Caída la noche, imposible colgarme de un sueño, aplaco los ojos y todo se vuelve pálido en penumbras. De repente me inquieto y me vuelco hacía atrás. Adentrándome hacia un sublime descanso, pasaste por el filo de un recuerdo y antes de poder reciclar el viaje hacía un nuevo amanecer me embarco en esta idea...
Y así uno tras otro rondan los desconcertantes recuerdos de mi niñez. Platos incomibles de los que no podía levantarme de la mesa sin terminarlos y me libraba con el fácil pero muy precario recurso de arrojar la comida al suelo en la cocina solitaria, exámenes desaprobados que hacía firmar en el último instante antes...
El amor es oscuro… pienso en esto cuando me aferro a tu recuerdo… cuando pienso en las promesas vacías, no hay nada que pueda curar este sufrimiento debido a tu daño. Te recuerdo como alguien a quien amé y a quien ahora odio, ¿tal vez?… y se siente amargo, haber sentido tanto y haber recibido...
De todos los cumpleaños que llevo hasta ahora, y ya van casi cincuenta, del que tengo un recuerdo más feliz es uno cuya celebración apenas si duró un par de minutos y solo vino a verme una persona. Tras las delicias de los cumpleaños de mi infancia pronto adquirí el desamor por celebrarlos. Así que...
Esta mañana vino una clienta a la oficina a retirar unos alquileres. Me había olvidado que venía, no tengo un día de esos en que estoy con todas las luces. Tampoco la agendé, pero eso no importa si no tengo a nadie más que venga. Desde hace unos meses, antes de la cuarentena, noté que...
... Pero, me descubrí seria en otros momentos del repaso. No sonreí, ni sentí las mariposas en el estómago, supongo que, aquel brillo de mis ojos también se fue... ¿Por qué? Si te quiero tanto.