Nuca y espíritu liberado.

Nuca y espíritu liberado.

Antonella Pizzo

24/09/2020

   París veía como Vera Segine actuaba sobre aquel escenario con un escandaloso y masculino corte pelo. Aquella obra fue todo un éxito, el público se fijaba en ese ondulado y corto cabello oscuro que paso a ser el protagonista aquella noche.

  – “¿Esta segura?” Preguntó un peluquero antes de dar el tijeretazo. La parisina no solo tenía la nuca liberada, sino también su espíritu. De repente, podía creer, darse el lujo y pensar, que ocuparía un lugar más importante en esta sociedad alocada de los años 20s, y dejar su marca para lo que vendrá más adelante.

  Se veía asomar por aquella Francia alegre, una guerra que cambió y golpeó la sociedad. Pero lo que no se dieron cuenta era que contaban con mujeres vivas y soñadoras.

  Con la oscuridad presente azotando Europa con La Primera Guerra Mundial, mujeres valientes ocuparon los lugares libres que dejaban los hombres para partir hacia su destino. Dejaron atrás aquella femineidad que debían cumplir según la sociedad, vestían pantalones holgados, camisas que hasta un tiempo atrás era propia de la masculinidad, y colgaban de sus cuellos corbatas que pronto se terminaron convirtiendo en el nuevo grito de la moda.

  -”Una mujer que está por cortar su cabello, está por cambiar su vida.” Aseguraba aquella trabajadora ocupando el lugar de su marido.

  Ya la sociedad enfrentaba un cambio que iba más allá de la guerra. Las mujeres experimentaron otro rol y la libertad a la que no estaban acostumbradas. Ya no se podía volver atrás. La emancipación de la mujer era un hecho y decía presente la igualdad de género.

  Cada vez más mujeres atrevidas se sumaban al que ya era un movimiento social y hasta tenía nombre “Garçonne“

  ¡Si! decían frente al espejo cuando segundos después los mechones empezaban a caer, como plumas que se convirtieron en alas. Esta lucha traspaso fronteras y llegó a mujeres de otros países que pronto se sumaron para hacer crecer sus voces.

  Un movimiento de mujeres queriendo crear consciencia ya sea de forma social o político, como grupo o colectivo humano, de la explotación, opresión y dominación que se dio a través del patriarcado por tantos años. Mujeres que se ven movilizadas a la acción para la liberación de su sexo y que implique transformaciones sociales si así lo requiere, no parece un pensamiento muy errado, el querer luchar por ser igual.

  Ya en aquella sociedad se respiraba la necesidad de igualdad. Se estaba abriendo una puerta que no querían que se cerrara. A partir de aquí próximas generaciones tendrían un peso sobre sus hombros para hacer que esto siga funcionando.

  La sociedad europea de los 20, en manos de mujeres Garçonne, dejó su legado. No hay tiempo para las excusas. Ya sea de la mano de un corte de pelo o de ropa «masculina» podían expresarse sobre lo que estaba ocurriendo. De aquí para adelante solo quedaba esperar a que futuras mujeres valientes se sumaran a la rebeldía femenina.

Antonella Pizzo (Instagram: modasinfrivolidad)

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