Crono-taxidermia

Acudimos frenéticos al acecho del presente, ansiando poner nuestras manos sobre su cuello y asfixiarlo hasta convertirlo en un hermoso recuerdo. Inmóvil, muerto. Disecado ante nuestra ilusa fantasía de que aquel pedazo de realidad ya no puede hacernos daño. Pero los fantasmas existen, son exhalados por la carne añeja de todos aquellos recuerdos que nos hemos dedicado a coleccionar. Pronto el hedor se vuelve insoportable y la melancolía venenosa. Pronto nos encontramos conformados por más momentos muertos que momentos por vivir, y entonces nos tornamos cementerios ambulantes.

Etiquetas: melancolía recuerdo

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