Hasta morir de un flechazo

A veces siento que ser rápida por ahí no es tan bueno. No me malentiendan, me encanta correr. Me siento más que plena al hacerlo. Pero cada vez la velocidad parece mayor y temo que nadie pueda atraparme.

Veo a todo el mundo frenar y muero por hacer lo mismo. Aunque no pienso dejarme herir por la primer flecha que cruce mi camino. A nadie que haya jugado bajo esas reglas le fue bien.

Conformistas, los entiendo igual.

Todos dicen que no hay sensación que iguale el tener una flecha clavada.

En lo personal, sólo recibí roces cuyo dolor exagero con tal de hacerme una idea de aquello de lo que están hablando. Incluso pospuse un par de cicatrizaciones.

Dichas experiencias me llevaron a tomar una decisión: nunca más fingir dolor. No vale la pena. Mejor seguir corriendo hasta morir por culpa de la flecha indicada.