Él ya estaría tomándose un daiquiri en el Malecón según mi registro mental de su viaje.
Me dispongo a redactar un listado de cosas por hablar a su regreso.
Sus perros y mis gatos.
Los viajes sin aviso,
y los que avisa.
Las imprevistas roturas del utilitario.
Las reuniones en casa de clientes.
Las horas de más en su estudio,
y las otras en el bar.

Los… no puedo tengo que trabajar.

Mis largas horas de soledad,

y la soledad en las compras del súper.

Los ahora vuelvo.

Los después lo hablamos,

y las invariables noches de sexo los martes y los viernes.

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