es ciego y quizás lo sea, pero de ello no tengo miedo.
El increíble amanecer se acerca, que suerte de tenerte cada día a mi lado, pensando en ti he estado, desde el día a la noche o quizás de sol a sol, pero me encanta que vivas en mi corazón. Cada suspiro cada sonrisa dirigidas van hacia ti, como luces encantadoras, pues he puesto mi esfuerzo y amor en ello, en sonreír por ti, en verte feliz y hacerte sentir lo que de verdad eres.
Esperanza.
Las luces de la noche se apagan, volviendo en la oscuridad, la flor dentro de mi alma se va marchitando lentamente. El agua ni el sol podrían arreglar este gran problema. Una de mis flores fue pisoteada y arruinada por demonios, demonios que terminaran en el infierno. Soy valiente, fui la única, pero la valentía no se forma si no has sido cobarde. Siento como miles de pétalos manchados de la roja sangre vienen en el aire, los demonios han pulido sus habilidades de jardinería. ¿Soy la única? No. Familiares, incluso personas cercanas han fallecido en la oscuridad, pero ¿Por qué tengo miedo? Miedo de volver a morir. Yo aprecio la muerte y la vida, aun así desprecio a quienes externamente intentan arrebatar algo que proteges. El miedo me consume y la oscuridad se ha roto por un hilo de esperanza.
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