Innovación
Él ya estaría tomándose un daiquiri en el Malecón con la otra, eso seguro. ¿Y ella… qué podría hacer? Mientras dudaba si apretar o no el portero automático, pensó en lo que la esperaba en los próximos días: una espiral infinita de llantos, suspiros y consuelos para acabar resignándose al abandono después de tantos años...