Y viniste así sin más, con tu sonrisa de medio lado y tu andar calmoso. Viniste, sí, tan celeste como resplandece el cielo de nuestra adorada ciudad y no pude evitar dejarme caer en tus brazos sin siquiera notar el cansancio de inestables noches de mente alborotada.Vienes y me pregunto cómo haces para que me deje...
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