todavía recuerdo su inquietante mirada cuando llegó a aquella estación de trenes, que estaba tan vieja y descuidada que daba terror. Se metió entre la gente sorteando sus pasos pero sus ojos estaban dando tantas vueltas que ya no sabía cuántas mujeres buscaba igual a ella. Lo curioso es, que no sabía nada sobre su aspecto. La causalidad hizo mella en él…

Sí, un sueño con el que él había enloquecido porque el señor del árbol de los nísperos le dijo que si su sueño ocurría más de una vez es que no era un sueño y allí la esperó…

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