El arte de enjuiciar a ciegas -DN
—No me tomaría un café con él. Lo siento, no lo trago. Además me queda una sensación amarga. Sonaba a risa cómplice en aquel salón. Efusión de vida que me contagiaba. Era viernes por la noche. Habíamos retado al tiempo durante toda la semana y al fin un remanso donde respirar el momento. Las tres...