Será que abro los ojos? O me quedo aquí, en silencio.

A lo lejos escucho aves y dan señales de vida, creo que es temprano, provoca un cigarro y un café.

Y si cierro los ojos? Volveré a retomar el sueño? O mejor lo llamo pesadilla?; no quiero seguir corriendo, hay mucha gente y él llora, se siente perturbado. La angustia y la sensación de libertad peleaban en mi interior, como dos mujeres luchando por el mismo hombre a ver quién se lo gana.

Por fin estoy aquí en paz! En mi zona de confort, aquí eché raíces, donde conozco al lobo y a caperucita, me conoce el bueno y el malo, al fuerte y al débil.

Había muchas puertas y muchas se desvanecieron; aquellas que logré alcanzar, al tocarlas se hicieron polvo. Cómo olvidar aquella gris al final del pasillo? recuerdo que se abrió sola y con ella esa cara patética de aquel payaso burlón de gran boca roja, riéndose a carcajadas de la necesidad ajena.

La vida continúa y aquí estoy, con un grado de incertidumbre bastante alto, no sé a dónde voy a llegar, solo sé que el mundo gira y nos llena de sorpresas. Ya tendré la oportunidad de ser yo quien suelte la carcajada.

Sólo nosotros, sabemos el valor de cada momento y cada lección que nos dió.

Recuerdo que aprendí que los problemas no cambian con la locación, sino que van paseando cual tripulante en nuestra mente, agarrados como garrapata a un perro sin dueño.

Qué importa cuántas lágrimas han pasado por mi rostro, nadie dijo que llorar tenía edad; tampoco a las lágrimas les importa quién soy ni qué quiero; ellas solo salen de impotencia, rabia y mucho dolor.

Hoy es Domingo, por fin puedo descansar! Mis oídos reposan del chismorreo femenino de esas cuatro paredes llamada oficina, mi olfato no tiene que oler el mal aliento de esa secretaria vejuca, y mi vista de las mugrientas alfombras color tristeza.

El mundo está de cabeza y no sé si darle gracias a la Señora Pandemia por limitar cada movimiento en nuestras vidas o por enseñarme que es muy cierto que la vida es una y que al fin de cuentas, todos vamos al mismo hueco.

Hoy me tapo la boca pero no el entendimiento, acepto que vuelve a despertar mis ganas de seguir; me provoca hasta pensar en la palabra amor, pero recuerdo que es muy extensa y peótica.

El momento es ahora, por eso estoy aquí.

Creo que es hora de levantarme, se hace tarde…

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