Allà vamos.
Làstima que no haya billetes para maniquíes y tengas que viajar como las piezas del tetris. Quizás sea mejor así, porque hubiera terminado cediéndote el asiento de la ventanilla y pasaría todo el viaje odiàndote y odiàndome por perderme el paisaje. No sé lo que va a pasar a partir de ahora. A lo mejor...